Todos quienes hayan visto a Los Estanques en vivo no necesitarán más presentación, porque los cántabros son difíciles de olvidar. Pero, más allá de un directo apabullante, este grupo que está a punto de editar su cuarto disco es una auténtica oda a la música. Con reminiscencias evidentes a los setenta, su estilo va más allá de los clásicos y han colaborado en abrir el mundo musical nacional a otra serie de alternativas que no abundan. El bajista Fernando Bolado responde a esta entrevista donde nos habla de qué ocurrió con su último trabajo, cuyo material inédito les robaron en su propia furgoneta, pero también de la música que escuchan actualmente y mucho más.

Vuestros trabajos, especialmente el tercero, han conseguido encandilar tanto a gente más joven como a nostálgicos de los sonidos rock de los setenta. ¿Tonteasteis con otros estilos antes o estaba claro desde el principio que Los Estanques sería pop progresivo psicodélico?
La verdad es que esta etiqueta (que tanto nos gusta) es realmente una trampa. Si tuviésemos que definir el estilo del grupo y sólo nos dejasen escuchar un tema cogido al azar de cualquier álbum, ¿qué estilo diríamos que caracteriza a los Estanques? Funk, hard Rock, disco, jazz, psicodelia estrafalaria… Las PPP permiten que toquemos cualquier palo, con el reto de que al final cada álbum (y en último término la banda) sea algo homogéneo y compacto. Esto es realmente a lo que aspiramos, y tratamos de exprimir al máximo los estilos que tocamos, aunque todo acabe teniendo un trasfondo pop en cuanto a la forma de las canciones.

¿Este batiburrillo de estilos viene marcado por lo que escuchabais en casa o vuestros gustos cuando eráis pequeños eran diferentes?
Si algo nos caracterizó de pequeños fue consumir compulsivamente, y grupalmente, la música que iba de 1965 a 1975. Todo comenzó con la música que heredamos de nuestros padres, pero después fuimos explorando por nuestra cuenta la música que nos tiraba, todo en función de lo que tocábamos con Crayolaser, que fue, más que la banda, el concurridísimo grupo de gente de Santander que nos dio por explotar juntos entre los 15 y los 25 años.

¿Vosotros sois coleccionistas de música? Si es así, ¿qué podríamos encontraros en vuestra casa?
Somos coleccionistas, aunque de una forma bastante distinta a como se ha entendido esto. Nuestro medio es internet, y cuando establecimos el hábito de escuchar y escuchar y escuchar en grupo fuimos creando una base de datos con tropecientos discos que íbamos descubriendo (muchísimos blogs, muchísimo Megaupload). Ahora está Spotify y el coleccionismo como tal queda para los discos que no están subidos, lo cual es un apartado bien interesante de música bizarra de todas las décadas. ¿Qué encontraríais? A cada cual le tira lo suyo, pero la psicodelia sesentera y el progresivo clásico lo tenemos más que trillado.

¿Así que sois más de formato digital que físico? ¿Por qué?
Somos más de digital, aunque meramente porque es el soporte que nos ha permitido explorar sin ningún tipo de límite. Pasar canciones de recopilatorios durante tardes y tardes hasta encontrar una que llamase la atención, descargar el disco, escucharlo a ver si todo el disco es tan bueno como el tema que nos condujo a él, descargar más discos de la banda, buscar la info de los integrantes del grupo, ver en qué más grupos tocaron, escuchar los discos de esos grupos… Sin salir de casa. Ahora bien, el vinilo también forma parte de nuestra vida en la medida en que hemos heredado mogollón de música en este soporte, también en cinta y en CD. No somos unos fanáticos del soporte, aunque sí de lo que lleve dentro.

Vuestra música dista mucho de lo que suena en el resto del panorama independiente nacional. ¿Por qué creéis que ha tenido tan buen recibimiento?
El gusto se está refinando muchísimo, y eso permite que bandas como la nuestra estén encontrando un hueco en el panorama. Además, hay mogollón de gente comprometida con la buena música, ya no en el escenario, sino en el público, haciendo reseñas, entrevistas independientes, podcasts, rankings de mejores discos… Si está teniendo tan buen recibimiento es porque la gente se lo está currando y exigiendo que las bandas, aparte de tener buena estética o sepan cumplir con un estilo que controlan, se arriesguen y se fijen, sea el estilo que sea, en la música por la música. Vivimos el comienzo de una muy buena época a nivel internacional y nacional. Personalmente, tengo la corazonada de que la década de los 20 va a ser recordada como se recuerda la de los 70 del siglo pasado en lo que a creatividad se refiere en el terreno del rock, pop, música independiente, o como se le quiera llamar.

A nivel nacional e internacional, ¿quiénes creéis que están haciendo cosas interesantes actualmente?
Cada ciudad tiene su escena y aunque hiciésemos una lista con cuarenta bandas seguiríamos quedándonos cortos. No hay que pensar que las únicas bandas que existen son las que van a los festivales, aunque es a este circuito al que hay que llegar. Los Derby Motoreta’s son el ejemplo actual de pedazo de banda que lo revienta a nivel nacional y que le dedica un esfuerzo inmenso a la música. Y como digo, ponernos a decir nombres es un poco absurdo en el momento en que dejas de decir todo el resto de bandas increíbles. Los Vinagres, los Volcanes, los Camellos, los Reyes Magos, los Bengala, Elemento Deserto, Salto, The Crab Apples, Riverboy, Morgan, Bronquio, Vulk, Texxcoco… Prefiero parar.

