Triángulo de Amor Bizarro (2020)
- oɹɹɐzıqɹoɯɐǝpolnƃuɐıɹʇ
- ⭐️ 9/10
- Mushroom Pillow
Una distopía apocalíptica, eso es lo que estamos viviendo y eso es precisamente lo que nos transmite Triángulo de Amor Bizarro con su último (y homónimo) álbum. Como si hubiesen visto el futuro y hubieran regresado para contárnoslo en 12 temas, la banda gallega lanza en un momento tremendamente oportuno un disco muy actual y sincero.
El título oficial es Triángulo de Amor Bizarro, quizás simbólico, queriendo avisarnos de que, a pesar del obvio cambio con respecto a sus álbumes anteriores, siguen siendo ellos, fieles a lo que les caracteriza, pero desde otro punto de vista. Lo que principalmente diferencia este disco de los anteriores es, sobre todo, la madurez de su estilo. La evolución que conserva la frescura junto a la innovación y experimentación con un envoltorio electrónico, hace de este un álbum único.
Empezamos con ‘Ruptura’, el tema más experimental. Nos dejaron escucharlo antes de lanzar el disco como advertencia: esto no va a ser un álbum cualquiera, esto va a ser una experiencia. Distorsión y gritos desgarradores quieren describir la ‘Ansiedad mundial generalizada fruto de estos tiempos’. Además, la ausencia de instrumentos más corrientes y el uso de la electrónica la vuelve más deshumanizada. Expresa exactamente lo que pasa en nuestras cabezas el 16º día de cuarentena: parece que todo va a explotar.
La primera mitad del álbum contiene lo más experimental, pero también los temas más pop. ‘No eres tú’ es una transición del desgarro de ‘Ruptura’ hacia ‘Vigilantes del espejo’, el tema más melódico hasta ahora, que junto a ‘Fukushima’ y ‘ASMR para ti’, nos brindan el pop más asequible del disco. No se han dejado contagiar por la globalizada tendencia al trap, pero sí por la también muy extendida tendencia ochentera. En ‘Vigilantes del espejo’, la energética voz de Rodrigo nos traslada a los ochenta, pero lo hace desde un punto de vista más crudo, característico de la banda.
‘Fukushima’ es, dicen los gallegos, melliza de ‘Ruptura’, pero a la vez son las más distantes. Tratan un tema muy candente en los últimos lanzamientos en el indie nacional, como en los de El Columpio Asesino o de Biznaga, y se asientan en el presente, en la situación actual de mediocridad, en la era digital. ‘Fukushima’ describe la soledad creada por la tecnología. Irónico en el momento en el que nos encontramos, en el que solo la frialdad informática nos hace conectar con el calor humano. A todos se nos marcan las manos en la pantalla estos días, como canta Isa con una voz con ecos sintéticos que crean un ambiente futurista y melancólico.
Llegamos a ‘ASMR para ti’, quizás el pop más normativo del disco. Una canción de amor que, aunque no tiene voces desgarradoras, nos desgarra el corazón. Le sigue ‘Acosadores’, con la colaboración de la inconfundible Ariadna Paniagua (Los Punsetes). Las voces de Isa y Ariadna se compenetran tan a la perfección que parecen fundirse en este manifiesto feminista. Aquí dejamos los temas más melódicos del álbum para que un breve y distorsionado interludio que juega con nuestros sentidos (‘Syf, Paga’) deje paso a la fuerza casi hiriente de ‘Calígula 2025’ y al magnetismo de ‘Folía de las apariciones’.
Para acabar, ‘Cura mi corazón’ nos suaviza el ambiente, o al menos la atmósfera, porque la solidez de la percusión y su letra, casi onírica, bien podrían trasladarnos a un capítulo del Apocalipsis en el que Isa le suplica a la serpiente que cure su corazón.
Un disco más suave y menos cínico que a lo que nos tienen acostumbrados la banda, pero a la vez más oscuro, más sincero con el presente. Merece la pena escucharlo sin distracciones, disfrutar de las coincidencias con la ficticia realidad que nos ha tocado vivir y dejar que nos cure el corazón en estos tiempos de soledad.
Elena Monge
Redacción