‘Un momento extraño’ (2022)

  • Menta
  • ⭐️ 7,5/10
  • Sonido Muchacho

Cuando en pleno encierro pandémico Menta se presentó en sociedad con su primer sencillo ‘Ojalá te mueras’, resultó ser, cuanto menos atrevido. En una época de total ceguera cortoplacista, una banda de nuevo cuño se lanzaba con un tema de más de cuatro minutos, de los cuales, la segunda mitad se sustentaba sobre una base puramente instrumental.

Aquel aperitivo llamó la atención de muchos, que terminaron de rematar con ‘El apartamento’, protagonista de la memoria nocturna colectiva de una etapa que hoy nos parece muerta y enterrada. Tema que, independientemente a su letra, pareció tirar por tierra todo lo que habíamos saboreado del primer entrante.

Al fin y al cabo, se trataba de un grupo emergente, y con muchos golpes que dar y recibir. Enmarcados dentro de la nueva escena malasañera y apadrinados por el sello de moda, Sonido Muchacho, parecía difícil no prestar atención a sus siguientes pasos, y he de reconocer, que con su segunda entrega – primer EP-, perdí ese interés de una tacada, avasallado por los sintes superfluos y sonido indie pop ciertamente manido, pero con un atisbo de esperanza en su último corte: ‘El circulo’.

Y hasta el pasado 6 de octubre, cuando vio la luz ‘Un momento extraño’ (Sonido Muchacho, 2022), el primer largo de la banda. Un ejercicio de madurez musical, donde la construcción de un entramado de diferentes atmósferas hace de este primer trabajo una aventura completa en la que sumergirse.

Desechando la idea general de aposentarse y desarrollar un sonido o género musical específico, Menta transita por caminos que van del postpunk oscuro y ochentero, pasando por el indie seminal patrio de mediados de los noventa, o el rock-pop más prototípico en una colección de diez canciones, que se ganan el notable a fuerza de guitarras punzantes y la lírica pesimista y generacional en la voz propia de su vocalista, Meji.

Este mensaje no tarda en emerger, y en su primer tema los fraseos y progresiones de guitarras oscuras se acompañan de frases como “No hay futuro, no hay mañana”. Gritos de una generación que desconoce lo que es vivir fuera de una crisis socioeconómica que nos engulle cada día, y que plasman con acierto en ‘Fatal, gracias’ a pesar de lo obvio que parezca el mensaje.

De aquí al pop oscuro de ‘Lo que me falta’, con un riff que te engancha desde la primera escucha, y una melodía vocal realmente adictiva que termina de armar el primer sencillo del álbum. Uno de los temas más redondos y dolorosos del disco, variable indisoluble en la mayoría de los casos.

Otro de los aspectos claves del disco es la dicotomía con la que juegan -seguramente sin ser conscientes- en sus letras. La aparente madurez y dureza de sus textos, es salpicada en muchas ocasiones por la insolente juventud que nutre a la banda. Una misma realidad desde diferentes prismas, o eso quiero creer.

En la línea de su predecesora, ‘Ya no te quiero más’, ahonda en el pop ruidoso de guitarras, aunque en una línea melódica más cercana a la oscuridad ochentera, desde donde salta al rock más clásico de principios de los noventa en ‘Perro dolor’, regalándonos una nueva dosis de heterogeneidad estilística.

Siguiendo la hegemonía de las guitarras más puntiagudas y alternativas, ‘Segunda parte’ funciona como tema bisagra, donde asoma más clara que nunca la tensión entre la batería y las mencionadas guitarras. Una suerte de ‘Segundo premio’, donde vuelve a relucir el desaliento frente a la esperanza, y con la que se da vía libre al pop costumbrista, aunque algo más vacuo de temas como ‘Ibuprofeno Normon 600mg’ -tan obvio como su título- o ‘La última que te hago’, donde por momentos, parecen perder el rumbo y orden del álbum, revolcándose en un barro que solo hace restar brillo a la criatura.

 

Sin embargo, entre ambos cortes, encontramos ‘Algo incómodo’, una joya cercana al post-punk de finales de los ochenta, donde su simple melodía te envuelve en una melancolía que se adereza con los coros -casi gritos desgarrados- finales.

Con la misma esencia, pero con altas dosis de penumbra, encontramos otra de los grandes temas del disco. ‘Consecuencias’ termina de confirmar que Menta no solo parece manejarse mejor en otros registros más alternativos, sino que es donde mayor provecho sacan a sus canciones; con aromas al noise-pop nacional de grandes referentes como Triángulo de Amor Bizarro o compañeros generacionales -y de sello- como La Plata, es el único tema sin la voz femenina de su vocalista, dando un nuevo y acertado giro a la estructura armónica del disco.

‘Un llanto’ cierra de manera brillante el LP. Un canto dream pop al más puro estilo Cigarettes after sex, donde el quinteto madrileño vuelve a crear su particular colchón donde acurrucarte y dejarte envolver con sus delicadas melodías.

Una nueva vuelta de tuerca al paisaje sonoro recreado a lo largo de diez canciones que, si bien contiene algún que otro escollo durante el trayecto, parece descubrir definitivamente el sendero de un grupo potencialmente muy talentoso.

 

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Redacción