Entrevista con Zahara

Jana Bahrich domina el escenario tanto como el rock de autor contemporáneo

Quien conozca bien la escena underground madrileña nombrará Sala Maravillas (antigua Nasti) como uno de los principales hervideros de la música alternativa de la ciudad desde hace más de 30 años. Por allí han pasado desde Los Planetas (la friolera de 31 años, en abril de 1993), Australian Blonde, Sexy Sadie, El Inquilino Comunista, Señor Chinarro, Los Punsetes, Triángulo de Amor Bizarro o Chico y Chica, por citar algunos.

El martes 16 de abril le tocaba el turno a la banda Francis of Delirium, dentro de Sound Isidro 2024, siguiendo con la tradición de ofrecer buena dosis de música independiente en esta mítica sala de conciertos (y una de nuestras recomendaciones en Bares Indie de Madrid).

Tuve sentimientos encontrados aquella noche pues, aunque escuchar un directo en primera fila sin agobios es uno de los mayores placeres de la vida, me entristeció un poco comprobar que este grupazo aún no ha calado tan hondo en nuestro país como yo creía.

Aún así, las sonrisas de disfrute dibujadas en sus caras y ese «you are amazing, guys» de Jana en un momento de la noche suplieron mi pena.

A finales de este 2024 comprobaremos si nos darán la razón las pertinentes listas de «Lo Mejor de» y ‘Lighthouse’ es uno de los mejores discos de este año, como hemos predicho sobre estas páginas. 

La audacia de Bahrich para adentrarse en el pantanoso terreno del amor y salir indeleble debe ser innata, repercute muchísimo el talento y el talante del compositor/a para facturar un disco como ‘Lighthouse’ y ofrecer un directo con altos niveles de excelencia.

Es el mejor directo al que he asistido últimamente, todo tenía una ligereza natural.

Y al mismo tiempo, una potencia apoyada en una batería vibrante sin descanso; las ráfagas grunge y tonalidades ambient (gracias a los coros pre grabados) envolvían la sala, y el bajo interpretó la complejidad que se había alcanzado en el estudio de grabación.

Sobre el escenario, Bahrich tenía la capacidad de hacerlo todo fácil.

Admiro muchísimo a quien convierte en fácil algo que no lo es, a los ojos de quienes le observan.

La templanza de esta artista sobre el escenario es un gustazo. Consiguió que no apartásemos la vista de ella y nos mantuvo con una carga de entusiasmo equidistante a la perfección de sonido a la que llegaron como banda: el bajista Jeff Hennico, el batería Denis Schumacheel, y ella misma (guitarra y voz) sobre las tablas.

Sin inmutarse apenas, la voz afinada de Jana fue caminando por este último trabajo, dejando las expectativas altas para el final (como debe ser) cuando les llegó el turno a ‘First Touch’ (melódica en una base de pop simple que es una verdadera delicia, y con el punto naif que le da la voz de Bahrich) y ‘Something Changed’ que logró emocionar a más de uno de los que estábamos allí; este eslabón que une a todas las demás piezas de ‘Lighthouse’, o el corazón del disco (como prefiráis) tuvo un epiquísimo debut en directo grandilocuente y estremecedor al mismo tiempo.

Por otra parte, sorprendió que ‘Blue Tuesday’ y ‘Real Love’ sonaran sucesivamente de las primeras. No esperábamos tan pronto estos dos himnos, confirmando el potencial de esta banda atrincherada en Luxemburgo.

Los solos de guitarra fueron uno de lo platos fuertes del setlist. En esos instantes de autoplacer de Bahrich aparecía el shoegaze elevando, aún más, canciones como ‘Losing’ (donde el bajo sonó imponente) y ‘Let It All Go’. En esos solos es cuando más se notaba que Jana se fundía literalmente en sus melodías y nos contagiaba su éxtasis.

La imagen de sus dedos (con la ayuda del slice y cejilla en algunas) ejecutando las notas de la mencionada ‘Losing’ o ‘Alone Tonight’ era hipnótica. El dominio sobre la guitarra es altísimo para su corta edad.

‘I’m think I’m Losing’, ‘Circles’, ‘Let It All Go’ o ‘The Funhouse’ repasaron sus tres EPs de dosis fuertes de grunge malhumorado, sobre todo ‘Let It All Go’ que enloqueció la Maravillas.

Sobrecogió la melancolía de ‘Cliffs’ y traspasó la pose de Bahrich frente al micrófono. Es una de las canciones más bonitas del disco; en directo permuta y se vuelve casi tangible.

El carisma de la compositora se hizo notar al dirigirse al público en contadísimas ocasiones, siempre amable y afable, invitándonos a hacerle los coros en ‘Give it Back to Me’ cuando daba fin al repertorio (también es el cierre de su primer larga duración). La energía que se respiró nos dejó un instante de felicidad.

Pero los aplausos y las ganas de escucharlos de nuevo pudieron conseguir que hiciesen un último bis y sonase la explosiva ‘Quick Fucking Around’, sin ápice de cansancio por parte del trío, realmente agradecidos con el público español en esta gira que les ha llevado por cuatro ciudades: Barcelona, San Sebastián, A Coruña y Madrid.

Es un placer asistir a conciertos en los que todo encaja como un mecano y nada se queda al buen albedrío. Bandas como Francis of Delirium ofrecen calidad y cantidad suficientes para salir con la sensación de haber sido testigo de algo realmente épico.

 

Lorena M.

Lorena M.

Redacción