Asistimos al fin de gira de «Lluvia y Truenos«, álbum de The New Raemon y McEnroe, el pasado viernes, 20 de octubre, en la sala But de Madrid
Normalmente, asociamos el espectáculo musical con un contexto ocioso y, en la mayor parte de las ocasiones, festivo. Quizás sea por esto por lo que los auditorios y los teatros, con su discurso unidireccional, tengan una mínima afluencia de público. Por esto, también, es más complicado concebir un concierto de The New Raemon y McEnroe en un espacio asociado al convite.
“Lluvia y Truenos” es un álbum maduro, distendido y homogéneo. Un álbum que asocias a los momentos de intimidad, del amor más puro o el desamor más honesto: emociones que son compartidas con un núcleo reducido de personas. Por esto, participar en un encuentro colectivo de tal magnitud puede suponer, en cierta medida, invasivo. Sin embargo, el pasado 20 de octubre en la sala But, The New Raemon y McEnroe lograron dar un paso hacia delante en la dimensión más personal de la música: el diálogo, y no el monólogo, con una sensitividad bidireccional de la que todo el mundo, tanto la banda como el público, podía ser partícipe.
En cuanto a la propia interpretación, destacar el papel que tuvo Marc Clos, percusionista virtuoso que logró hacer de su marimba el elemento principal de la noche. Pese a su peculiaridad, hizo de su instrumentación el elemento perfecto para las sonoridades más remotas: desde el resquicio grunge en el primer tercio del concierto, hasta el componente minimalista del cierre, que llegó a su clímax con “Rugen las flores” y «Caballos y palmeras«.
Destacar, por otra parte, que el punto álgido tuvo lugar entre “Agosto del 94” y “La Palma”, canciones incluidas en el disco “Las Orillas”, de la banda de Getxo. De este modo, si bien el proyecto liderado por Ramón Rodríguez y Ricardo Lezón posee una gira bastante amplia a sus espaldas, el espectador no lo concibe sin la trayectoria previa de ambos.
A pesar del sabor agridulce que siempre provoca un final de gira, “Lluvia y Truenos” posee un término diferente, en tanto que su carácter se encuentra más cercano al concepto de la purga. Si la catarsis fuera rutinaria, nunca sucedería.