‘Trinchera Pop’ (2023)

  • Iván Ferreiro
  • ⭐️ 9/10
  • Warner Music Spain

El esperadísimo último trabajo de los gallegos es una caja de sorpresas dispuesta a dejarse abrir a la interpretación de cada oyente

Sonará a tópico decir que el último es el mejor trabajo de X artista, pero en el caso de Iván Ferreiro es difícil echar por tierra que cada disco viene con un arsenal del bueno para que la euforia previa a toda publicación se convierta en documento fehaciente de que sí, lo ha vuelto a hacer.

Durante las últimas semanas ha habido quien se ha reservado un ratito para degustarlo sin vencerle las prisas del momento (máxime en una época en las publicaciones de discos parecen caducar a la semana de salir) y empatizo con la sensación buscada de disfrutar de algo que se aventura necesitado de cierto reposo… Quizá es una protección anhelada por todos: que la inmediatez no mate a la emoción.

No me duelen prendas al asegurar que desde la primera escucha de ‘Trinchera pop’ (con los anticipos que ya habíamos recibido como la deliciosa ‘En el alambre’ o la sorprendente ‘La humanidad y la tierra’) es un disco que consigue lo imposible: sonar a Iván Ferreiro añadiendo motivos distintos, sin que el juego haga que el oyente se sienta defraudado. Cada corte es una sorpresa donde lo nuevo sabe a conocido sin perder la frescura. ¿Cómo se logra? Ni idea, si hubiera que echar mano de literatura podríamos decir que las meigas mais habelas hainas y que ayudan a los hermanos gallegos a superarse, una vez más, pasados 7 añazos desde su anterior trabajo, ‘Casa’, donde ya se respiraba una madurez musical y que ahora se vuelve más juguetona si cabe entre sintes, samplers de temas clavados en nuestro cerebro (como es la banda sonora del programa de Félix Rodríguez de la Fuente) y una voz de Iván que, pese a no considerarse cantante, hace que nos transportemos entre unas emociones y otras dando fuerza a aquellos momentos donde es necesario y paz cuando la canción lo permite.

‘Trinchera pop’ se ha grabado entre su estudio, Dondenoshabidusientan, y La Casa Murada, bajo la producción de Ricky Falkner. En él se aprecian múltiples universos sonoros que en una primera escucha pueden resultar chocantes y abrumadores (mejor ejemplo que  ‘La humanidad y la tierra’ no hay, pero también es algo muy presente en la grandiosa ‘En las trincheras de la cultura Pop’). Es un disco donde Iván y Amaro filosofan más allá del amor, tan manido en lo musical, para explorar otros terrenos donde prima el reciclaje con frases de libros, de podcasts (‘Trincheras de la Cultura Pop’ de Elisa McCausland y Diego Salgado) de canciones pop y hasta de Vivaldi.

Empieza el LP con la envolvente melodía de ‘Canciones para no escapar’ y es la trampa perfecta donde ya hay guiños a la actualidad como aquel verso que menciona «los trasteros de esta ciudad» y donde ya se construyen las trincheras donde habremos todos de guarecernos durante el resto del disco. Con guiños a Los Rodríguez («pero igual no tengo a dónde ir» como cantaba Calamaro en ‘A los ojos’) que nos avisan de que estemos atentos porque habrá más referencias, más juegos escondidos en unas canciones que han sido cocinadas a fuego lento. Si hay una canción que ejemplifique que la música es una trinchera donde protegerse si las cosas van mal, es ésta.

A más de uno nos habrá pillado con el pie cambiado cuando se lanzó el segundo single. Y si hay una canción sorprendente en el disco y que a cada escucha gana más puntos es ‘La humanidad y la tierra’, donde Ferreiro conjuga con maestría la trepidante banda sonora televisiva con los coros de Tanxugueiras creando un himno redondo con un tema tan necesario como la ecología. Diríase que no es una canción al uso del gallego y sin embargo resulta imposible no terminar encajándola como una más. Es adictiva, es bailable, es todo lo que no esperábamos de los Ferreiro y sin embargo nos engancha de forma irremediable. Quizá no sea un tema que a la primera escucha cautive, pero dale dos oportunidades más y te taladrará la cabeza.

