Han querido reflejar su nacimiento como banda a través de este álbum

Casino Montreal emerge como una de las formaciones más prometedoras del indie rock español. Con raíces en Ponferrada, una ciudad que ha sido testigo de su evolución desde sus inicios, esta banda ha ido forjando un sonido único que combina energía, introspección y una profunda conexión con el público.

A la cabeza de este proyecto se encuentran los hermanos Rivas, Mitxo (Miguel) y Rivi (Elías), voz principal y guitarra respectivamente, cuya pasión y dedicación han sido fundamentales en la configuración del estilo y la identidad de Casino Montreal. Con un pasado musical que incluye su anterior proyecto, The Morgans, conformado por los mismos integrantes que actualmente, Marcos Pardo (guitarra) y Miguel (batería) junto con los hermanos, han sabido reinventarse y llevar su música a un nuevo nivel de madurez y complejidad.

En este punto de su carrera, Casino Montreal ya lanzó su primer álbum, El Hombre Excepcional, un trabajo que no solo refleja su crecimiento musical, sino también su capacidad para abordar temas universales a través de letras profundas y estribillos inolvidables. Con canciones que exploran la búsqueda del propio camino y la identidad personal, la banda ha logrado resonar en el corazón de muchos oyentes.

Hoy, tenemos la oportunidad de conversar con Elías Rivas, más conocido como Rivi, quien nos compartió sus reflexiones y los proyectos que están por venir para Casino Montreal.

 

Me gustaría empezar felicitándote por el bolo de Madrid, de verdad que me dejó alucinada.

Lo pasamos muy bien, sí, a nosotros nos encanta que te hayas sentido así. Ese es el objetivo. Y ya te digo, no se da tan a menudo como podrías pensar, pero, cuando se da, es una pasada.

Investigando acerca de vosotros, la longevidad en la música no es una tarea fácil. Entonces, me interesa saber qué mantiene viva vuestra pasión por crear y cómo encontráis la inspiración después de tantos años de experiencia. ¿Qué os inspira a seguir adelante en esta industria?

El aprendizaje, yo creo que el ir aprendiendo cosas. A ver, tú tienes que tener una personalidad también muy determinada, o sea, tienes que ser un esquizo de esto; si no, es imposible estar tanto tiempo porque hay demasiados factores externos en la vida personal de cada uno que te lo van a impedir. Tú, si quieres mantenerte aquí, tienes que tener súper claro que quieres estar aquí.

Por ejemplo, en el caso de mi hermano y en el mío siempre lo hemos tenido claro desde que éramos chavales, y eso se sigue manteniendo así. Para mí, el objetivo no está conseguido, todavía tengo muchísimas cosas que decir. Siento que no me ha visto nadie, que me ha visto muy poca gente y que todavía, a lo mejor, a la peña le mola lo que hacemos y la cosa va para arriba; entonces, estamos ahí luchando de esa manera. Yo creo que la clave de la longevidad es la ilusión.

Las bandas se rompen por la falta de paciencia, yo diría, o de que vas envejeciendo y tienes otras cosas que hacer y, bueno, ya no te renta tanto ir a ensayar, ya cansa un poco, ¿sabes? Yo, por suerte, he enfocado mi vida para intentar poder hacer esto todo el tiempo que pueda. No sé, evito buscar cosas. Es como cuando tienes una pareja, y vas a currar y te encuentras con una persona que es muy interesante. Tú no te pones a hablar, a contarle tu vida, a crear un vínculo que en un momento dado te pueda crear un marrón.

Pues esto es la música, es lo mismo. Es decir: “vale, cosas que me puedan suponer un problema dentro de lo que cabe, las voy a intentar mantener alejadas”. Es un poco apostar, ese rollo.

 

Si tuvierais que describir vuestra evolución musical desde The Morgans hasta ahora, por ejemplo, usando una metáfora ¿Cuál crees que sería la idónea?

