Entrevista con Zahara

Segundo round en la sala El Sótano que confirma el potencial de Alcalá Norte

El día 17 de abril, Alcalá Norte, la banda emergente de Madrid Este, desveló su esperado álbum debut homónimo, un proyecto que se balancea entre el postpunk, la súplica y el respeto por la historia del área madrileña en que se reivindican. ‘Alcalá Norte’ no es solo un conjunto de once canciones, sino un manifiesto que se inscribe en las coordenadas sociales de la Ciudad Lineal, ofreciendo un nuevo lenguaje para narrar la experiencia contemporánea de este distrito madrileño.

Así describe la banda su trabajo en el interior del disco de vinilo que ha editado el sello Balaunka desde el Norte de la península: «Éste es un álbum de Alcalá Norte. Benditos sean los en él involucrados. Que nos perdonen, que perdonemos, que el esfuerzo pague, que todos comamos. Que el juego no sirva a nada allende sí mismo. Que alguien sobreviva al fuego. La corte de Baco baja por la M-607; pronto llegará a la calle Elfo. Y esto será verdad todo el rato.»

El día 28 de abril fu el momento de escuchar en directo este trabajo producido por el doctor en melodías Carlos Elías Caballero y su socio Pablo Fergus, del estudio La Cafetera, que respeta la autenticidad y crudeza del mensaje de la banda.

El rock fue puntual en la sala El Sótano, un tugurio pequeño y sofocante de techos bajos que no mermó la calidad del sonido que impactó el quinteto sobre el escenario. Metido en su papel mesiánico, Rivas tuvo la batuta a lo largo de una hora larga, y condujo un show que le venía como un guante, se sentía muy cómodo como maestro de ceremonias de esta segunda cita (esta vez para medios) de presentación de un disco del que ya nos hablaron en la entrevista que mantuvimos hace poco.

Uno de los puntos fuertes de esta banda adepta de la escuela de los Burning y The Cure fue el dinamismo con el que jugaron durante todo el tiempo, sin que decayesen los ánimos en ningún momento: ya fuera improvisando una versión de sus admirados Stone Roses para salir al paso de un aprieto técnico, o con los chistes y ocurrencias que Barbosa soltaba aprovechando los huecos entre canciones.

El público respondimos pletóricos a las plegarias de Rivas cuando decía: «¿Os lo estáis pasando bien?».

Y la verdad fue que estábamos a merced de los de Ciudali, entregados a comulgar con ellos hasta el final.

Los pogos se hacían de rogar, los más memorables aparecieron en ‘La Vida Cañón’ y ‘Superman’  y justificaban el que los singles hayan sido los que más calado han tenido en su fandom.

‘La Sangre del Pobre’ y ‘Los Chavales’ fueron la primera toma de contacto para calibrar cómo iba a fluir la noche. No faltaron temazos de su primera etapa ‘Dr. Kozhev’ y ‘Arteligncia Intificial’, que nos devolvieron a un Rivas inmerso en el melancólico eco de Joy Division; y en ‘Westminster’ le abrimos un pasillo para que bajase de las alturas y nos cantase al oído.

Resaltó el papel del sintetizador, que le dio la textura exacta para que el sonido se engalanase en las muy celebradas ‘Barbacoa en el Cementerio’, ‘El Rey de los Judíos’, o ‘La Calle Elfo’ (con dedicatoria incluída a la abuela de Rivas).

Las guitarras no se quedaron atrás cuando rompió su magia la muy rockera ‘Langemarck’ o cuando se despidieron haciendo el bis con ‘Los Chavales’ y ‘La Vida Cañón’ de nuevo.

Apabullante segundo round de presentación de disco, como dijo la Voz de Alcalá Norte «también había que dar la cara hoy». El 28 de abril de 2024 será guardada en los archivos históricos del underground madrileño porque no tenemos ninguna duda de la etiqueta de grupo de culto que se ganarán de aquí a unos años estos apóstoles del postpunk.

 

Lorena M.

Lorena M.

Redacción

El Perfil de la Tostada