Fotos: María Caparrós

Después de 6 años desde su último disco regresa con su primer LP en español

 

La voz de Alondra Bentley es de esas que encandilan, atrapan y arrullan. Quince años de carrera lo atestiguan. El momento de abandonar su lengua materna en las composiciones ha llegado y así ha nacido La Materia, un disco en español que tiene como eje principal el antagonismo entre vida y muerte y evoluciona hacia la forma de experimentar el amor. Bajo el sello de Sonido Muchacho y la producción de Gruff Rhys es un bálsamo para los sentidos.

Seis años son suficientes para regresar y contar todo lo que ha pasado a través de ellos. Los recuerdos y vivencias de Alondra se encuentran cómodos entre las once canciones que componen el álbum.

Me cito con ella a través de las pantallas de nuestros respectivos dispositivos para hablar de esta vuelta, de este disco, pero me encuentro con una generosidad en las respuestas que va más allá de lo meramente promocional. A través de su voz, el segundo espejo de su alma, reflexionó sobre lo que La Materia le ha transformado como mujer, como madre y como hija.

¿Qué tal estás ahora que has vuelto? ¿Qué tal en estos seis años de ausencia?

Todo bien, ha habido muchos acontecimientos vitales y cosas en estos seis años, como es normal, pero todo bien.

Hace 15 años que editaste tu primer disco y desde Solar System han pasado seis años. ¿Para ti componer surge de manera espontánea y no tienes en cuenta los tiempos, o ese espacio entre discos es escogido y te marcas un calendario?

En realidad es lo que va surgiendo porque sí que pienso en un calendario y pienso que debería sacar un disco ya, ha pasado mucho tiempo… Pero luego no lo cumplo porque creo que los discos hay que publicarlos cuando están listos, cuando ya los tienes. En estos últimos seis años han habido acontecimientos importantes -en 2020 fui madre- y la gestión del tiempo es un gran tema (risas), es complicado llegar a todo ¿no?.
En parte por esto he tardado más con la llegada de este disco.

Enhorabuena también por la maternidad.

Muchas gracias.

¿Qué necesitas para componer? ¿Cuándo es el momento en el que dices “ahora tengo el esquema del disco en mi cabeza, ¡vamos a empezar!”.

En estos últimos seis años, por ejemplo, hay una canción que igual tiene cinco años de antigüedad -aunque la mayoría de las que hay en el disco son más recientes- y, básicamente, necesito muy poco y algo que no me resulta fácil de encontrar que es un momento de paz para sentarme a escribir (risas); y como esto no siempre sucede fácilmente voy un poco sobre la marcha, cuando tengo un hueco cojo la guitarra y me pongo a ver qué sale.
Hay veces, incluso, que voy por la calle y saco el iphone y me grabo una nota de voz porque estoy pensando melodías o letras. Así, sobre la marcha, de una manera espontánea y caótica es como al final acabas pudiendo reunir once canciones.

«Así, sobre la marcha, de una manera espontánea y caótica es como al final acabas pudiendo reunir once canciones»

Entonces es cuando te venga la inspiración, no está programado en el sentido de decir “estas dos semanas voy a dedicar a escribir”.

Para nada, para nada. ¡Ojalá, ojalá!, ¡suena tan maravilloso!. Utópico, utópico tener 15 días y decir “voy a escribir las canciones del disco en estos quince días”… ¡Ojalá! (risas).

¿Nunca en toda tu carrera te ha pasado el poder tener, por ejemplo, un mes para componer, para irte a un lugar y dedicarte solamente a componer?

Realmente no. Lo que sí que he hecho, que pasa a veces con los procesos creativos -que se puede procrastinar bastante-, es cerrar la grabación del disco cuando a lo mejor quisiera tener alguna canción más para tener una fecha límite que te obliga a terminar algunas canciones más extras. Como tener un deadline, una fecha. He de confesar que me viene bien tener una fecha para tener absolutamente claro cómo quiero que sean las canciones, qué letra van a tener, qué arreglos… Y esta ha sido un poco la dinámica.

Pero esto que cuentas de que me encierro un mes, o una semana incluso, a escribir es algo con lo que he fantaseado siempre, pero que no he hecho nunca. Aunque ya llegará alguna vez (risas).

Dentro del caos vital que tienes ahora por las circunstancias, noto que eres disciplinada.

La palabra no es disciplinada porque no lo soy, pero sí que tengo cierto sentido de la responsabilidad. Soy un poco más caótica, disciplinada no. Lo que sí que es cierto es que la maternidad enseña a gestionar mejor el tiempo porque tienes que llegar a todo lo que ya hacías antes más cuidar de otra persona 24 horas al día.

Es verdad que se desarrolla una especie de capacidad por hacer muchísimas más cosas de las que hacías antes. Y lo consigues hacer, pero es verdad que has de aprender a gestionar el tiempo de cero porque pasa a ser de repente otra cosa.

Igual es otra forma de conocerte a ti misma en este papel que tienes de madre. Igual has descubierto otras capacidades u otros lados tuyos desconocidos.

