Elefantes

La banda acaba de terminar de girar su primer disco y ya ha comenzado con la grabación del segundo

Si no te suena el nombre de esta banda, amigo, hay que ponerse las pilas. Arde Bogotá es un grupo de cuatro chicos que, según su propia descripción, “hacen música, a veces ruido”. Hagan lo que hagan, desde luego que saben cómo hacerlo (y muy bien). Acaban de terminar de girar con su primer álbum ‘La Noche’ y hemos tenido la suerte de hablar con su vocalista Antonio García para conocer este proyecto un poco más a fondo.

Cerrasteis vuestra gira hace nada en Valladolid y Vigo. No sé si os ha dado tiempo a coger mucha perspectiva (imagino que no), pero después de este tiempo, ¿qué nos puedes contar sobre la experiencia? ¿Cómo os sentís?

Bueno… Yo la verdad que sí iba con el cuerpo muy reflexivo al último fin de semana, pero no sé si viste (porque lo hemos dicho en cuarenta mil sitios) que el pobre Jota, que es nuestro batería, se puso enfermo. Entonces, de repente, el fin de semana dejó de ser la celebración del final de un proyecto gigante y super especial a nivel vital para todos, a ser un fin de semana de estrés absoluto, de “salvemos esto como sea”. Por suerte lo pudimos salvar, sobre todo gracias a Dave, que fue quien vino a ayudarnos. Eso ha evitado un poco que hagamos la reflexión de decir “qué ha pasado aquí, qué hemos hecho en el último año y medio, cómo han cambiado las cosas en nuestras vidas”. La verdad que ha sido espectacular.

Ha sido lo que yo creo que soñábamos cuando éramos críos y hacíamos como que imitábamos a Slash en nuestra habitación. Eso era hacer lo que hemos hecho este año y medio. Recorrer el país y tocar, y tocar para muchísima gente, y vivir cosas espectaculares. Estamos muy agradecidos y muy sobrepasados por todo.

Suena muy bien, la verdad. Habéis tocado en millones de sitios pero yo, desde la ignorancia, imagino que hay momentos que destacan un poco por encima de los demás. Sin desmerecer a ninguna de las experiencias, ¿te quedarías con algún concierto o lugar que digas “esto lo voy a llevar para siempre conmigo”?

Pues si le preguntas a cada uno de los cuatro te dirá una cosa, y si además amplias a los ocho que solemos salir de gira, cada uno de los ocho te dirá una cosa. Yo la verdad que el concierto con el que me quedo mucho es La Riviera en Madrid. Me lo paso muy en función de cómo siento al público, y aquel fue un sitio donde, por un cruce de casualidades supongo, sentí muchísimo a la gente, muy a tope. Y no sé, eso a mí me retroalimenta y me hace pasármelo aún mejor.

Yo personalmente diría ese, pero sé que hay catorce millones de respuestas posibles porque todos los conciertos han tenido cosas especiales. Hasta el más caótico, difícil y penoso por cualquier cosa, porque algo ha salido mal o lo que sea, incluso ese, alguien te va a decir que lo disfrutó por tal o cual cosa.

En muchas entrevistas y reportajes os ponen la etiqueta de “la banda de rock más exitosa del momento”, o dicen “lo están petando”,“suben como la espuma”. ¿Cómo experimentáis eso? No sé si sentís mucha responsabilidad cuando se habla de vosotros en esos términos.

Sí. Yo de hecho intento mantenerme un poco al margen de esas cosas, porque es verdad que tenemos un trabajo como muy público. Pongamos que tú te dedicas al periodismo, y ponte que cada vez que haces una entrevista o un reportaje o cualquier cosa, lo publicaras en internet, y además publicaras el momento álgido de tu trabajo. En plan, EL momento, LA gran pregunta que hiciste, EL titular, el momento en el que se te ocurre cómo enfocarlo superguay.