No sabría buscar una metáfora, pero sí que te puedo decir que ha sido un aprendizaje lento porque una de las cosas que he aprendido en todos estos años es que el acceso a la información lo es todo. Como no tengas información de cómo se hacen las cosas, puedes quererlo mucho, pero, como no tengas ni puta idea de cómo se hace, no vas a llegar. Y nosotros somos una banda a la que aprender esas cositas nos ha llevado años y años. Es decir, tenías que estar currando tres años para aprender que hay que hablar con X persona antes de hacer un no sé qué, porque no sé cuál, ¿sabes? Yo qué sé. O el día que descubres que sacas un disco y tienes que hablar con alguien que te lleve la promo porque, si no, el disco se queda a tomar por culo en tu comarca. Eso nos costó muchos, muchos, muchos años de entender y es ahora cuando, con este proyecto, con Casino, que las cosas se han acelerado un poco e imagino que será por el tema de cantar en español, eso es a lo que yo lo achaco.

Pero sí que es cierto que aprendemos a diario cosas nuevas cosas que nos flipan y que a mí me mantienen superjoven. Es como un niño que es nuevo, me siento un poco novato muchas veces, pese a que somos veteranos ya, porque llevamos muchos años en esto. Y, además, lo notamos cuando vemos otras bandas que se comportan de cierta manera y miramos como: “¿Qué hacen estos locos? No saben que esto no se puede hacer porque no sé cuál”. Por la experiencia. Por tantos años tocando en sitios de mierda, en sitios más grandes. Noto que somos veteranos, aunque, por suerte, nos mantenemos relativamente jóvenes.

 

Al final es una banda nueva, pero con la experiencia de la industria entonces…

¡Eso es! Claro. Aventajados, pero lo que te dan por un lado te lo quitan por el otro, también te digo. ¿Qué tenemos en contra? Pues que no estamos en Madrid, no nos conoce ni dios y estamos muy mal comunicados… Bla, bla, bla, bla, bla. Pero también tenemos otras cosas a favor.

Por ejemplo, lo he hablado con mi batería hace un rato en que estuvimos en el gimnasio juntos y le contaba que vi un vídeo de la banda -Verona-, que subieron el otro día a redes y ponía “un día de ensayo en Verona”. El batería recoge a no sé quién en Almería y se van para Granada a ensayar, pasan el día allí y ensayan, hacen su movida, y se meten dos horas de coche o no sé cuántas. ¿Hola? Yo tengo mi local de ensayo a 15 minutos, puedo ir cuando quiero, nadie me rumba la cabeza, no tengo nadie que tal y cual. Y eso ¿en Madrid? No puedes. ¿En Barna? No puedes. ¿En Ponferrada? Sí. Pues esa es nuestra suerte. Entonces, lo que tenemos por un lado nos lo quitan por el otro, es un poco el equilibrio.

 

En estos años supongo que habréis notado una evolución en la industria de la música. ¿Cómo habéis adaptado vuestro enfoque dentro de esta para llegar a nuevos oyentes?

Es cierto que ha cambiado mucho todo desde que empezamos hasta ahora. Incluso, te digo más cosas. Siempre hemos tenido un poco la sensación de que somos una banda que llega un poco tarde a todo. Bueno, cuando digo somos una banda, hablo de toda la experiencia que hemos tenido en las dos bandas, porque somos la misma gente básicamente. Pero siempre hemos tenido la sensación de que llegamos tarde a todo. Llegamos tarde a la moda que cantaba en inglés, llegamos tarde a la moda del no sé qué, llegamos tarde a los streaming, llegamos tarde a cuidarnos las redes, llegamos un poco tarde a todo.

De nuevo, pues lo intentamos compensar con buenas canciones y con feeling y siendo tíos majos, pero es un poco ese rollo. Tengo la sensación de que nos adaptamos como un pulpo en un garaje: buscando un equipo de gente que sabe más que tú sobre esto, buscando gente que te pueda asesorar y rezando para que te enseñen. Hay que intentar siempre aprender. Para mí la base es aprender. Aprendo a diario cosas que no sabía. Yo no sé si hay alguien en el mundo que piensa que lo sabe todo o algún flipado por ahí que piensa que sabe la verdad pero… Bro, no, o sea, ni de coña.

