Entrevista con Zahara

 

Esta segunda edición de Radar Joven sigue fuerte apostando por el talento emergente

La cita con Radar Joven en 2023 es del 17 al 31 de octubre. Se ha ampliado el número de conciertos llegando a 60 en 25 salas madrileñas. Una nueva oportunidad imprescindible para descubrir a toda una nueva generación de artistas y bandas.

Las casualidades de la vida han hecho que, un año después, estuviésemos en el mismo lugar y a la misma hora presenciando la calidad vocal y musical de dos artistas femeninas en el marco de la segunda edición de Radar Joven, una de las pocas y acertadas iniciativas de la Comunidad de Madrid para que nuevos talentos desplieguen sus alas.

Si hace un año eran Marinita Precaria y Pipiolas las protagonistas, este año lo fueron dos estandartes del pop alternativo estatal: Restinga, uno de los talentos más transversales y fronterizos de este género musical y Yavy, nueva heroína del pop alternativo más frágil y sarcástico.

El Café la Palma vino como anillo al dedo para la ocasión porque, a pesar de ser un espacio reducido, es el ideal para crear el ambiente intimista a la vez que bailongo y casual que requerían sendos setlist.

Acudir demasiado pronto a un evento de estas características tiene su parte positiva y es que pude saludar por primera vez a Yavy, quien se encontraba cerca de la barra faltando pocos minutos para que Herminia Loh Moreno, o lo que es lo mismo, Restinga, subiese al escenario y chutase a todos los allí presentes la combinación de buen bedroom pop confesional y su vasto conocimiento en música árabe y oriental que le viene de cuna, pues nació en Marruecos aunque reside en Sevilla.

Últimos segundos para afinar su guitarra en un lado del escenario mientras el público va escogiendo sitio en las primeras filas, y arranca la noche con ‘Un poquito más lento’, single con el que se dio a conocer, lanzado el 14 de febrero de 2023. La letra conecta con ese espíritu de la Generación Z que habla de sus fragilidades y vulnerabilidades. Continuó con ‘Belati’, que tiene un flow irresistible, ejemplo del dominio en la música que ha mamado desde pequeña que mencionábamos antes, y se arrancó a pelo (únicamente voz y guitarra) cuando le llegó el turno a la tercera canción, que aún no lleva título, que resaltaba por la fuerza proyectada en su voz y las notas rasgadísimas en la guitarra.

Restinga tiene un sentido del humor afilado y en ‘No seas así’ dispara sin piedad a aquellas personas que se sienten cómodas en el ghosting. Nos contó que tuvo que volver a producirla y el resultado es una explosión con esos segundos finales en el que desemboca su vasto universo sonoro.

Un momento de la actuación de Restinga

‘Tokyo’, originalmente de Jhayco, la versiona y cambia el título por ‘Que se joda’ y es aquí cuando la cosa se anima y la gente se lanza a bailar. ‘Tet1’, en donde la letra vuelve a esos lugares de la canción alternativa de autor, da paso a los dos temas que componen su último lanzamiento: «انا و ياك» (que significa tú y yo en árabe) ‘Abrazaditas’ y ‘Tu y Yo’, en los que los universos del clubbing de corte world music y el de la canción frágil y sensible se abrazan.

Termina con la instrumental ‘Corn Flakes’ cargada de una buena dosis de inyecciones electrónicas que, personalmente, me dejaron con ganas de que el concierto no llegase a su fin. Ella se movía de forma pendular transmitiendo una fuerza bella. Ya tengo en mi radar a Restinga y ¡qué bien cuando descubres música nueva que abre tu mente de esta manera! y tienes la misma sensación gratificante de las primeras veces.

Impasse de tiempo para procesar todo lo que había pasado en el escenario, al menos yo, o para salir a fumar el piti reglamentario o pedir otra copa o tercio y saludar. Para eso está este momento también, claro que sí, no cuando el artista está actuando. No podré entender nunca por qué se habla en los conciertos. Personalmente me parece una falta de respeto hacia la persona que está subida en el escenario. Pero bueno, es un melón que quizá se deba abrir en otro lugar, un artículo aparte.

En este impasse, ambas artistas se ceden el relevo: una recogecable y la otra no, la otra afina su guitarra, como si de una película de Agnés Vardá se tratase.

Yavy tiene una luz especial. Te das cuenta de ello en cosas tan sutiles como la portada de su primer álbum ‘Nada que aportar’ donde aparece su cara por triplicado en el borde superior derecho, o en sus canciones que suenan, a la vez, a madera y máquinas.

Ella es muy singular dentro de la canción alternativa de autor. Sus letras no las disfraza de nada impostado o elitista, son descaradas y no le tiene miedo al espejo dejando las inseguridades, si eso, para otro día. (Por suerte) tomó el camino de la individualidad (fue fugazmente miembro de Ginebras) y puso ganas en sacar su propio proyecto, arriesgado pero honesto. Arriesgando y acertando.

Ayer 18 de octubre dejó parte de ese debut en Café la Palma y nos obsequió con un nuevo tema que aún no sabe muy bien dónde colocarlo, pues el estilo se aleja un poquito del momento en que se encuentra ahora. Fue su segundo bolo en la capital (ya había presentado el álbum en junio) pero no menos especial.

Abrió confesándonos que ‘Soy pobre (y quiero un millón)’ está basada en hechos reales, pues creyó que le había tocado el euromillón.

Su nueva canción, con tintes más rockeros, advirtió que era un experimento y gustó entre el público. ‘Solo soy feliz (cuando no tengo tiempo)’ la interpretó con un matiz diferente al disco que la hizo más pura y bella.

 

Yavy en plena actuación

Es la inventora de un nuevo género: el pop mala leche. Fue tremendamente divertida cuando nos invitó a deprimirnos a todos en ‘Nada más’ y en cómo defiende sus canciones dentro de un universo entre la comedia y la filosofía humanista aderezadas con influencias de synth-pop mezcladas con indie-folk. También tuvo buena dosis de ironía autocrítica cuando versionó el archiconocido ‘Ooops I did it again’ de la Spears sentenciando que sus propias canciones no hablan de amor y en donde la guitarra estuvo un poquito rebelde sin grandes fisuras.

En ‘Nada que aportar’, la que tiene el ramalazo más Julieta Venegas de todas, sabe pasárselo bien en el escenario acompañada de Elisa (del proyecto musical Caliza) y Andoni (integrante de Anouk the Band, entre otros) saltando y bailando despojada de su guitarra, despreocupada cuando llegó el momento del estribillo.

Es inevitable clavar la mirada en ella mientras cantaba ‘Arruguitas’, ‘Deja las drogas’, la favorita de la gente), o ‘Te abandonaré (poco a poco)’, los singles que hemos conocido a lo largo de los últimos meses de 2023 y que están en una delgada línea entre la comedia y la filosofía humanista.

“Las cosas son así, las cosas se acaban, última canción” dijo para terminar con ‘Nadie está muy bien’.

Pero la gente pidió bis, y Yavanna, así es verdaderamente como se llama Yavy, salió al escenario para cantar por segunda vez un tema que reivindica su nombre, con intención de grabarlo en estudio próximamente. En el último minuto del tema formamos un pasillo que Yavy cruzó, creando un momento muy guay para terminar una velada de bedroom pop en Malasaña que ojalá sea un empuje buenísimo para las carreras de estas dos artistas que se lo merecen muchísimo.

Viva Radar Joven. Por muchos años más.

 

Lorena M.

Lorena M.

Redacción