11. Nada Surf – «Barronal«

«A ver. Imaginad que tenéis un grupo. Que lleváis 20 años tocando. Que tenéis la impresión de seguir creciendo siempre. Como músicos. Haciendo canciones. Viendo a cada vez más público en los conciertos. Qué suerte, ¿verdad?
Sigamos. Resulta que un día os dan una sorpresa muy grande. Más de 20 grupos han grabado versiones de tu grupo. Y tú no te habías enterado de nada. Y te encuentras con que gente a la que admiras, gente a la que quieres y gente que no conocías pero que tiene un talento enorme han hecho suyas tus canciones. No se puede tener más suerte, ¿cierto?
Pues ahora ponte en lo siguiente. Cuando tu corazón ya se había tranquilizado del sobresalto de las versiones, resulta que te dan una última sorpresa. NADA SURF han hecho una versión de una de tus canciones. ¿Te lo crees?
No puede ser verdad. Es una broma.
Nosotros hemos tenido que creérnoslo. Recién aterrizados después de llevar un mes flotando por la emoción de recibir tanto cariño, estamos otra vez en órbita. Nos van a matar. De alegría, claro.
Como todos los de nuestra generación, nos quedamos enganchados a Nada Surf con el “Popular”, que irrumpió como un tsunami en las radios del 94 y del 95. Y luego el “Proximity Effect” nos hizo polvo, especialmente con una canción tan increíblemente bella como “80 windows”. Siempre han sido perfectos. Sus canciones, sus coros, su pegada. Directos al corazón.
Hemos tenido la suerte de verlos varias veces en directo, y son el ejemplo perfecto de un grupo profesional pero que a la vez siente la música con pasión y la transmiten derrochando energía. Una vez en Aranda, en una fiesta pre-Sonorama, pudimos comprobarlo muy de cerca teloneándolos. Dimos un poco el espectáculo en camerinos. Empezamos a hacer percusión flamenca golpeando unas mesas. Debieron de asustarse y se asomaron a ver qué pasaba. Estuvimos hablando un rato. En vez de cabrearse, se vinieron a tomar una copa.
Nos llevamos una sorpresa. Nos conocían, y nos escuchaban. Alguno de ellos (no recuerdo cuál) tuvo una novia austríaca de Erasmus en Granada que empezó a oír Niños Mutantes y se los puso a los Nada Surf. Increíble, pero cierto.
Y ahora esto.
Matthew, uno de los mejores cantantes que existen, canta una canción como “Barronal”, que es un testamento explícito. No soy una persona valiente, así que aún no me explico cómo dejé mi última voluntad en una canción. Encontré un sitio en el mundo en el que me gustaría quedarme para siempre, por la paz que allí he encontrado en cualquier situación. Me siento afortunado, no sólo en la música. No puedo quejarme de casi nada. Pero todos llevamos nuestras mochilas de mierda, nuestras noches de insomnio, nuestras cicatrices. Barronal es el territorio en el que mis penas se diluyen en la inmensidad de un mar transparente, en los restos de los volcanes, en las formas que los milenios dejan en las rocas castigadas por el sol, el viento, las olas y las erupciones. Ante eso, te haces pequeño, y, a la vez, te haces grande, porque formas parte de todo. No hace falta pensar, se entiende respirando, te entra por los poros.
Matthew canta “Barronal”. Me encantaría llevarlo a mi playa y hablar un poco de la vida, tiene que ser un buen tío, es imposible que con esas canciones y esa voz no haya detrás alguien sensible a un lugar tan puro.
En fin.
Gracias.
A todos los que han participado en MUTANCIONES.
A Josiño Carballo, que ha tramado todo esto en la sombra y que nos quiere tanto. Nunca tendremos palabras para dar las gracias por este regalo.

El 16 de abril intentaremos celebrarlo por todo lo alto en La Riviera.»