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Los murcianos protagonizaron un abarrotado concierto en Gijón

Decir que Arde Bogotá se encuentra en estado de gracia no es nada exagerado. A una repleta sala Apolo en Barcelona se sucedió una no menos abarrotada sala Albéniz en Gijón durante el pasado fin de semana. No solo cabe destacar el aforo completo de esta nueva tanda de conciertos Vibra Mahou en la ciudad sino, sobre todo, lo entregado de su público: con un único disco y su anterior EP, los cartageneros han sabido hacerse un hueco en el mercado y, vista la reacción general, no poco cariño de sus fans.

El nombre de Arde Bogotá empezó a sonar con más fuerza en 2020 a raíz de ‘Quiero casarme contigo’ pero el grupo se creó hace cinco años como recordó Antonio (su vocalista). Conseguir tal fervor no es broma tras varias citas en un mismo año: ya habían venido en mayo a través del Vibra Mahou Fest también en Gijón además de protagonizar varios conciertos en Oviedo; diríase que la llegada del otoño está favoreciendo la vuelta a las salas y también que hay un público cada vez más fiel para ver a estos cuatro chicos.

Empezaron con puntualidad inglesa a las 21.30 horas y durante hora y media interpretaron todos los temas de su LP ‘La noche’ (2021) además de las canciones de su EP ‘El tiempo y la actitud’ (2020). Eligieron el mismo repertorio que en la Ciudad Condal arrancando con un hit de la categoría de ‘Dangerous’ para calentar la sala. Prosiguieron con una de las canciones con más calado como es ‘Cariño’ defendiendo que el pop-rock aún suene en las listas musicales en ese podio virtual compartido con artistas como Shinova o Viva Suecia. ‘Tan alto como tus dudas’, ‘A lo oscuro’, ‘Tijeras, ‘MIllennial’ o ‘El Dorado’ son temas que tienen gran calado. Sin embargo, en el momento de tocar su particular versión de ‘El carro’ de Manolo Escolar’ se desinfló un poco la magia del concierto: llamémoslo travesura musical, pero cuesta encajar el tinte generacional de las letras de la banda con el mensaje de la canción original.

Cuando llegó el turno de ‘Te van a hacer cambiar’ Antonio bajó a cantar y saltar con su público. Sin ser necesariamente uno de sus himnos más coreados, quizá es un buen resumen de la esencia de Arde Bogotá guitarras aparte condensada en versos como los siguientes: «Y sin pensarlo mucho / el hambre se convertirá en razón / Te van a hacer cambiar / el tiempo y la actitud». El mismo presagio negro que cantan en ‘Millennial’: «Soy millennial, soy un plan / a punto de salir fatal» donde siempre hay resquicio para la luz: «Ten fe / confía en mí / y mañana lo arreglamos». Porque qué sería el ser humano sin la esperanza.

Para la recta final del concierto tocaron una canción que estará en su próximo acústico y que lleva por título ‘Cowboys de la A3’ seguidas de ‘Exoplaneta’ (tema con que cierran su álbum y uno de los más coreados del bolo), ‘Antiaéreo’ (uno de sus primeros pelotazos allá por 2019) y ‘Abajo’. De aquellos jóvenes que quedaron hace cinco años para ensayar canciones en un polígono a la banda que estuvo este fin de semana sobre el escenario del Albéniz ha pasado un mundo que ni la pandemia ha podido frenar. Y así siguen, imparables. La velocidad de su próxima carga solo la conocen ellos, o quizá ni siquiera. Lo que está claro es que habrá muchos brazos abiertos esperándolos, hijos de la década de los 80 y 90 de esa ‘generación Y’ que en ocasiones se niega a crecer y que, sorprendentemente, ha encontrado en unos veinteañeros como Arde Bogotá su nueva forma de redención.

 

Rocío García

Rocío García

Redacción