 

Al final en una industria tan cambiante… Claro. Y bueno, los conciertos son el alma de cualquier banda. En vuestros conciertos, como en el recinto de Madrid, yo noté una conexión especial con el público. ¿Qué momento con el público recordáis especialmente? O alguna reacción que os haya marcado.

El hecho de que canten las canciones no es algo a lo que estamos acostumbrados, de verdad. Yo se lo digo a la gente y… Se lo contaba el otro día a la peña que estaba allí —en la Siroco—, y digo: “Habéis hecho una gran acción y no os dais ni cuenta”. Y les contaba que hace dos semanas estuvimos en un bolo, de hecho, era cerca de aquí —de Ponferrada—, no era muy lejos de casa. Y debíamos de estar tocando como para 20 personas; y esas 20 personas estaban dadas la vuelta, hablando de sus movidas. Y nosotros estábamos allí como diciendo, “¿qué estamos haciendo aquí? O sea, ¿qué está ocurriendo?”. Completamente fuera de conexión. Horroroso. Y de repente vamos a Madrid y de la nada nos encontramos ese rollo.

Durante el bolo no fui tan consciente. Yo notaba que estaba yendo guay, estaba molando, y pensé, la peña está cantando tal y cual. Pero no fue hasta que me bajé y ya me empezó a llegar el feedback de la peña y empecé a ver los vídeos y dije, ostras, la que se ha liado aquí. Ya te digo, yo también sentí esa comunión, sentí algo extraño. Fue un click raro ¿sabes? Ha sido una movida guapa a la que no estamos acostumbrados y ha sido todo muy orgánico.

No conocíamos a nadie de los que estaban en esa sala, era todo gente ajena a nosotros, no había primos, no había tal. Entonces es como superguay. Me quedo con todo el bolo y ojalá se pueda repetir pronto. Es que confío, de hecho. Ahora estoy muy contento porque digo ostras, la próxima vez que vuelva a Madrid, pues mucha de esa gente que estuvo ahí va a volver. Y va a estar guay. Me quedo con todo el bolo, no con ningún momento en particular.

 

Yo creo que al final lo bueno que tiene Madrid en cuanto a salas pequeñas es que la gente que va apuesta por las bandas. Entonces, si les ha molado, cuando volváis a Madrid van a volver.

Está claro. Y además que luego también intentamos, que es una parte muy bonita del rollo, hablar con la gente, estar con la gente, tomarnos unas birras con la gente. Porque yo he descubierto algo, ¿sabes? También me he dado cuenta en estos días de que esto no se trata de hacer fans, tío. Esto se trata de hacer amigos. De que yo me tomo una birra luego, ¿te ha gustado el bolo? Nos tomamos una birra. Me vas a conocer, te voy a contar lo que me ha pasado de camino allí, o sea, voy a ser un tío supertransparente. Y creo que eso es lo que realmente nos hace conectar con la gente para que vuelvan. Porque dicen, “mira, vamos a ver un buen bolo y encima vamos a ver aquí a esos chavales que son majetes, nos vamos a echar una risa». Y creo que se trata un poco de eso. Dejando todo de lado, el algoritmo, lo que sea lo que se lleva ahora, creo que todo se reduce a algo mucho más sencillo, que es que hay una conexión entre tu pecho y el mío, que pase algo ahí, nos molemos y creemos una relación ahí que pueda crecer. Estoy un poco un poco filosófico últimamente, pero…

 

Yo lo comparto. Al final, la gente dice “es que la música mueve el mundo”, pero las personas somos seres sociables. Esa música te gusta pero porque empatizas con el cantante muchas veces. En ocasiones, hay artistas de los que no puedo escuchar las canciones porque me entra algo por aquí y no puedo. Necesito empatizar con la gente.

