Iván Ferreiro regresó a Las Noches del Botánico con un repertorio basado en su último trabajo ‘Trinchera Pop’
Esas palabras con las que nos saludó al llegar, pese a la sonrisa y el brillo en los ojos que transmitían sinceridad, nos hicieron temer lo peor. “Teníamos muchas ganas de hacer este concierto. Este repertorio os va a gustar (…) Quizá no sea el que esperáis, pero yo creo que os va a gustar”.
Era inevitable pensar en ese mismo escenario, en ese mismo entorno, en un ambiente completamente distinto, dos años atrás: se retomaban Los Conciertos del Botánico y, pese a las ganas de concierto que todos teníamos, público y artistas, supongo que enfrentarte a una platea de mascarillas sentadas y distribuidas en ordenadas filas, te puede quitar las ganas de hacer un concierto guitarrero o, incluso, llegar a pensar que a los presentes no les apetecería un concierto animado.
No fue un mal bolo aquel de 2021, pero, ciertamente, no el que esperábamos. Por ello, esas palabras produjeron inquietud. Pero ahora estamos en 2023, las sillas se limitan a la grada, apenas se ve alguna mascarilla en el evento, y a los que estamos de pie ya no nos preocupa la distancia de seguridad. Iván y su hermano se presentan acompañados de una estupenda banda (incluido el ubicuo Ricky Faulkner) y eso no se puede desaprovechar.
Y no lo hacen. “A veces desabrocho el cinturón…” Iván deja salir los primeros versos de ‘Canciones para no escapar’, corte con el que abre también su último trabajo, el notable ‘Trinchera pop’, una perfecta síntesis de la carrera de Ferreiro en la que se cruzan todos los caminos recorridos por el artista. Estructuras de rock adornadas con tintes electrónicos y una pátina de pop optimista y accesible.
El gallego apostó todo a grande, tocando el disco de forma íntegra y casi en orden, interrumpido de forma estratégica y sabia por otros temas emblemáticos de su etapa en solitario y, por supuesto, de Los Piratas. De esta era nos concedió hasta 5 canciones, incluidas las celebradísimas ‘M’ y ‘Años 80’; esta ya en los bises, contribuyendo al delirio nostálgico colectivo y acompañado del brillo de cientos de pantallas en el aire.
Como es costumbre en él, hubo espacio para invitados especiales como Ángel Stanich, cantando a dúo ‘El pensamiento circular’, y para visitar otros momentos relevantes de su etapa en solitario como ‘El viaje de Chihiro’ o ‘Turnedo’, con la que hubiera sido fácil terminar. Pero apostó por cerrar con ‘En las trincheras de la cultura pop’ y se llevó el premio gordo del aplauso sincero.
En las canciones de Ferreiro se entreveran la melancolía y ataques de furia contenida en formatos de medio tiempo, a los que da forma con esa capacidad para dotarlas de intensidad. Tantas veces acusado de triste, supo mezclar en el recital los temas más poperos y alegres con aquellos más intensos y profundos, rompiendo las barreras entre el tiempo y la distancia.
No se sabe si las piezas del puzle no eran las esperadas, pero, sin duda, eran las que mejor encajaban en una calurosa noche que demostró que el músico está en un gran estado de forma, transmite energía y demuestra haber salido triunfante de esa lucha en las trincheras musicales.
Fotografía: ©Víctor Moreno ©Las Noches del Botánico
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Yago Hernández
Redacción