Ese mismo espíritu de defendernos contra la cultura de la basura se ha llevado también a la parte física del disco con una edición especial donde las fundas de vinilos son recicladas de otros artistas y que se han convertido en otra capa de juego para que los fans descubran y disfruten de los discos originales que envuelven su vinilo (podéis seguirlos en este hilo de Noel Turbulencias en Twitter).

‘Dejar Madrid’ es buen ejemplo de ese remanso de melancolía donde la voz del mayor de los hermanos Ferreiro se muestra dulce y pausada, con sabor a despedida; similar registro al que encontramos varios cortes después en ‘La gran belleza y juventud’, con reminiscencias a la filmografía de Sorrentino.

‘En el alambre’ es el soneto del disco, la canción perfecta a la que Iván Ferreiro nos tiene acostumbrados y que nos hace sentir en casa con una profundidad apabullante. Con reminiscencias a ‘Relax’ de Piratas (las maquinitas no han vuelto a abandonar al músico y son parte del éxito de esos mundos sonoros donde nos invita a refugiarnos), la letra es una de esas maneras de hacerte salir de la cama aun cuando el día parecía perdido: ese cambio de ritmo que arranca con «Y empieza la mañana / y comienzo a atraversarla / y si esto no se puede parar» es el punto de inflexión para agarrarse con fuerza y asumir que, a veces, lo más inteligente es rendirse.

Como casi siempre ocurre en las canciones de los Ferreiro, se pueden escuchar de una manera o la contraria, desde la insatisfacción o desde el alivio, desde la tranquilidad o desde la rabia, y siempre funcionan (los Ferreiro han comparado esta forma de componer con la labor del sastre que ajusta el traje a cada cliente). El quinto beatle en todas ellas es el oído que las escucha y termina de pulirlas en cada uno.

‘Pinball’ se erige como una de las favoritas del disco, donde la voz de Iván se robotiza y, mantiene una base rítmica constante que la hacen toda una delicia. Un tema diferente donde los haya, atípico y sumamente pegadizo dentro de un disco donde ya de por sí es difícil destacar y, sin embargo, tiene una entidad propia que la hace brillar.

‘Los puntos de Lagrange’ vuelca de nuevo su amor por la ciencia en una canción mucho más dulce, más desnuda, donde los Ferreiro nos obligan a ponernos las pilas y estudiar: se llama así a las posiciones en el espacio donde las fuerzas gravitacionales de un sistema de dos cuerpos (como el Sol y la Tierra) producen regiones de atracción y repulsión. Una canción que habla del deseo de desaparecer y donde volvemos a sentirnos como en ‘Inerte’, ingrávidos y serenos dentro de esa soledad cortante.

Llega el LP a la recta final con un tema titulado ‘Miss Saigon’ y que fue uno de los primeros que Iván empezó a perfilar. El disco termina con otro gran himno que quita la respiración bajo el título de ‘En las trincheras de la cultura Pop’ que nos hipnotizó durante su estreno en Radio3 con Iván Ferreiro cantando a pleno pulmón, aunque quienes acudieron a los conciertos de su anterior gira ya la conocían. Otra vez la idea de reciclar, ahora lo musical, con Max Ritcher revisitando a Vivaldi en su disco de 2014 y Ferreiro haciendo lo mismo con el ‘Recomposed’ de Ritcher para hacernos volver a disfrutar de ‘Las cuatro estaciones’ y acabando con una voz empoderada de Iván. Un cierre perfecto para un LP que aún habrá de darnos muchas alegrías en directo y quedará sin duda como uno de los más recordados del artista.

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Rocío García

Rocío García

Redacción