Pues es un poco el trabajo que nosotros hacemos. Hacemos canciones y las interpretamos en directo. Y nuestro trabajo es un trabajo público en el que intentas gustar a la gente, ampliar tu alcance, que la gente te conozca, que a la gente le guste o le interese lo que tú haces. Y como es lógico, tienes que enseñar las facetas buenas del trabajo y positivas, y eso crea un diálogo que a veces no es 100% cierto.

A lo que quiero llegar es que la gente piensa, o lo que se suele decir cuando el proyecto va bien (porque va muy bien), es que es todo positivo. Pero dentro del proyecto, lo que se siente es pues mucho trabajo, mucha responsabilidad, muchas cosas que hacer, la ambición de hacer las cosas cada vez mejor y más grandes, y llegar a más gente, y hacer más cosas, y llegar más lejos.

Entonces fuera puede haber un runrún, le pasa a muchos compañeros que tienen éxito en sus proyectos, pero dentro creo que no tiene que llegar, que no tiene que permear. Y yo creo que en nuestro caso no pasa. Nos centramos más en hacer mejores canciones, y tocarlas cada vez mejor, y hacer un show cada vez mejor, sin prestar demasiada atención a lo que digan ya sea excesivamente bueno o excesivamente malo.

Una filosofía desde mi punto de vista muy sana (risas).

No sé si acertada o no, pero es la que hay (risas).

Nada más acabar la gira os habéis metido ya de lleno con el siguiente disco. En en el LP anterior ‘La Noche’ creo que todo va un poco en torno a esa oscuridad, que todos los temas siguen una línea común. Pero con ‘Exoplaneta’, que es el último tema, me da la sensación de que dejasteis la puerta abierta a investigar más sobre vuestro sonido. Supongo que ya el proceso de composición está más o menos terminado, que os habéis metido a grabar (no sé si me equivoco). ¿Cómo ha sido ese proceso de composición, llevarlo hacia delante al mismo tiempo que llevabais una gira?

Pues es una buena pregunta porque ha sido muy difícil. Yo la verdad que espero que nos vaya muy bien en el futuro para no tener que volver a hacerlo nunca (risas). Porque mi ilusión es eso que cuentan de los artistas de: “Bueno y ahora no sé quién se ha tomado un retiro de dos años para componer su próximo trabajo y se ha retirado a las Bahamas a hacerlo” (risas). Y eso es lo que yo soñaba que íbamos a hacer, en plan “terminaremos de girar la noche y entonces, cuando acabemos de hacer conciertos nos retiramos a componer”.

Pero no ha sido el caso, por la lógica de ser un proyecto que está empezando realmente y que está en una fase relativamente emergente, teníamos que hacer un disco a la vez que presentábamos el anterior. Eso ha sido muy caótico porque nos ha llevado a tener muchas semanas de trabajar los siete días. Tocar jueves, viernes y sábado, volver a casa el domingo y el lunes entrar a componer, estar todo el día en el local de lunes a jueves, y volver a salir a tocar. Y eso implicar estar mucho tiempo fuera de casa, estar mucho tiempo por ahí, y ha sido muy extenuante.

Pero a cambio creo que han salido muy buenas canciones. Yo la verdad que estoy muy contento con el resultado del disco que vamos a grabar. Creo que las canciones son mejores que las anteriores, aunque está mal que lo diga yo, pero yo lo pienso (risas). Más que nada porque son más recientes, uno las coge con más ganas, y porque llevan un poso de lo que hemos aprendido de la composición de las anteriores y sobre todo de interpretarlas tanto, hacer tantos conciertos. Pero ha sido un trabajo muy duro, la verdad. El que piense que el trabajo del músico no es duro, este por lo menos sí lo ha sido (risas).

Me imagino que también habéis podido coger un poco de perspectiva respecto a vuestro anterior trabajo. De hecho hubo polémica hace poco sobre este tema. Cuando estás en un proyecto nuevo y coges distancia con el anterior notas mejoras, y eso no significa que desprestigies tu anterior trabajo, sino que hay algo nuevo que es más identificativo del momento en el que estáis ahora como banda supongo. ¿Qué opinas?

