10. Mama Baker – «Ítaca«

 

«El pasado es un prólogo, dijo Shakespeare. Y Mama Baker son el prólogo de Niños Mutantes. En realidad son mucho más que eso. Después de 20 años, mutanciones probablemente no tendría sentido si no apareciesen ellos. 

La vida es como una sucesión de imágenes que muchos solemos guardar celosamente en álbumes para el recuerdo o simplemente en algún rincón de la memoria. Las primeras imágenes siempre aparecen algo más borrosas, con los bordes gastados de tanto manosearlas o amarillentas por el paso del tiempo, pero enmarcan escenas y momentos capaces de hacerte volver una y otra al pasado, a veces muy remoto. En ellas puedes ver las caras pueriles salpicadas de acné, las primeras poses que apuntaban maneras de rocanrol-star, muchas risas, pelazos y chaquetas de cuero de tallas xxl para la época. El denominador común de todas esas imágenes es que destilan coleguismo pandillero a granel, amistad incondicional, de la que sabes que no tiene fecha de caducidad. Cualquiera que tenga acceso al álbum mutante podrá comprobar que en las primeras páginas siempre están los mabaker. Aunque más bien es justo al revés, son los mutantes los que aparecen en el álbum de mabaker. Lo mismo da que da lo mismo. Pero si algo está claro es que sin Mama Baker no existirían Niños Mutantes. 
Ocurre lo mismo con la música, puedes estudiar tu existencia como una sucesión de sonidos. En nuestro caso, se archivan en cintas de casete con diseños de portadas de dudosa calidad artística personalizados con bolis bic, a veces en varios colores, fotocopiados en series de pequeñas tiradas que a día de hoy las convierten en joyas de valor difícil o imposible de cuantificar. Aquellas primeras maquetas se componían de canciones que quizás hoy suenen a rayos pero que contienen recuerdos capaces de erizar los pelos de un erizo con tan solo una escucha. Hay quien dijo, “no cuentes los años, cuenta los recuerdos”. Si así fuera, mama baker y niños mutantes serían grupos milenarios. Y explicar una historia milenaria en una cuartilla de papel resulta sumamente complicado. 

Pero dejemos a un lado los recuerdos y volvamos al presente. Mmb siguen formando parte esencial de nuestras vidas, de nuestro día a día. A nivel amistoso, es difícil decir dónde acaba uno y empieza el otro, es más bien una misma cosa, un mismo clan. A nivel musical, aunque se separaran hace años después de una brillante aunque injustamente poco reconocida carrera, alguna vez quedan en el local de ensayo para matar el gusanillo con una sobredosis de decibelios. El local de mamabaker y de mutantes siempre ha sido el mismo. Migue mutante sigue siendo Migue mabaker. Nani abandonó la formación original y en su lugar entró Tacho, poco después que 091 abandonaran los escenarios. 
Tal vez por eso de que de higos a brevas les da por volver al ensayo, no nos extrañó demasiado verlos aparecer hace unos meses. El tema de que comenzaran a hacerlo con cierta asiduidad me hizo suponer que algo tramaban. Como fan incondicional del grupo y como amigo suyo intenté ir a un ensayo. A parte de un deleite para mis oídos, un ensayo de mmb supone una fiesta. Vi cierta reticencia y no quise ser persistente. Y en el fondo me alegré, sin duda era la razón de que maquinaban algo importante. He de confesar que siempre he anhelado una vuelta de mmb a lo grande, como merecen. Pero no era eso. Todavía… 
Poco después descubrimos la razón. Mama Baker preparaban una mutanción. Llegado a ese punto, me daba igual la canción que eligieran, el mero hecho de volver a oír una grabación suya me producía nervios. Fieles a su esencia, han convertido Itaca en algo con sello inconfundible, pasándolo por el tamiz de Pavement, de Sonic Youth o de Yo La Tengo. Volver a oír la voz de Dani, las guitarras trenzadas de los Haro, la precisión y el buen gusto de los bajos de Antonio y el ritmo inconfundible de Tacho supuso una hemorragia de placer. O como les dije a ellos, fue como sufrir una regresión mental a tu más tierna adolescencia de una sólo hostia en forma de canción. 
Cualquier razón para volver oír a mmb es buena, pero hacerlo de esta forma ha sido brutal. Además, es un modo de alimentar mi teoría de que son una banda en hibernación, que cualquier día pueden salir de su madriguera y contagiar con su arte a todo el mundo. 
Yo sigo esperando… 
Mientras tanto, nos seguimos disfrutando, nos seguimos admirando y nos seguimos queriendo.«