‘Miracoloso’ (2022)

  • Jero Romero
  • ⭐️ 9/10
  • Jero Romero

El milagro es que ‘Miracoloso’ nos haya hecho olvidar que llevábamos 7 años esperándolo sin aun conocer este trabajo

Han pasado ya meses desde la deseadísima primera escucha de ‘Miracoloso’ (su publicación fue el pasado 31 de octubre de 2022) y, si algo ventajoso tiene llegar tarde a una fiesta, es disfrutar de una forma más pausada si cabe cada sorbo. No se ha disipado la excitación del momento; me atrevería a decir que se ha convertido en una degustación propia de un ‘comidista‘ desde los entrantes al chupito detrás del postre sin dejar de relamer el plato en cada una las canciones. Porque sí, queridos: es uno de esos extraños casos en los que aún hablamos de un concepto de disco para escuchar de principio a fin, donde un tema conduce a otro (como en una buena eterna sobremesa) y, sin que nos demos cuenta, estamos flotando en mitad de la nada con una paz que parecía arrebatada a nuestros oídos mortales.

No pretendería revestir de objetividad lo que no lo puede tener: el regreso de Jero Romero siete años después era algo tan deseado por tantos de nosotros que hemos escuchado cada uno de sus temas con sed infinita. Saciada ésta, y con la mente puesta en alguno de los escenarios con los que deleitará a los suyos en su selecta gira durante 2023, era hora de hacer justicia a este tercer trabajo discográfico del artista en su etapa en solitario tras la disolución de The Sunday Drivers.

Compuesto por diez canciones que giran en torno a ideas universales como el amor, el miedo y el cambio, la puerta de entrada a este universo romeriano autoeditado sucede con el murmullo de voces con el que arranca ‘Puertas de interior’ y que nos invita a descubrir su último LP. Una canción de tintes casi costumbristas donde nos podemos perder por rincones de Toledo donde ni siquiera hemos estado y, sentirnos ahí con una claridad pasmosa. Como nota anecdótica, no se prodiga Jero Romero por llenarse de un sentimiento de toledano de pro tras haber vivido en varias provincias… Pero es una visita que muchos no dejaremos de hacer cuando volvamos a su ciudad. Volviendo a la canción, ésta destila todos los sentimientos relacionados con una ruptura que hemos vivido casi todos en algún momento. Es uno de los momentos oscuros de este disco, que pese a contener temas donde asoma el desamor, en ese cuerpo a cuerpo entre pasado y presente transmite mucha luz. Esa idiosincrasia de la ciudad con la que se ha roto («en esta ciudad se ha puesto de moda entre los niños saludar») tiene cierto regodeo en el típico carácter recio castellano y es un paseo nostálgico, solitario, asimilando que no hemos cuidado adecuadamente aquello que queríamos y que hemos perdido.

Tras dejarnos con la lagrimita asomando, empieza algo totalmente distinto a través de ‘Irrisorio’, que fue elegido como primer single del álbum. Podría ser sin duda uno de los himnos más coreables (de forma literal, tiene unos coros tan pegadizos como la miel) de este último trabajo de Jero Romero donde se percibe una devoción casi reverencial por cada palabra usada, la musicalidad de cada sílaba y donde pese a que «hablar de uno es tan pueril» nos encontramos identificados en cada uno de sus versos. ‘Irrisorio’ es agua fresca que echarse a la cara para barrer las últimas señales del llanto y la nostalgia y volver a encarar con paso firme lo que esté por venir. Se adivina que el amor vuelve a llamar a la puerta y esta vez no vamos a dejar que nada lo estropee.

‘Las ballenas’ sigue con uno de los temas secundarios transversales que circula libre por buena parte de las canciones de este trabajo: el mar. Un lugar para la tranquilidad, para el amor calmado («llevo media vida aquí esperando a ver a las ballenas con alguien que me quiera») y para una ilusión renovada que nos contagia y llena de calor. Esta sensación de fortaleza se traduce en la entrada de la segunda parte de la canción que nos devuelve a un Jero Romero vivísimo y poético con algunas de las estrofas más bonitas que se pueden escribir al amor en español. Acto seguido, en ‘Dichas por decir’ pulula un clima de vacío entre tantas «palabras huecas» y vuelve a asomar un personaje fortalecido que juega con las palabras sobre una base monótona buscando una manera de conducir probablemente a un camino más sencillo.