Es que estamos hablando de música, no hay nada ni mejor ni peor, solo hay cosas que te gustan más o menos. Pero sí que creo que es normal que los artistas, o que es bueno que los artistas exploren caminos nuevos y además que lo hagan con gusto. Que de repente se quiten el traje que tenían antes y se pongan uno nuevo que piensen que les sienta mejor o en el que se sienten más cómodos. No siento que sea tanto el caso nuestro. Ya se verá, pero yo creo que el trabajo que estamos haciendo sigue mucho la línea de ‘La Noche’ y es normal.

No ha pasado tiempo suficiente como para ser músicos distintos y escuchar cosas distintas y querer hablar de cosas muy diferentes. Pero sí creo que trae un aprendizaje que en su momento no teníamos cuando hicimos ‘La Noche’ y ahora sí lo tenemos, y eso hace que seamos capaces de hacer no sé si mejores canciones pero sí mejor las canciones, en el sentido de más exactamente lo que queríamos hacer.

Volviendo al momento en el que os encontráis ahora, imagino que estáis a tope grabando en el estudio. ¿Cómo es un día de grabación? ¿Qué es lo que más disfrutáis? ¿Y lo más tedioso?

Realmente la grabación empieza el lunes. Este disco lo vamos a grabar, bueno como se hacen supongo la mayoría pero, por pistas. Primero se grabará la batería, después se grabarán los bajos, después las guitarras y finalmente las voces. Cada uno tiene su propio truquillo de cómo grabar, a fuerza de las cosas que hemos ido grabando y de lo que ha aprendido.

Para mí el estudio tiene de maravilloso, a nivel vocal por lo menos, cuando conectas con la emoción. Porque creo que es importante que el instrumentista conecte con la emoción que quiere transmitir. Pero tiene tedioso para mí que muchas veces no es tan fácil. No hay un botón, o una ruleta de “dale más pasión”, y entonces vas y dices “ah, espera, voy a coger la guitarra y aquí está la ruleta de más pasión y la voy a poner al 9 y ya suena” (risas). No, no ocurre así. Tienes que estar ahí y no todos los días sale como tiene que salir. Es un proceso casi artesanal diría, como de ir poco a poco tallando algo y al final verlo coger forma y decir “guau, está ahí”.

Es un trabajo como de explorador, así es como lo siento yo. Por ejemplo la voz. Yo estoy en una cabina yo solo, con el micrófono, y el productor te habla por los auriculares y dice como “bien, Antonio” o “mal, Antonio” o “es así, no asá”. Entonces es como un proceso de tú solo en medio del bosque intentando llegar a algún sitio. Y de repente sales, lo escuchas con todo y dices “ostras qué bien, ahí esta, tiene sentido lo que hemos hecho”. Por eso me recuerda al artesano, porque es muy poquito a poco hasta que al final empieza a tomar forma.

Tenemos muchas ganas por aquí de escucharlo, no te voy a engañar.

Nosotros también de publicarlo (risas), lo que pasa que hace falta tiempo.

Claro, y que tendréis que descansar de un año muy intenso.

Al final tampoco vamos a parar, tener que estar con la grabación hace que no haya vacaciones como tal. Pero sí que nos hace falta un tiempo para terminar de pulir todo y hacerlo todo bien, con cariño, antes de empezar a publicar cosas.

Estaremos pendientes. Si no me equivoco, lleváis un par de años trabajando con Sony. Te pregunto a ti personalmente: ¿qué me cuentas sobre la experiencia dentro de la industria de la música? Como tú has dicho, sois un proyecto aún en fase “emergente”. ¿Consideras que hay algo que se podría mejorar de cara al proceso de sacar un proyecto adelante?

