Pop pegadizo apto para buscadores de lo auténtico es lo que ofreció en directo
Es fácil caer rendida al debut de Carla Lourdes tras la escucha de las primeras canciones de ‘El día que descubrí el lunar de tu oreja’ (Esmerarte,2025). Es un viaje solo de ida en donde no hay escapatoria para reconocerse a una misma en sus letras y en los matices de sus escritos (se nota que las emociones puestas en estas nueve canciones, diez si tienes los formatos físicos, surgen desde un lugar muy hondo del interior de esta ponferradina afincada en Vigo).
Aunque lo presentara oficialmente el pasado 25 de abril, no ha sido hasta el 10 de mayo cuando ha sonado en directo en la capital. La noche del pasado sábado, fin de semana preludio a las fiestas de San Isidro, el escenario de la sala Cadavra se vistió de nuevo para que la voz de Carla brillase gracias a Madrid en Vivo.
No acostumbra a llevarse a toda su banda con ella, pero en esta ocasión sí se dio que todo el grupo coincidiera en Madrid y canciones de su debut, y otras de años anteriores, sonaron más empacadas y terminadas que en sus habituales acústicos.
Lourdes, que desde los 15 años hace uso de su virtud de escritora y compositora, no ha dejado de trabajar en su música desde ‘Sin Instrucciones’ – su single de 2021- y sobre todo desde que en 2022 lanzase su primer EP ‘El querer de las Flores’ (Acqustic, 2022) que la consagró como una cantautora emergente.
Sin salirse de la línea de los primeros discos de Zahara, puede también recordar a Yoly Saa o Ximena Sariñana. Canta al amor, a las heridas del amor (y también las de la vida misma); en este debut se centra más en del equilibrio emocional, la amistad y el encuentro con uno mismo.
A todos los que estábamos en la Cadavra no se nos despegaba la sonrisa de la boca. Carla Lourdes tiene la energía suficiente para llevar a una sala entera al unísono de su energía. En las primeras filas la emoción se concentró en un grupo de chicas que repitieron y viajaron desde Vigo solo por volver a ver ese ramillete de canciones vivas de nuevo.
‘Tan Raro’, la canción que abre el disco, fue la primera en sonar y la encargada de testar el ambiente que se respiraba en la sala.
Llegaron rescatadas de otros lugares ‘Papel para Almodóvar’, ‘Si es Contigo’ o ‘Los Intentos’ que hacen match con los estribillos coreables de este último trabajo, dosificando la presentación de ‘El día que descubrí el lunar de tu oreja’.
La más juguetona (´Llena de pecados’) y la más agradecida de las que ha compuesto hasta ahora (´La Calma’) fueron dos ejemplos del dominio de los tonos agudos de Carla. Y ‘El desorden’ fue cantada a capella cuando la artista bajó del escenario. En ese preciso momento, en esa carta donde confiesa sus límites, conocimos los matices más bonitos de sus cuerdas vocales.
Carla Lourdes estuvo arropadísima en todo momento por una banda que se desenvolvió con gracejo dentro del minúsculo escenario pese a que fue casi imposible meter dos guitarras, bajo y batería en esos pocos metros.
Hubo tiempo para los bises, aunque también con esas tres últimas canciones se nos hizo corto el concierto. ‘No sé por dónde empezar’, que tiene uno de los estribillos más bonitos del álbum, recupero a Carla entre nosotros y ‘Cuestión de Tiempo’, la aproximación más fiable a la radiofórmula de todo su repertorio, cerró una noche mágica en una sala que debe mejorar el sonido para quienes eligen las primeras filas y estar más cerca de sus artistas.
Próximas fechas:
5 de julio – Festival PortAmérica – Portas
22 – 23 de agosto – Festival Río Verbena – Pontevedra

Lorena M.
Redacción