Exacto. Y creo que al contrario también ocurre, en plan de: tío me caes de puta madre y esta canción que antes no me molaba tanto ahora me mola más, ¿sabes?. Es un poco ese rollo, creo que es una mezcla de todo y esa es mi apuesta. Eso es por lo que voy a apostar, por seguir haciendo canciones que me emocionen a mí, que puedan emocionar a la gente y conectar con la peña. Además, somos una banda que avanzamos en los directos. Te puedo decir esto porque en los últimos bolos del último año, que si Gigante, que si Sonorama… En todos esos bolos hemos avanzado porque hemos encontrado peña que nos ha ido siguiendo después.

Te puedo decir cinco, seis, siete o diez personas que estaban en la Siroco que también estuvieron en el Gigante. Antes del concierto estábamos en Bodegas Rivas, que además se apellida como nosotros, ahí, al lado de Siroco, tomando algo y, de repente, aparece un chaval y dice “oye tío, que os he visto aquí con camisetas de Casino. Os vi en el Sonorama y acabo de flipar porque vivo aquí al lado y no sabía que tocabais en Siroco”. Y es como, wow. Necesitamos tocar para avanzar. No somos la típica banda que te va a hacer cuatro tiktoks y va a ser… No. No es nuestro juego. Nuestro juego es tocar. Yo toco. Yo no soy un entertainer, no soy un puto cómico. No quiero ese rollo. Quiero ser músico y emocionarte con mis canciones. Y luego, en el ratito después del bolo, pues vamos a tomar una birra y te voy a contar todo lo que quieras saber, de verdad. Pero quiero que mi juego sea más ese. ¿Que voy a estar presente en redes y voy a estar haciendo el subnormal en TikTok alguna vez? Pues sí, porque tengo que hacerlo porque es la vida. Es eso, contenido orgánico, ¿no? Pero mi juego es otro. Yo soy old school y mi juego es otro.

 

Entre el Sonorama y el Gigante, yo creo que hay una diferencia notable en cuanto en cuanto a público en cierta parte.

Sí. Además, nos pasó una movida muy heavy a nosotros en el Gigante; y es que tú sabes que en el Gigante diluvió el año pasado (2023) por la noche. En cuanto llegué a la carpa de fuera, de repente, empezó a jarrear agua y ya no dejó de llover nunca y se canceló toda la noche. Entonces, nosotros, al día siguiente, abríamos el festival en el escenario grande a las 17:00, hora en la que, normalmente, no hay ni dios en un festival. Pero, ¿qué pasa? Que la gente miró el pronóstico y dice, va a empezar a jarrear otra vez a las 21:00, entonces, como he pagado mi entrada o tengo ganas de fiesta, voy a ir a los conciertos de las primeras horas. Que normalmente, a lo mejor, me quedo en mi casa y voy a las 21:00, pero hoy voy a ir a las 17:00. Entonces se dio esa movida y de repente se juntó un puñado de peña a las 17:00 que yo nunca habría esperado. Y nos hizo crecer, muchos de esos estaban en Siroco y eso es lo que a mí me mola y es lo que me da combustible para seguir.

 

El Gigante conecta mucho. Hay bandas que he descubierto allí y ojo.

Sí, el Gigante tiene una filosofía muy guay de apostar por bandas emergentes. Aparte de, obviamente, por grandes bandas también. Pero sí, tienen ese rollo y es un festival muy familiar, muy guay. No es enorme, no hay el agobio que puede haber en el Sonorama… Es guay, es muy guay, es un festival que le recomendaría a todo el mundo para ir porque es muy fácil de disfrutar.

 

Con el estreno del último tema, ‘El festival’, habéis anunciado que va a ser el primer adelanto de un nuevo disco. ¿Cómo creéis que este nuevo álbum va a representar vuestra evolución como banda?

Yo creo que vamos a apostar un poco por lo que sabemos hacer aunque, también te digo, vamos a estar abiertos a dar una vuelta de tuerca a todo. No queremos seguir tampoco con esta fórmula de tralla todo el rato porque la gente se aburre, nosotros nos aburrimos, todo mundo se aburre.