Mi experiencia es positiva, como es lógico. La banda ha ido extraordinariamente bien (risas), entonces raro sería si yo dijera que mi experiencia no es positiva, al contrario. La banda ha ido extraordinariamente bien porque en todas las patas del trabajo ha estado muy bien apoyada. Tanto la discográfica, como la gente que hace nuestro management (que es la gente de Son Buenos), como el equipo técnico (las personas que nos ayudan cuando estamos de concierto o la gente que lleva nuestro sonido y tal), todo ha sido fantástico.

Yo creo que en general ha sido porque Arde Bogotá es un equipo y un proyecto bastante profesionalizado, en el sentido de que todo el mundo trabaja con rigor y con una forma de hacer las cosas muy profesional, correcta. De hacer las cosas bien y no dejar que el hecho de que estás trabajando en el mundo de la noche o en el mundo del entretenimiento contamine lo riguroso que tienes que ser para dar un buen espectáculo, hacer una buena canción, comunicarte bien con la gente, etc. Y yo, de hecho, después de mi experiencia con la gente que he conocido, mi sensación es que lo más importante es la profesionalización. Que quien esté trabajando en la música, por mucho que le guste la música, se lo tome como una profesión. Que sienta el mismo rigor que siente una psicóloga frente a su trabajo, o un abogado frente al suyo. Parece que la psicología o la abogacía son cosas muy serias y la música, sin embargo, no. Al contrario, la música es también un trabajo muy serio, en el que hay sitio para disfrutar de muchas cosas, pero hay que trabajar con mucha profesionalización.

Siento que una de las claves para eso es la formación. Una de las bendiciones que tuvimos nosotros fue la oportunidad de tener cierta formación, no solo musical, si no también a nivel industria. Saber qué hace un manager, qué hace una discográfica, qué hace una editorial, qué hace un técnico de no se qué… Entender bien a nivel profesional, conocer y estudiar lo que va a pasar en tu entorno. Eso creo que te ayuda a ser un buen profesional y a poder ayudar a los demás y hacer que te ayuden de una forma mejor y óptima.

Claro, yo personalmente voy a un concierto a pasármelo pipa, y obviamente a valorar lo que está haciendo la gente que está encima del escenario (y detrás). Pero para sostener eso hay, como tú dices, unas horas de trabajo y formación. Considero que es muy importante que lo expongáis en los medios para que la gente también sea consciente de que no solo tienes talento cantando o tocando la guitarra, sino que eso lleva mucho curro detrás.

Sobre todo para mí hay dos cosas. Una es eso, lo que decías, que para mí detrás de eso está la formación. Luego también pues el rigor de trabajar, de tomarte tu trabajo como tu trabajo. Y por muy afortunado que seas de poder llamar a “hacer un concierto” tu trabajo, entenderlo así creo que te ayuda a disfrutarlo más y a ser mejor músico. No dejar que el hecho de estar haciendo una cosa que te encanta y en un ambiente festivo te saque de tener que estar muy concentrado y tener que ser responsable contigo mismo y con los que te rodean para hacer las cosas bien.

Tengo otra pregunta apuntada, aunque ya está en parte respondida. Me gustaría saber qué es lo más difícil de llevar un proyecto como el de Arde Bogotá hacia delante. Me hablabas antes de lo duro que es echar tantas horas fuera de casa, supongo que hay otras cosas que también cuestan.

Hay muchas cosas. Como dices, parte está respondida, cuando hablábamos de lo de hacer el disco a la vez. Hemos hecho 86 conciertos. A lo largo de ese tiempo, yo he sentido cómo iba transicionando de mi trabajo anterior a mi trabajo actual, y cómo poco a poco mi mente y mi rutina iban cambiando para asumir y adaptarme al hecho de mi nuevo trabajo. Cuando yo empecé en mi anterior trabajo como abogado, el primer día te lo explican, te dicen: “este es tu horario, tu trabajo funciona así”. Estás rodeado de gente que lleva mucho más tiempo que tú trabajando de eso y les puedes preguntar “oye, y tú cuándo haces la compra” o “tú cuándo ves a tus amigos” o “cómo te organizas tú”.

