16. RICARDO VICENTE – «Mejor morir de sed que ir a lo fácil«

En 2011 Niños Mutantes publicaron «Animales» un maxi Ep que repartieron en sus conciertos donde estaba incluida esta canción «Mejor morir de sed que ir a lo fácil«. Un año más tarde con la publicación de «Náufragos» se incluiría esta misma canción pero esta vez bajo el nombre de «El Pozo«:

Niños Mutantes: «Hay cosas inauditas. Llevamos 20 años dando vueltas con una furgoneta, pisando escenarios y festivales, conociendo gente, haciendo amigos (y algún enemigo), y resulta que aún no conocemos a Ricardo Vicente en persona.
Es curioso. En los últimos meses nos habíamos fijado mucho en él. Seguro que no somos los únicos. Sus canciones y su voz se salen en “Hotel Florida”. Y sus colaboraciones con Carmona en Radio 3 nos alegran la mañana a los madrugadores. Un profesor de filosofía puede ser un kalashnikov con culata de cuchillas o un amigo de vino y abrazos. Richi parece más bien lo segundo. 
Las MUTANCIONES nos están dando sorpresa tras sorpresa. Una de las mayores ha sido la versión de Ricardo. Justo ahora que hablábamos de él resulta que aparece una versión suya. Y encima, de “Mejor morir de sed que ir a lo fácil”, también llamada “El Pozo”.
Esta canción nos hizo sufrir mucho. Tiene dos nombres y dos versiones. Eso ya indica algo. Si no es la mejor letra que ha salido de Niños Mutantes, estará entre las dos o tres mejores. Pero no sabíamos como meterle mano. Empezó como una cosa de guitarra y voz, cantautoril. Pero queríamos darle un vehículo más grande. Y nos pasamos. En vez de hacerle un coche bonito y sencillo nos salió una especie de limusina rosa fluorescente con asientos de cuero blanco. Nos quedó un poco ampulosa la instrumentación que le hicimos como penúltima canción de “Naúfragos”. Y yo la canté con tantas ganas de darle sentimiento que lo mismo me pasé, además de haber introducido una pequeña variación en la melodía al final que me recuerda a uno de los grupos que menos me gusta de la historia. Un segundo que me duele. No diré más.
Y aún así nos gusta la canción, porque cuenta una historia llena de moralejas de la vida salvaje. Algo así.

El caso es que la canción estaba en el semiolvido, entrando en “la nada”, si estuviéramos en “La Historia Interminable”.
Y llega Ricardo y nos deja con la boca abierta. Fíjate que lo difícil va el cabrón y lo hace fácil. Empieza con el arreglo final. Buena idea. Le cambia el compás. Mejor idea. Y la canta con el corazón y los huevos. Ole. Y la banda suena perfecta y convencida (el otro día iban varios de los artistas en la expedición de Tachenko en Granada y entendí lo bien tocada que está: se lo habían pasado bien).

La palabra para definir la versión vuelve a ser emocionante. Muy emocionante. Sonrisa, pelos de punta y, como dice Andrés, lagrimilla al borde del área. La primera vez que la escuché estaba en la cama con los cascos y me hizo muy feliz.
Y encima al final de la canción entran unos coros gloriosos, y dices, ¿de dónde se ha sacado esto? ¿Son los Beach Boys? ¿Son The Shins? ¿Crosby, Stills, Nash & Young? NO, coño. Son las Baccara.

Qué grande eres Richi. Qué ganas de conocerte. Vamos a hacer buenas migas.»