Entonces, a todo lo que es el sonido épico guitarrero nuestro de melodía bonita, de ese tipo de cositas, vamos a intentar también darle una vuelta de tuerca. Gente también externa que nos ayude a hacer crecer los temas. Espero que sea el mejor disco que hayamos hecho nunca hasta la fecha. Al menos las ideas están ahí y el plan está ahí. Esa es la idea

 

Y hablando de gente nueva, justo para este tema, para ‘El Festival’, la mezcla fue realizada por Luca Petricca. ¿Cómo fue el proceso de colaboración? ¿Qué creéis que os aportó a la canción?

Mira, Luca… Tenemos también nuestra historia. Luca es la persona que mezcló la primera grabación que hicimos profesional con Morgans en la vida. O sea, Luca es Dios para nosotros. Llevamos una década o 12 años intentando volver a grabar con Luca pero, por H por B, nunca se ha dado y no hemos podido. Ahora dijimos «de ésta no se nos puede escapar ya», entonces decidimos empezar a currar con Luca, le llamamos y empezamos a comer la cabeza con todo esto que te estoy contando de “tío, no estoy aquí ni por presupuesto, ni porque me venga bien, ni porque estés de moda. Estoy aquí porque eres Luca Petricca y quiero que seas tú”. Entonces fue bastante guay y ahora, te digo que estamos currando con él todavía en todo y está haciendo una gran labor.

¿Qué es lo que aporta? Pues todo: una visión externa es capaz de abrir las canciones, que suenen muchísimo, que suenen muy abiertas, muy bonitas. No hay oscuridad, es todo hostiazo en la cara. Y ya te digo, incluso, cuando le llamamos por primera vez en estos últimos meses, aún decía el tío: “lo que es molaba de aquella que vez que grabamos que eran 80 capas de guitarra y zurra y todo el rollo. Eso ya no se lleva, eso ya no mola, tío. Ahora vamos a intentar hacer lo mismo, pero con una guitarra muy selectiva, muy bonita, en vez de 17”. Entonces, pese a no ser exactamente lo que esperábamos, sigue siendo el man. Hizo un currazo en ‘El Festival’… El feedback de la gente es tan bueno porque cuando tienes a Luca Petricca en tu equipo, es como tener a Lukita Modrić en el Madrid. Es que hace un trabajo, es que es un grande. Y en nuestro equipo siempre.

 

¿Que os llevó a elegir ese tema como primer adelanto? ¿Qué representa para vosotros?

Para nosotros habla de todo esto de lo que hablábamos antes, de la longevidad y el mantenerse y lo chungo que es, lo difícil que es, no sólo dar un paso, sino mantener tu plaza y decir que no me la roben o que no la destruya yo o que no se me vaya aquí la oportunidad de seguir compitiendo, de seguir teniendo una banda, porque es muy difícil y hay muchísima competencia. Vivimos en un mundo muy raro ahora mismo. Parece que el arte en sí es como de usar y tirar. Es como, no lo sé, yo te decía antes, soy más old school, más de hacer discos de que signifiquen algo, de que un lanzamiento signifique algo. No lo sé, es un poco todo ese ese rollo.

 

Claro, al final, he visto que en otras entrevistas la habéis descrito como una canción cargada de rabia, ironía y sangre.

Es que eso es lo que hemos vivido, el sufrir, el que la gente se vaya, que el tío te diga que no, el otro que… Yo siempre le digo a mi hermano, «pase lo que pase, hay que seguir porque el resto es la muerte». Yo ahora puedo estar reventado y no me apetece, y tengo otras cosas en mi vida que me molen, pero, a lo mejor, dentro de dos años, vuelvo a estar superenérgico y miro atrás y digo, «si tuviese ahora la banda»…  Pues es que ya no la tienes porque no aguantaste el tirón hace tres años y te fuiste a tomar por el culo. O los problemas que tú puedes tener de todo, de lo caro que es tocar por ahí, de mil problemas que puedes tener. Y habla de eso, de lo que cuesta, y subir escalón a escalón, y de comerse hostias, y de hacer que tu piel sea dura, ¿sabes?