Sin embargo, este trabajo no es tan así, porque cada caso es un mundo. Cada banda ha tenido su propio desarrollo, los otros músicos hacen las cosas a su manera y han llegado a donde están a lo mejor de otra forma diferente. Es muy poco a poco tú ir llegando a conclusiones. Yo hubo un día que me di cuenta, como “mierda, es que ahora trabajo en la noche”, como trabajan los camareros de las discotecas vaya. Es otro sitio, muy afortunado, pero es verdad que mi trabajo ocurre de noche. Tus horarios tienen que cambiar, si quieres estar de ocio con tus amigos tendrá que ser un martes (no puedes el sábado) y cosas así. Una de las cosas no duras, pero sí complejas, ha sido hacer esa transición poco a poco a lo largo de 86 conciertos, hasta entender cómo es tu nuevo trabajo, cómo hacer para hacerlo muy bien y cómo hacer también para disfrutarlo. Porque es un trabajo que se disfruta muchísimo, pero creo que uno tiene que aprender a hacerlo.

Este año estuvisteis tocando en la Plaza del Trigo (Aranda de Duero) durante el Sonorama. Los que han pasado por ella dicen que es una experiencia única tanto para los que estamos de público como para los que están arriba…

Lo fue, lo fue.

¿Cómo os adaptáis a ese tipo de formato? ¿Tenéis alguna preferencia?

Sobre todo depende del tiempo. El cambio de formato normalmente lleva consigo un límite de tiempo que puedes estar tocando. cosas como la plaza del Trigo o festivales matutinos normalmente implican tener poquito tiempo para tocar, probar, tener que hacer todo deprisa. Y eso te lleva a tener que estar preparado, saber qué tipo de repertorio hacemos cuando nos enfrentamos a esto, que no es siempre el mismo. Tener las claves de “oye, si tenemos este tiempo, vamos a hacer esto, o esto y aquello”, pero más o menos una cosa que sepamos que podemos hacer en ese tiempo.

Luego también hay algo de estar encima del escenario y entender cómo funciona el lugar en el que estás y la fiesta a la que te han invitado. No es la misma fiesta la que hay en la Plaza del Trigo, que la que hay en el Festival de Bènicassim, que en una sala por la noche. Son fiestas diferentes y a ti te han invitado allí. Uno tiene que llegar allí y comunicarse con el público, y entender en qué mood están y entrar en el mismo, y jugar y participar, y al final, pasártelo bien en la fiesta y que la gente se lo pase bien contigo. Es un proceso complejo pero creo que el más interesante de nuestro trabajo. Entrar en contacto con la gente y hacer que se lo pase bien. Cada sitio tiene su magia y bueno, la Plaza del Trigo tiene una como muy particular, y muy emocionante, desde luego.

Un poco más a nivel personal, siempre nos interesamos por lo que escucha la gente a la que escuchamos. ¿Con qué artistas estás ahora?

Pues mira, estas semanas estoy muy a tope con el disco nuevo de los Arctic Monkeys, que me ha gustado pero tampoco tanto. Estamos en una discusión el disco y yo. Hay algunas cosas que me encantan, la canción de ‘Mirrorball’ me parece la mejor canción que ha escrito esa banda nunca porque me parece super bonita. Pero luego hay otras canciones que me parecen un mojón, super transitorias, en plan de que no me dice nada. Y otras que me están empezando a engatusar después de un tiempo. Y ahora he estado con el disco nuevo de The 1975, que no lo había cogido tanto. En verdad me he encontrado de repente cantando las canciones y digo “ostras, pues a lo mejor está mejor de lo que me esperaba”. Y eso es un poco lo que tengo ahora mismo encima, porque la verdad que estoy también (aunque sea un poco egocéntrico) escuchando mucho lo que estamos haciendo (risas). Para pulir cosas y pensar cosas que se puedan hacer.

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