Nuevos Bosques (2024)

  • The New Raemon & McEnroe
  • ⭐️ 9/10
  • Cielos Estrellados

 

Segunda colaboración de la simbiosis natural y catártica entre los dos músicos

 

Cuando vió la luz Lluvia y Truenos (2016), Ramón Rodríguez -a la batuta de The New Raemon– dijo: “Escribir un disco a medias con Ricardo (Ricardo Lezón, componente de McEnroe) es algo que venía imaginando hace largo tiempo, admiro mucho su forma de escribir e interpretar”.

El experimento superó las expectativas y les reportó grandes satisfacciones porque casi diez años después repiten los mismos movimientos en Nuevos Bosques. Ha sido uno de nuestros destacados de septiembre.

Si aquel se compone de doce canciones, seis de Rodríguez y seis de Lezón grabadas en los estudios La Mina de Sevilla durante la Primavera del 2016, con Raúl Pérez en las labores de producción; este otro son trece canciones (versión en plataformas, en formato físico es un vinilo doble con dieciséis temas) sobre textos de Ricardo musicados por Ramón, que también se ha encargo de la melodía ayudado por David Cordero, Leia Rodríguez, Ricky Lavado y Marc Clos, donde los temas de uno los canta el otro y viceversa.

Esta no es la única diferencia: fue grabado en los estudios Nautilus (Arenys de Mar), a los mandos de la producción está el propio Ramón Rodríguez junto a Jordi Solans, y Cielos Estrellados ha sido ahora el sello encargado del lanzamiento del disco (recordemos que Subterfuge lo fue para Lluvia y Truenos).

Hasta cinco adelantos hemos tenido de este trabajo para hacernos una idea de por dónde iban los tiros: ‘Café en Pomona’, ‘Niño Aún’, ‘El Saltito’, ‘Banderas Rojas’ y ‘Amor Mío’.

Nos centraremos en esta reseña en la edición digital, pues todavía no hemos podido catar los 15 minutos extras de la edición física que se plasman en los temas ‘No Le Pido Mucho A La Vida Hoy’, ‘En El Lento Día’ y ‘En La Próxima Gasolinera’.

Como otro apunte logístico, los fragmentos rescatados por Ricardo pertenecen a sus obras poéticas ‘Extraña forma de vivir’ (2014), ‘Los minúsculos latidos’ (2016) y ‘El corazón es un combustible peligroso’ (2021) para crear esta nueva colaboración con su amigo.

Este dúo tiene un verdadero compromiso con las canciones y a pesar de que suene a cliché, pero no por ello deja de ser verdad, han compuesto uno de los álbumes más bellos del año.

 

En la aproximación a la figura de cada proyecto que tienen individualmente, Nuevos Bosques es un retrato figurativo de la esencia de cada uno. Ya lo hicieron en su primera colaboración, pero Nuevos Bosques ahonda más en las manías y excelencias de cada uno. Se atreven a mirarse en un espejo más profundo donde la música y los arreglos a cargo de Rodríguez, en su mayoría, encuentran su sitio en los textos de Lezón.

Si nos ponemos metafóricos, el título del disco es bastante revelador sobre su intención autoral: lo dos han decidido quedarse en otros bosques a los ya conocidos para profundizar en el relato de sus composiciones, bellas y pausadas, y escudriñar sin prisa acerca del amor (una vez más), la vida, las decisiones tomadas, los caminos escogidos, la autorreflexión… Así, ‘Era Amor’, ‘Camino Verde’ o ‘Tinieblas’ son aperturas en canal producto de una calma tras la tormenta.

‘Todos los días son Ayer’ reluce sobre las demás y es una bocanada de aire y luz sobre el disco. Es cierto que la tonalidad de voz de Ramón se agarra a las canciones más luminosas del disco; mientras que la de Ricardo lo hace en aquellas de corte más lánguido si hablamos desde la composición sonora como ocurre con ‘Banderas Rojas’, pese a tener también su luminosidad en la letra.

A lo largo de las 13 canciones soñamos despiertos con destellos de melodías (‘Viernes Noche’), miramos hacia atrás sin lágrimas en los ojos (‘Niño aún’), se nos vienen flechadas imágenes que teníamos en el olvido (‘La Bondad’) o conseguimos oler el otoño (‘Café en Pomona’).

 

La quietud la han dejado en los páramos. En los bosques donde han parado a reflexionar hay emociones en continuo movimiento y se nota que había ganas de volver a soltar amarres: Qué soy yo lo que me recuerda a ti, que despertarme con tu sombra no me impida ser feliz.

¿Para qué están las canciones sino para sanar?

 

 

Lorena M.

Lorena M.

Redacción