Lo que tienes que hacer es aguantar el tirón hasta que ya un día pues des por terminado el trabajo y digas, vale, hasta aquí, ya, hasta aquí. Eso me preguntaba un colega mío el otro día, me dice, «¿cuándo va a ser eso?» Y dije que, cuando toque en el DF en México DF [sic], ya diré «venga, adiós, amigos míos, ya hasta aquí». No lo voy a hacer, no voy a dejarlo, no renuncio, pero estaría guay.

 

Podemos decir que este tema viene de experiencias propias.

Sí, sí, sí. Además, mucha gente se siente identificada. Y luego también eso de la necesidad de tener que estar dando una imagen que a lo mejor tampoco tienes y sacando cosas y es como… ¿Cuándo empieza el festival de los que no quieren hacer toda esa mierda?

 

Y, al final, aunque estas emociones sean cargadas de rabia, ¿cómo se equilibra con la energía positiva que transmitís en directo y en general?

Pues no lo sé. A ver, siempre intentamos que los temas no tengan esa oscuridad tan chunga que lo escuchas y te deprimas, ¿no? Es un poco darle una vuelta de tuerca y decir  «vale, aunque es una cosa que pueda ser dolorosa o que pueda ser tal, vamos a intentar darle un punto de vista más positivo». Y, si luego, por cómo somos nosotros, en el concierto estamos allí riéndonos, lo estamos disfrutando, es difícil darle ese toque gloomy. Al final, lo que se transmite es, las personas que están haciendo eso ahí, la manera que tienen de cantar las cosas y bueno, yo creo que eso es lo que compensa un poco.

 

Qué guay. Y bueno, al final, ya para terminar, ¿qué esperamos del resto del álbum? O sea, ¿vais a seguir vuestra línea en cuanto a estilos? ¿Alguna sorpresa?

Habrá de todo. Yo estoy seguro de que va a haber de todo. Habrá sus temas más arriba, temas más acústicos, seguro, porque es algo que se nos da bien hacer y que nos gusta y que nos molan esos temillas más abajo. Habrá de todo, y ya te digo, espero que sea… Yo tengo las expectativas muy altas de que sea un discazo, de que nos flipe hacerlo y que nos flipe escucharlo a nosotros, ¿sabes? Que luego ya a la peña le guste. Yo espero que sí también, porque planeamos hacer lo mejor que hemos hecho nunca. Los recursos están puestos, la energía está puesta y vamos a por todas. Entonces, espero que la gente nos identifique. Ya sea a través de las letras, a través de las melodías, a través de las armonías, y diga «ostras, sí, es Casino Montreal». Eso sería un triunfo, yo creo.

 

Al final, lo que hablábamos antes de empatizar con la gente viene de que hagas algo que a ti te guste, porque es que no le vas a poder vender a alguien algo que no te gusta.

Mira, yo se lo digo a todo el mundo: Carlos Ares. Carlos Ares tiene una manera de producir sus voces, de hacer sus melodías, de sus movidas. Nadie puede sonar a Carlos Ares, nadie puede sonar a Viva Suecia. Sólo ellos. Y ahí tienes la respuesta. Que… Boom, melocotonazo. Alcalá Norte. ¿Quién coño en su sano juicio iba a coger esas letras? Nadie, nadie, porque nadie está loco, nadie se la va a jugar, pero vienen y te hacen el discazo del 15.

 

Y encima te lo justifican.

Y es que es así. Ten personalidad y ten los huevos de llevarla para adelante. Es mejor lo más personal que lo bueno. Yo puedo hacerte una canción que, wow, que suena a Love of Lesbian de la hostia y que hacen los mismos giros. No, no eres Love of Lesbian, tío. Entonces por muy buena que sea, por muy gran idea que sea, no es tu rollo.

