El grupo actuó el pasado 2 de diciembre en el Garufa Club de A Coruña

Aviso. Esto no es una crónica musical, es una crónica sentimental.

Uno no puede ser objetivo cuando se trata de una crónica de un gran grupo que a la vez son buenos amigos, pero la grandísima subjetividad que irradia esta crónica será compensada por un relato aproximado a lo que fue una gran noche para los Limboos.

Y es que The Limboos son como esos grandes equipos de fútbol, fiables cuando juegan en fuera e inexpugnables cuando juegan en casa. Y en Galicia, tierra de Sergio y Roi y en un lugar como el Garufa, acogedor y maravilloso, ideal para ver un concierto de estas características, los Limboos se hicieron fuertes, gigantes.

Todo era propicio de todas formas, una banda que en estudio son enormes, pero que en directo multiplican por diez su potencial y un público que en su mayoría sabían a lo que venían. Y eso era a disfrutar, a bailar y a sonreír. Obviamente los Limboos, lo consiguieron, no es una novedad.

En un concierto largo, pero que se hizo corto, muy corto, los Limboos repasaron su cancionero, con un empaque musical fruto de la profesionalidad, los largos tours que los han hecho una de las grandes bandas en directo del panorama estatal, pero sobre todo del gran talento que poseen.

Se podría hacer un índice de los temas que tocaron, entre ellos ‘I don’t buy’, la novísima ‘Red Line’, ‘Space Mambo’ o ‘Been a Whole Lot of Time’ entre muchas otras, pero lo que queda del bolo es la satisfacción de verlos de nuevo y la melancolía por desconocer cuando los volveré a ver. Aunque garantizo que será pronto, muy pronto.

Gonzalo Bea

Gonzalo Bea

Redacción