5. IGLOO – «Elévame»

«Otoño en Agosto» (2000) es uno de los discos más potentes de Niños Mutantes. Gran parte de esa fuerza reside en su comienzo con este «Elévame«, una canción sin fuegos de artificio, directa y ruda.  Las distorsiones en este disco se presentan de manera descarada y sencilla; «Florecer» y el trallazo titulado «No quiero bailar» son claros exponentes de la versión más rockera de Niños Mutantes.

Niños Mutantes: «Nuestra vida musical cambió cuando entramos a formar parte de ERNIE, que es como decir Josiño Carballo. Carballo, en gallego, significa olmo. Es un árbol fuerte, que sujeta muchas ramas. Nosotros somos una de las ramas que salen de ese tronco. La rama de al lado, desde hace muchos años, se llama IGLOO
IGLOO es una rama fuerte en ese árbol. Una rama que aguanta la lluvia, la helada y el sol abrasador. Son como nosotros: unos enamorados de la música, unos yonkis de hacer canciones, de defenderlas en los escenarios.
Otra de las alegrías de las MUTANCIONES es tenerlos a ellos haciendo “Elévame”. Para nosotros es un regalo muy especial que hayan elegido una canción de una de las épocas más olvidadas por nosotros mismos. “Otoño en Agosto” es un disco al que volvemos poco. Puede que injustamente. A ellos les sienta mucho mejor que a nosotros el guitarrerismo militante que hace falta para tocar esas canciones. Digamos que la canción parece más suya que nuestra, les encaja mejor. 
Puede que sean de los pocos seres del Universo que han entendido de qué iba una canción críptica. Metamorfosis. Su versión tiene una de las progresiones más curiosas de todas las que nos han llegado. Empiezan cerca del original. Yo creo que lo conocen mejor que nosotros. Y lo mejor es cómo van despegándose del “Elévame” mutante hasta llevarlo al “Elévame” de Igloo. Hacen un viaje que empieza cerca de Granada, por ejemplo, en Pontecaldelas (Pontevedra). La metamorfosis se sitúa en el ecuador. Hay que oírlo para entenderlo. Digamos que al llegar a ese ecuador la canción viaja miles de kilómetros hasta sus tierras polares, en la que sólo se puede ser un esquimal con los ojos acostumbrados al blanco infinito. Estoy convencido de que oyeron aquél disco nuestro muchas veces. Es emocionante darse cuenta del cariño que puede haber detrás de una versión. Nosotros también somos un poco esquimales, nos reconocemos en los territorios de IGLOO.
Gracias compañeros. Es un orgullo formar parte del mismo olmo. Un abrazo de nuestra rama a vuestra rama.«