Sí. Creo que la maternidad me ha hecho plantearme muchas cosas y también sincerarme conmigo misma en muchos sentidos. Sucede que, al menos a mí me ha pasado y estoy segura que a muchas otras mujeres y hombres también, cuando eres madre o padre te das cuenta de que hay muchas cosas que bajo ningún concepto quieres que sean así para tus hijos; y entonces, a lo mejor, el pulso que tenías de necesitar cualquiera de las cosas por ti no era suficiente, pero cuando ves que es por tus hijos sí que tienes la energía más fuerte y las ideas más claras. Se te ordenan más las prioridades, te dices a ti misma “esto tiene que conseguir hacerse”. La maternidad viene con un levantamiento de velo en términos sociales y también personales.

«La maternidad viene con un levantamiento de velo en términos sociales y también personales»

A la hora de poner la mirada en las letras, ¿la maternidad te ha dado una apertura mayor en cuanto a composición? Antes comentaste que te has sincerado más.

Sí, yo creo que ha influido mucho. De hecho, el disco tiene -en cuanto a temática- un corte bastante existencial, hay temas muy existenciales: la percepción del tiempo, el ¿qué somos?, ¿cómo experimentamos la realidad?. Sin ir más lejos, la primera canción del disco se llama ‘La Corriente’ y habla de un momento vital en el que ha de hacer el trabajo de reconocer cuántas cosas has hecho porque te has dejado llevar en la vida, o porque parecía que la inercia iba por ahí, y cuántas has hecho tomando la decisión con conciencia plena o desde tu propio deseo, desde tu propia necesidad.

Creo que nos dejamos llevar mucho más de lo que somos conscientes, ¿no? y que afortunadamente con madurez vas viendo cosas que no las quieres así en tu vida; que la vida es más corta de lo que pensabas y tal vez tengas que hacer todo lo necesario por hacer los cambios que sean pertinentes.

Hay otra canción que se llama ‘Marchar’. Cita directamente una frase que me dijo mi madre cuando estaba muy enferma y sabía que le quedaba poco tiempo de vida, dijo que tenía que pensar de forma menos occidental, que es natural que vayamos a morir y que no pasa nada, lo que hay que hacer es aprovechar el tiempo que estamos aquí y hacer la cosas que queremos hacer.

Todo esto son ideas que creo que siempre viene bien recordar, nos viene bien a todos.

 

 

Quizá lo tenemos más presente cuando vemos la muerte más de cerca ¿no?, cuando se nos muere un ser querido o pasamos por una situación complicada de salud. Es como el recordatorio del carpe diem. Si no te tomas así la vida, vas a sufrir.

La vida, la sociedad y el ritmo vital te influyen un poco y estás pensando en un millón de cosas que no son ni la mitad de importantes y todas las que sí lo son muchas veces acaban en un segundo plano. Hay que rebelarse un poco contra el uso que hacemos del tiempo y de la energía vital, creo que tenemos muy mal ordenado el orden de prioridades. Creo que está mal. El disco también habla de eso.

En este disco he hablado con más claridad, sin llevarlo todo a un estadio más poético. Me gustaba también la crudeza de decir las cosas tal cual. Si lo estuviera hablando con una amiga lo diría así, no quería recurrir a metáforas ni adornos. Con el tema de la muerte tiendes a dar mil vueltas para no tener que decir nos vamos a morir y ya está porque suena demasiado tremendo.

Al hilo de esto, en el disco confrontas el mundo terrenal con el mundo cósmico y espiritual. ¿Con cuál te sientes más identificada?

Paradójicamente cuanto más estoy en el mundo fantasmal, cósmico y espiritual más consigo poner los pies sobre la tierra. El pensar el contexto en el que estamos (en un planeta, flotando en el universo con una percepción del tiempo y una consciencia que no sabemos muy bien cómo se construye) hace que más valore y disfrute de lo terrenal. Esa es mi conclusión.

El hecho del contexto mágico, milagroso, en el que estamos me recuerda lo extraordinario que es estar vivo aquí ahora. Van en paralelo estas dos sensaciones (una muy terrenal y otra más espiritual).

 

He percibido que, musicalmente hablando, el disco pertenece al mundo cósmico y espiritual. Como si estuvieras flotando todo el rato en el universo. ¿Cómo fue el trabajo en el estudio de grabación para dar con esos arreglos que captan ese mundo espiritual?

En este disco conviven, por un lado, una parte como muy orgánica de instrumentos de percusión (guitarra acústica) que representan su lado más terrenal conceptualmente, y luego hay un universo de sintetizadores y teclados que probablemente representen el otro mundo. Creo que conviven muy bien conceptual y sonoramente. Tienen un sentido. Además, para mí tienen sentido por lo que te digo: representan muy bien estos dos lugares.

En el estudio lo imaginaba un poco así. Se lo expliqué así a Gruff Rhys, el productor, y así lo intentamos resolver.

Luego, cada canción tiene una ilustración. Es un cuadro que he pintado para cada canción y, precisamente, me ha venido a la cabeza cuando has dicho lo de flotar en el universo porque la mayoría de las imágenes son cuerpos -probablemente un alter ego mío- flotando en el universo.