Entonces, yo te digo que lo que pienso es, que lo que vale la pasta es la personalidad. Y olé los huevos y olé los ovarios de aquellos que lo persiguen y que lo muestran en sus discos, pese a todo. Y eso es lo que hace la gente que, al final, triunfa. Es que esto se divide entre líderes y seguidores, tío. Y es que la gente que innova es a la que siguen, y al que copia pues no le sigue ni Dios. A lo mejor estoy siendo un poco radical con todo, pero creo que se trata de eso, de apostar. Lo dice Leiva: «a mí no me gusta como canto, no me gustan mis giros, pero seguramente sean esas mierdas que a mí no me gustan, lo que a la peña le mole de verdad, porque es superúnico». Y, si lo dice Leiva, que sabrá más que yo de esto, pues ya está.

 

Santi Balmes también lo dijo hace poco: que no se escuchaba nunca.

Claro, ¿para qué te vas a escuchar? Yo me escucho cuando he sacado el single y necesito ver cómo va o los tres días siguientes que estoy hypeado, pero luego ya no, tío. Yo necesito escuchar estímulos nuevos. Mira, me puse ayer el disco de Shego, que no lo había escuchado y me gustó mogollón, tío. Me sorprendió, me dije, hostia, también, de nuevo, personalidad en las letras, personalidad a la hora de hacer la vaina y es lo que hace que les vaya guay.

Sí, sí, sí, total. Y bueno, por último, si pudierais organizar un festival con bandas actuales o clásicas… ¿Quiénes serían cabeza de cartel junto a vosotros?

A ver, la banda que sería cabeza de cartel sería Oasis. Es la banda de nuestra vida. Es la banda que hemos mamado. Yo metería a Jet y a Richard Ashcroft porque son mi pódium. Luego pues, no sé, metería gente nacional potente. Metería a Viva Suecia, que son la hostia. Metería a Circodelia, la mejor banda de la historia de este país.

 

Los descubrí hace poco y he flipado.

Circodelia, son… Los he escuchado tanto y antes de ser Circodelia, cuando se llamaban Tono Vudú. Que eso lo deben de saber ellos y yo, no lo sabe nadie más. Ya los escuchaba entonces. Y son una banda así muy rolinga, muy guay, que tienen temones. Yo soy muy vehemente cuando digo “la mejor banda de la historia de España” y la gente se me echa en encima. Que no, tío, que las bandas no se comparan, que hay bandas de 1.000 palos que son incomparables, no, pero me flipan.

El otro día les escribí antes de ir a Siroco y les dije: tíos, cago en la mar, os lanzo las invitaciones que queráis, venid a mi puto concierto en la Siroco. La gente va a flipar cuando vea los Circodelia entrar en mi bolo. Y me decían: Vosotros sois los únicos que nos vais a reconocer. Y dije “malditas bestias… Que no reconocen los Circodelia”. Al final no fueron, o al menos no los vi. Pero bueno, sí, ese sería el festi.

 

Qué guay, un cartel genial.

Me he dejado 1.000, pero bueno. Al menos, lo que te he dicho es honestidad pura y dura. Ese es el rollo.

 

Ahora ya os espera concierto en León, si no me equivoco.

El 7 de marzo, en León, sí. En el Gran Café, que va a ser un bolo guay. Luego, tenemos algún otro bolo por ahí, por abajo, por el sur y luego… Bueno, han salido un par de cositas por ahí de última hora que todavía no puedo comentar, pero sí que va a haber alguna cosa con la que no contábamos tampoco.

 

Bueno, al final, son canciones nuevas, disco nuevo, empieza temporada de festis…

Claro, claro, exactamente. Aunque es cierto que vamos a estar más centrados en grabar. O sea, no vamos a tocar como el año pasado, vamos a hacer poquita cosa y vamos a estar centrados en ese rollo. Pero ya te digo, muy contentos y con muchas ganas de dar caña y de volver a veros a todos pronto en Madrid.

 

Genial, pues nada. Estaremos atentos a ver a qué nos podemos acercar.

Sí, ya os avisaré a todos, uno a uno y así, haciendo spam risas]. No, no, pero os avisaré. Muchas gracias.

Lucía Poveda

Lucía Poveda

Redacción

El Perfil de la Tostada