Alto aquí: ‘De mi síndrome antes’ es uno de los cortes más sobresalientes de este último disco y bandera insignia para desgañitarse en cualquier concierto que se precie, a la altura de himnos de trabajos anteriores como ‘Cabeza de león’. Trepidante desde la primera nota, juguetona con los significados, probablemente sea interpretada de forma diferente por cada uno de sus oyentes pero en algo estaremos de acuerdo: algo ha cambiado y Jero Romero no lo quiere parar. Nos dejamos llevar por la ilusión de la transformación, dejamos atrás cualquier cliché anticuado («un hombre como tú no puede pensar así / un joven como yo / qué tonterías dices») y vamos de cabeza con la «corriente innovadora». ¿De qué va la canción exactamente? Ni idea, ni falta que hace destripar más ni que el autor confiese. Bendito síndrome que nos habrá de volar la mente a todos.

Los juegos de palabras continúan haciendo de las suyas en ‘América’, un corte que habla de que «todo puede ser / pero no lo intentes». Curiosa canción de melodía de luz con aires de pulla salpicada en varias frases («me enamoré de la cabeza de un maniquí») y donde el desamor se percibe como algo mucho más alejado del momento actual.

‘Has hecho como yo’, otro de los adelantos del disco, es una declaración de amor en toda regla: una bella canción de ritmo marcado que se centra en una persona especial para el compositor. «Mientras repaso la tarde / mirando tu escápula respirar» es el guiño a Egon Soda a los que Romero declara públicamente su admiración. Como contó en una entrevista en la radio pública, originalmente esta canción contenía más versos prestados de diferentes canciones pero finalmente fue esta preciosa frase cantada por Ricky Falkner la que sobrevivió encajando a la perfección con lo que quería transmitir. Vuelve en ella a haber referencias al mar, ese espacio para la tranquilidad en el que parece inmerso ahora. No mentimos si decimos que será difícil sacársela de la cabeza después de haberla escuchado la primera vez.

Cierran el álbum tres canciones más: la primera de ellas es ‘Tú no vienes’ con aires de canción italiana de los 60 (incluso hay una parte cantada en ese idioma) que va ganando fuelle a medida que avanza con un estribillo pegadizo hasta la médula y que suena de nuevo al desencuentro entre personas que ya no coinciden («ya no me apetece otro bonito final»). De aquí procede además el título del disco, ‘Miracoloso’, que significa milagroso en italiano y que al final decidió cambiar reservándolo para llamar al álbum. Se despide con voz distorsionada dando paso a ‘El aguacero’, otra de esas canciones crípticas que vaticinan el final de algo (¿una relación a punto de perderse?) y al cierre sorprende con un camino entre el conformismo y la esperanza («desnúdate / y que nos sorprenda la vejez»). ‘Vals equilibrado’ es el punto final del disco que vuelve a relajar la tensión desde el punto musical con el compás 3/4 aunque la letra traiga marejadilla: «mi mitad no encaja en tu mitad / aunque lo pareciera».

Hay que destacar la parte visual y no menos bonita de este disco con el collage de Susana Blasco que ha hecho todo un trabajo de artesanía para la portada del LP así como de los sencillos a base de muchísima paciencia. La misma que ha tenido Jero Romero para cocinar a fuego lento un trabajo que, escucha tras escucha, sigue deleitando más. La misma (o quizá no, pero qué remedio) que todos sus fans hemos tenido para esperarle años. Que no pasen ni siete días sin poder disfrutar de la grandeza de ‘Miracoloso’ en directo, en el coche o en vuestra casa porque sea donde sea que suene esta música, lo convertirá automáticamente en vuestro hogar.

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Rocío García

Rocío García

Redacción