Creo que las letras tienen un carácter muy plástico. Se me venían estas imágenes a la cabeza y por eso decidí que quería representarlo también de forma visual.

¿Es este el álbum más especial en tu carrera?¿has puesto algo todavía más personal que en los anteriores trabajos (al encargarte también del art work) que a simple vista no es perceptible?

Sí, sí. Me encanta que digas eso porque siempre he estado viviendo de una forma muy estrecha toda la parte visual que acompaña al proyecto. De hecho, siempre he hecho el arte con amigas muy talentosas y gente muy cercana, y he estado muy presente siempre en todo el proceso de la parte visual que tienen los proyectos musicales. En este me he atrevido a aportar la parte visual para perderle el miedo. Ha sido una cosa que he ido posponiendo porque me daba muchísimo respeto, ahora ya menos, porque ya lo he hecho y ya está, pero pensaba que no podría hacerlo.

Es lo que hablábamos antes de que tienes que atreverte a hacer las cosas, salgan bien o mal, porque es la manera de luego poderlo hacer mejor.

Es curioso, porque cuando escribo las canciones tengo una imagen plástica que me viene a la cabeza, que recurra a otras personas y no me atreva a explicarlo yo cuando lo tengo tan claro en la cabeza. No tiene que ser perfecto, tiene que ser lo que te salga y estará bien.

«Tienes que atreverte a hacer las cosas, salgan bien o mal, porque es la manera de luego poderlo hacer mejor»

Tu lengua paterna ha aparecido en tu sexto disco, no habías estado antes frente a una hoja en blanco pensando en castellano. ¿Qué es lo que te animó a hacerlo ahora y no antes?

Bueno, en realidad sí que me he sentado a escribir en castellano. Muchas veces. Lo que pasa es que no terminaba de fluir. Cuando cambias de idioma cambia mucho todo: el timbre de voz, la letra, la forma de escribir, la forma de modular la voz, todo.

Entonces, hasta hace muy poco en las canciones que escribía en castellano no terminaba de encontrarme. Pero, no sé exactamente porqué, en estos últimos años las canciones me venían en castellano de una forma muy espontánea; no tenía que sentarme delante de la hoja en blanco a ver qué sale, sino que cogía la guitarra y de una forma muy fluida me han venido así. Ha sido muy espontáneo y natural. Entonces, ahora era el momento en que han venido y que antes, por lo que sea, no era todavía el momento.

Es muy interesante esto que cuentas porque sin buscarlo aparece y es bonito para el concepto del disco.

Sí, totalmente. Esto pasa mucho en la vida en general. Dejas de buscar algo y aparece.

‘Si tuviera’, la canción que lanzaste a modo de isla en 2022 no aparece en La Materia. ¿Qué recorrido tiene? ¿Para qué nació?

Cuando saqué esa canción, el disco se iba a grabar ya y probablemente iría incluida, pero se fue posponiendo y al final ‘Si tuviera’ se quedó un poquito lejos estilísticamente, fuera del conjunto de estas que sí tienen una relación muy estrecha entre sí, un poco huérfana; pero mi intención sí que fue que el disco se grabara poco después de lanzar esta canción y que estuviera incluida. Lo imaginé así.

«En realidad sí que me he sentado a escribir en castellano. Muchas veces. Lo que pasa es que no terminaba de fluir»

Contentísima, entiendo, por la candidatura a los Oscar de Segundo Premio. ¿Ha sido una sorpresa para todo el equipo que formáis la película (tú participando en la banda sonora con ‘Love is the worst’?

Yo no me dedico al cine pero aún así te sorprende muchísimo para bien. Yo he aportado la canción (que no es gran cosa pero ahí está).

La colaboración con Isaki Lacuesta para el vídeo de ‘Realismo Mágico’ surge a partir de la película, o fue de antes? ¿Cómo surgió?

Nos conocíamos de antes, desde el 2003 cuando él estrenó su primera película. Luego coincidimos alguna vez más, pero retomamos el contacto hace un año cuando me llamó para la canción de la película. Me dijo que la había estado montando con una canción de Vashti Bunyan, que es una de mis cantantes favoritas británicas de los años ‘60 y a mí el cine de Isaki me encanta. Es mi director favorito.

Isaki quería algo más atemporal que hiciera que contrastara con la música de Los Planetas y también con la música instrumental de la película, que es música electrónica. A raíz de ahí hemos estado escribiendo canciones y hemos montado un proyecto entre Isaki, Iria (quien hace la música electrónica) y yo.

La letra de ‘Love is the worst’ está escrita entre los dos, Isaki me pasó un poema para la canción.

¿El concierto que diste a finales de septiembre en Elche fue una especie de arranque de gira?

Pronto anunciaremos gira. La verdad es que hay una cosa que me hace pensar en ¿por qué antes no he escrito en castellano? porque el público en Elche al terminar te hablaba de las canciones, de lo que les habían hecho sentir, de lo que contaban las letras. Y es una maravilla que desde esa primera escucha la gente entiende todo, conecta y hablan de ello al terminar el concierto. Qué bien que esta comunicación sea tan eficaz, la del idioma claro.

 

Lorena M.

Lorena M.

Redacción

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