 
			La banda escocesa nos regaló un soberbio concierto en Shoko Madrid, dentro del ciclo Mazo Madriz, donde repasaron gran parte de su carrera con protagonismo para su último y brillante álbum I´m totally fine with it don´t give a fuck anymore
El eterno ambiente lluvioso del mes de marzo madrileño de 2025 quedará en la memoria de la ciudadanía capitalina, y sirvió como escenario para darle un barniz extra de épica y melancolía a la noche del pasado viernes.
Una discoteca transformada para estas ocasiones –hace ya tiempo- en sala de concierto, pero la primera vez que acudíamos para hacer nuestra humilde y altruista labor en representación de la tostada. La primera vez que veíamos a un grupo de culto como Arab Strap, defendiendo con convicción esta etiqueta, con un sonido y una actuación colosal de principio a fin. La primera vez en mucho tiempo que sería yo el encargado de plasmar estas líneas mientras mi compañero de fatigas y codirector de este equipo en los últimos años me acompañaba y animada desde el banquillo, como cuando nos conocimos. Y por desgracia, la última vez que dejaré aquí mi firma.
Vaya semanita llevamos de despedidas. Y es que han cambiado mucho las cosas desde que le propuse al Señor Hernández que volcara su inmensa sabiduría en este bonito proyecto que lleva funcionando desde 2012. Desde entonces, me ha pasado por la derecha y doblado en varias ocasiones, y no contento con ello se puso a organizar, junto a su socia, las estanterías y cajones de este gran almacén, que sigue abierto por amor al arte, para acabar sacándole brillo a cada una de sus baldas y llenarlas de nuevas colecciones que dan lustro y engalanan El Perfil.
La entrega final de esta colección aún está por llegar, pero mi última y modesta aportación –que no han sido pocas– no pudo tener mejores anfitriones. A las nueve en punto de la noche salían al coqueto y elevado escenario de Shoko los cinco miembros de la banda para esta gira; bajo, teclados, batería, la guitarra de Malcom Middleton y la hipnótica y cautivadora voz de Adian Moffat.
Con la luz de la pantalla gigante sobre sus cabezas iluminando la sala entera, podíamos ver sus caras, sus gestos, sus movimientos, y las entrañas de concierto tan especial como irónico en lo que a lo personal se refiere. Esta situación se prolongaba al resto de asistentes al, que disfrutaban con perplejidad de un sonido de matrícula de honor tras los primeros ajustes iniciales, y con un nivel de atención y respeto excepcionales -seguramente ayudara a ello la significativa proporción de público británico-.
El spoken word habitual de los de Falkirk, arropado por esa virtuosa maraña de sonidos cercanos al rock alternativo seminal de mediados y finales de los 90, adquiere una nueva dimensión con los sintes y programaciones en manos de Moffat, con las que tuvieron algunos problemas técnicos en la primera parte del show, pero que fueron resueltos con la naturalidad y cercanía que envolvió toda la velada.
Así sonaron desde el inicio cortes de su último álbum: la siniestra ‘Allatonceness’, la seducción de ‘Bliss’ o la recóndita belleza de ‘Sociometer Blues’, donde por momentos podrían ser The National, pero también Squid, o quién sabe si Yard Act, lo clásico, lo alternativo o lo actual caben en cualquier canción de los escoceses.
Entre bromas sobre el mal día que llevaba su frontman, iban rescatando repertorio también de sus anteriores trabajos, incluida la primigenia y fascinante ‘Girls of summer’, un pasaje ecléctico donde poder acurrucarse, despertar, danzar, aturdirte y volver a caer en sus más de siete minutos de pura catarsis.
Aterrizamos en la parte más densa del show, para nada tediosa, donde el respetable se dejaba llevar por el dócil letargo de temas como ‘Summer season’, ‘Infrared’ o ‘New birds’, estas dos últimas de su segundo y cuarto álbum respectivamente. Ha llovido, pero siguen sonando genuinas como el primer día.
Como un gran gurú de los bits, remontaron el tempo de la mano de canciones como ‘Strawberry Moon’ o ‘The Shy retirer’, para volver a caer en la anestesia de ‘Fable of urban fox’ y mecernos con la sensibilidad transformada en furia de ‘Turn off the lights’, finalizando en puro clímax un concierto que cerraron definitivamente con el preciosismo de ‘Soaps’ y la promesa de una intimista ‘Packs of Three’ con guitarra y voz en solitario. Sublime.
Cantaba Adian Moffat en ‘New Birds’ el verso “And you’ll know you’ve done the right thing”, y no tengo duda de ello. La vida te lleva por caminos raros, y en este caso bonitos, pero no siempre tiene un final feliz esperándote al llegar. ¡Buen viaje, tostis!

Iñaki Molinos
Redacción
