La banda madrileña llenó la sala La Salvaje de Oviedo para presentar su último disco
«Más de MySpace y Fotolog que de Snapchat e Instagram, Parquesvr son crudos como un bocadillo de carpaccio de buey y han llegado para quedarse, revolucionar el sonido del rock alternativo estatal desde la acidez política y los textos entre satíricos y brutalmente honestos».
Esta presentación no es nuestra, es de ellos.
«Parquesvr no son nuevos en este anti-business: músicos que forman o formaron parte de proyectos como Sou Edipo, El Páramo, Fario, Persons o Escombro; y un frontman que se debate entre Ignatius Farray y Javier Gurruchaga y que lo amarás o lo odiarás, pero nunca lo olvidarás».
Estamos de acuerdo. Puede que Parquesvr no sea una banda que se tome demasiado en serio como buen grupo de amigos y probablemente sea uno de sus principales atractivos. Pero no puede decirse que no hayan sabido construir un fiel ejército de seguidores ni que no sean unos grandes creadores de hits como atestiguan las coreadísimas ‘Lance Armstrong’ o la más reciente ‘Almodóvor Amenábor’ con las que arrasaron en su último concierto en La Salvaje de Oviedo con las entradas agotadas días antes de la cita.
El concierto fue la carta de presentación de su último LP ‘Si no fuera por estos momentos, sería por otros’ publicado en 2022 y aparte del guiño cachondo a los cineastas españoles también interpretaron otros cortes de este trabajo como ‘Tazas con mensajes’, ‘Arde, quema, duele’, ‘Muchas flores’, ‘Los salvajes’, ‘¿Debo leer a Baudelaire?’ o ‘Las nubes’. Canciones con personalidad propia que dicen mucho del estilo gamberro del grupo madrileño. Hay quien pudo apreciar guiños a Estopa, a Califato 3/4 o a Pony Bravo siempre bajo un prisma punk canalla tan marca de la casa.
Un grupo de local que ha ido abriéndose camino a través de su último trabajo a un plano más meditado y a la prueba de otros estilos como ya hicieron con ‘Pero’ en 2020 y más recientemente con ‘El laberinto’ y sus reminiscencias árabes o la aflamencada ‘Muchas flores’.
Todo ello sin perder su vena humorística. Un terreno farragoso donde no siempre se encaja bien y donde ellos han sabido hasta la fecha patinar sin caerse, seguramente, porque esa irreverencia es marca de la casa. También merece la pena destacar que son capaces de construir temas mucho más personales y profundos: ejemplo de ellos son ‘Arde, quema, duele’ o ‘Muchas flores,’ hechas durante la pandemia y que traslucen un dolor por la pérdida de un amor.
El esnobismo musical («Joy Division no es New Order») y la edad (‘Puretrap’) tampoco se libran de las ácidas letras de Parquesvr pero si hay algo que demuestra este disco (perdonen sus artífices) es la madurez de un grupo que por mucho que nos hagan reír seguiremos tomándolos muy en serio. Las letras continúan siendo ingeniosas y mordaces pero también sensibles cuando toca y la base musical es mucho más abierta que en ‘Talego Quini’ tres años atrás con temas como ‘Conchi’, ‘Tom Petty’ o ‘1992’ como ejemplo, donde eran más directos. El cambio les sienta bien y abre puertas a no cansar de Parquesvr en mucho tiempo.
Rocío García
Redacción