Joe Crepúsculo / PABLO ZAMORA

El Vibra Mahou Fest reunió en Gijón una interesante combinación de propuestas

Más de un asistente terminó el pasado fin de semana con agujetas de tanto menear el cuerpo. Merece la pena reseñarlo porque reencontrarse con uno mismo en la sala de baile rodeado de personas con las mismas ganas ya es de por sí motivo de celebración. Algo que los artistas invitados al Vibra Mahou Fest seguro que también sintieron, una vez que la «nueva normalidad» parece instaurarse (al menos, en lo burocrático).

Parecía una noche de verano no solo en lo climatológico sino también en los ánimos. De la propuesta lanzada por Vibra Mahou en este pequeño gran festival (pequeño en tamaño, grande en la variedad de estilos, acertada al combinar diferentes públicos) cabe destacar un par de cosas. Primero: la jornada del viernes vino con una hornada de proyectos que arrasaron. Si bien es cierto que el público del viernes fue eminentemente muy joven no se puede decir que Morreo o Cupido no gocen de una buena salud en lo musical. Ese relevo generacional parece asegurado porque en el caso de Cupido una sala abarrotada cantó a una sus canciones como si no hubiese un mañana. Su propuesta trap e indie obra de Pimp Flaco a la voz y la banda Solo Astra no dejó indiferente a nadie y arrasaron en la sala Albéniz de Gijón, donde tuvo lugar la primera jornada del festival.

Un grupo insultantemente joven y desenfadado para renovar las filas del indie español. Desde ‘No sabes mentir’ a ‘Un cabrón con suerte’ han pasado 4 años donde no han dejado de ganar adeptos.

En el caso de Morreo, su pop sesentero aderezado con sintes se alzó con el primer premio de la 42ª edición Rock Villa de Madrid y les ha llevado a tocar en las fiestas de San Isidro de la capital junto a Parquesvr y Free Sis Mafia. En Asturias demostraron que ese sonido sigue conquistando y sacando el lado más cañí de las entrañas desde las primeras notas de ‘Hola, Corazón’ y por supuesto a través de su álbum ‘Fiesta nacional’ donde destacan temas tan pegadizos como ‘Pesadilla pop’. Una nota de color mezcla de Los Brincos y Mujeres que sienta a la perfección.

El sábado la celebración se trasladó al recinto ferial Luis Adaro y allí las diferencias fueron palpables. La más notable la de la edad media del público asistente, mucho más avanzada que el día anterior. Pero no la única: por un lado, merecieron una mención especial los DJs que, entre concierto y concierto, amenizaron la jornada (David Salvaje, Melo Soho o Adolfo Sputnik lograron no solo que el ánimo no decayera, sino que el recinto se convirtiera en una pista de baile). Qué decir del apoteósico final a cargo de ELYELLA que convirtió la cita en una fiesta.

Pero antes de eso, desfilaron propuestas muy diferentes entre sí como el pop vibrante de Nunatak, un grupo  que merece más flores de las que recibe y que, lejos de amilanarse por abrir la jornada a una hora intempestiva donde los estómagos rugían, dio un directo redondo como muestra de su buen hacer.

‘Sol y sal’, ‘El grito’, ‘Viento del Sur’, ‘Aún respira’ o ‘Disonancia perfecta’ son ejemplos de la calidad del grupo murciano que nos conquistaron en 2014 (si quieres puedes leerlos en nuestro tostatest).

Otro giro interesante fue el de Delafe: Oscar D’Aniello tiene el don de la palabra y sabe irradiar su contagioso optimismo en cada uno de los temas que interpreta: ‘La primavera’, ‘La gran ola’, ‘MUCHO MUCHO MUCHO’, ‘Mixtape’, o ‘Adrenalina’ son lo que el costumbrismo al Lazarillo: un reflejo de nuestros usos, pero también de nuestros anhelos poesía mediante. ‘Enero en la playa’ es uno de sus ejemplos más claros y no faltaron los ya míticos pasos de baile. Un grupo que ha sabido aguantar los embates del tiempo y los cambios en su alineación, evolucionando cual organismo vivo: esto no se para.

Qué decir de uno de los platos fuertes de la velada: Ginebras están de rabiosa actualidad y demuestran en cada directo que hacer lo que te va apeteciendo es la mejor fórmula para meterte al público en el bolsillo. Con el feminismo por bandera y una actitud relajada sobre el escenario, lo mismo comentan lo último de Chanel que la medida del Gobierno para regular la baja laboral por menstruación dolorosa.

Y mientras tanto, su música desató las ganas de bailar: ‘Chico Pum’, ‘Filtro Valencia’ , ‘La típica canción’ o su versión de ‘Con altura’ son el desenfado personalizado que tan buenos resultados les están dando. En Gijón tampoco falló y consiguieron meterse al público en el bolsillo (con permiso de Eurovisión, pero eso sería otra locura para comentar aparte).

Para cuando llegaron ‘Arde Bogotá’ con su arsenal de hits el ambiente estaba ya tan caldeado que no hubiera hecho falta mechero para incendiar la noche. Las ganas de fiesta eran evidentes: sonando ‘Cariño’ o ‘A lo oscuro’ son canciones hechas para corearse en un festival como éste, dándole la nota de rock que continuaron ‘Millenial’, ‘Quiero casarme contigo’ o ‘Exoplaneta’. El inventario de la banda está lleno de canciones repletas de energía desde su debut en 2020 y parece que van con buen pie por la buena acogida que tuvieron. Larga vida al rock.

Los organizadores del festival sabían bien lo que hacían cuando pusieron a ELYELLA directamente desde la pradera de San Isidro en Madrid en plenas fiestas a Gijón. Es difícil imaginar un cierre mejor: el dúo de DJs encarnado por ELLA y MØNØ conquistaron a todos con un espectáculo lleno de color con guiños a la nostalgia (que levante la mano el cuarentón que no haya bailado a Gala en sus años jóvenes). Desde la publicación de ‘Dreamers‘ los productores han puesto de manifiesto que electrónica, pop e indie son la conjunción perfecta para rematar cualquier noche.

Al final, todo se redujo a las ganas acumuladas de bailar que pudieron con todo. Revivir lo que se siente cuando se escucha una sesión es ya tema de cada uno, pero se podría decir que esta vez el sueño fue colectivo, como otras noches de verano donde los duendes hacen de las suyas. Aquí tampoco faltaron las travesuras y los atisbos de resaca adivinados para algunos, aliviada con ibuprofeno y por el deseo de muchas noches más para bailar sin descanso.

Rocío García

Rocío García

Redacción