La joven banda desplegó su mezcolanza de géneros sobre el escenario y organizó una fiesta tan retro como moderna
Hace un par de semanas, en nuestra sección mensual con los discos más relevantes del mes de marzo, destacamos Eterna Constanza, el primer larga duración del cuarteto gallego Mundo Prestigio, a quienes ya tuvimos oportunidad de ver en esta misma sala hace un tiempo.
Su cadente producción de singles y EPs previas los ha traído a la capital en numerosas ocasiones, como ellos mismos nos contaban, alguna de ellas en ticket con otro artista emergente en vías de consolidarse: Grande Amore. Con él estuvimos charlando en los minutos previos a la presentación en directo de este primer disco de los de Vigo en la noche del pasado viernes.
Con el grato recuerdo de la actuación anterior todavía en nuestra cabeza y el impacto de un excelente trabajo que cumple con las expectativas creadas, nos acercamos una vez más a la sala de la calle San Dimas, dispuestos a pasar un buen rato gracias al maravilloso ciclo Sound Isidro.
Y eso fue, en esencia, lo que sucedió en los noventa minutos que estuvieron sobre las tablas: alternando los temas instrumentales (casi una temeridad en estos tiempos) con las colaboraciones habituales con las que se presentan en el estudio y en los escenarios, nos hicieron bailar y disfrutar en un bolo que fue ganando en intensidad.
Su proyecto destaca por su frescura, originalidad y capacidad de sorpresa: se trata de una banda insultantemente joven que mima y trata sonidos tradicionales del soul para darles una pátina de modernidad.
‘Paxariños’ y ‘Turututú’, los temas elegidos para el arranque, ambos pertenecientes a ese Eterna Constanza que tocaron de forma casi íntegra, nos llevan a los años 60. Son piezas más de escucha que de baile, que te sacan una sonrisa espontánea e inadvertida.
En esa misma onda, pero algo más movida, propia de un guateque, se mueve (y nos hace mover) ‘Sensaciones’, cantada en el estudio por Antía Van Weill que no quiso perderse la cita y también le puso voz en vivo.
No tardó mucho en llegar la primera sorpresa de la noche con la interpretación de ‘Marisol’, canción fuera de carta que homenajea a una artista inolvidable de nuestro país que, curiosamente, publicó en 1962 una por título ‘Mundo Prestigio’… ¿Casualidad?
El sonido de la histórica sala madrileña era perfecto; algo que pasa de crucial a imprescindible en una actuación en la que la gama sónica (sampleada, eso sí) es enorme y en la que la fabulosa base rítmica, una batería y un protagónico bajo de corte jazzístico, aporta credibilidad y sostén.
De vez en cuando abandonan ese neo soul para asomarse a la escena urbana. Por eso han grabado con Cibrán Boyanka, que inició una revolución en el escenario con su rapeado ‘Gordo’, anticipo de la juerga que se estaba pergeñando.
Poco después quien subió fue Carlangas. El exNovedades Carminha, desde el año pasado con disco en solitario, revolucionó la sala tal y como hiciera en la pasada primavera en el festival Tomavistas.
Nada comparado a lo que se vino encima en el tramo final, que arrancó con ‘Radioactividad’, una versión muy divertida y particular de la original de los alemanes Kraftwerk¸ antes de que Kiliki, Cibrán (para tocar ‘O Caseiro’ del EP Los Vengadores, que el grupo publicó en 2020) y el dúo temporal que conformaron el propio Carlangas con el inefable Grande Amore para reventarlo todo con ‘O día que volvín nacer’ (el día que volví a nacer) con el que no dejaron a nadie sin bailar.
Tras hora y media de actuación, que no nos hubiera importado que alargaran, nuestra cara era de felicidad. Salimos de la sala con esa sensación de haberlo pasado realmente bien en un festejo en el que se escuchó, no lo olvidemos, música de calidad.
Los samplers, muchas veces denostados (incluido por quien esto escribe), si se usan con mesura e inteligencia y se combinan con instrumentos acústicos, pueden dar lugar a una propuesta que suene moderna y real, como suenan estos Mundo Prestigio que graban canciones que apetece escuchar en casa y ofrecen conciertos en los que bailar y pasarlo bien.
Yago Hernández
Redacción