Respecto a lo internacional, podemos decir que es absolutamente rompedor todo el mundo que rodea a grandes como Thundercat, Robert Glasper, Kendrick Lamar, Brittany Howard, Chris Dave, Nate Smith, Vulfpeck… Lo que se cuece ahí no tiene nombre. Por decir otros grupazos que nos flipan, Hiatus Kaiyote, Black Midi, Car Bomb… ¡Será por música!

En octubre publicasteis el EP ‘Inés Moral / Niño soy’. Contadnos qué pasó con ese trabajo robado y estos dos temas que rescatasteis.
Nos robaron, con violencia, persecución, neumático quemado y sangre de por medio, de una forma absolutamente surrealista el que iba a ser nuestro cuarto álbum. Quien quiera detalles cinematográficos, que busque por internet. La cosa es que recuperamos dos versiones, que no eran para nada las definitivas, de estos dos temas. Los masterizamos y los publicamos, pero la cosa es que ni siquiera masterizamos el archivo de música que sale del estudio, en formato wav con todos sus bits de información pesando todos los detalles del mundo, sino un mp3 que se exportó para escucharlo en casa e ir ajustando la mezcla y demás. Es lo que hay, aunque la alegría por recuperarlos y poder publicarlos fue enorme. Le tenemos un cariño especial por la época de nuestras vidas que representa.

Entiendo que salvar estas dos canciones es una suerte de resarcimiento para vosotros. ¿Os habéis centrado en tratar de recuperar el resto o habéis pasado página?
Hemos hecho un poco de ambas. Para el próximo disco hay unas cuantas canciones regrabadas (a base de escarbar en la memoria de Íñigo) que, seguramente, han quedado mejor que las originales. Sin embargo, el nuevo disco contiene nuevos temas.

Entonces, ¿cuándo habrá nuevo material de Los Estanques?
A la vuelta de la esquina. Están haciéndole ahora mismo el surco a los vinilos.

Bolado: «Hay música que no es para ponérsela de fondo para comer»

Algunas personas se sienten alejadas de todo lo que suene a progresivo considerándolo denso y largo. ¿Qué les diríais para que se empiecen a interesar?
El progresivo está en toda la música que conocemos, lo sepamos o no. La única recomendación es pararse a escuchar lo que suena, y luego ya decidir si gusta o no. En lo que nos concierne, la verdad es que no trabajamos las típicas canciones de veinte minutos con jams interminables. Tampoco las detestamos, pero vamos más al grano. Así que lo dicho, a escuchar y a valorar en función de lo que suena. Puede ser que no te guste algo en un momento determinado, pero esto quizás va más con el contexto de la escucha. Hay música que no es para ponérsela de fondo para comer. Explora esos contextos y dale cabida a toda la música posible. Y si ni con esas, el contexto del concierto es sin duda el mejor. En medio del ritual sí que no te puedes esconder.

Aunque no os consideráis (por lo que hemos leído) un grupo de voces, es innegable que es parte de lo que os confiere vuestro particular sonido y se aprecian tan cuidadas como el resto. ¿Habéis tenido que hacer un trabajo extra con esto? 
Eso quizás nos caracterizaba más cuando surgió la banda. Ahora las voces tienen un peso importantísimo y las cuidamos tanto como se merecen. Respecto al trabajo extra, tuvimos la suerte de participar durante bastante tiempo en la banda santanderina The Puzzles, que se centraba totalmente en las armonías vocales. Así que es un terreno que también hemos tenido la suerte de mamar desde jóvenes.

Como ya mencionaste, venís de otros grupos como Crayolaser. ¿El éxito de Los Estanques eclipsa al resto o mantendréis proyectos independientes?
Para nosotros es una continuidad.

De Santander a Madrid, ¿fue una decisión de logística? Muchas veces parece que a los artistas se les obliga el traslado a la capital para que su carrera tenga realmente proyección, ¿no?
Es un salto que por lo menos en nuestra situación era necesario para poder apostar por la banda a un nivel más profesional. Aunque hay muchos otros motivos. Está claro que en Madrid se mueven muchos más proyectos y al final acabas teniendo contacto con ellos. Puedes ver a la gente a la que le va mejor que a ti e intentar aprender cómo lo han conseguido. Aunque lo importante es participar del tumulto que hay con la cantidad de gente de otros lugares, de España y del mundo, que viene en las mismas condiciones que tú.

Mojaos: ¿directo o trabajo de estudio? ¿Con qué os sentís realmente realizados Los Estanques?
Sin lugar a dudas con los dos. Son dos caras de la misma moneda, y cualquiera que haya visto nuestras dos facetas sabe por qué. Sentarte a escuchar uno de nuestros discos es un ritual bien distinto de venir a escucharnos en directo, pero rituales ambos, con la música como protagonista.

 
Rocío García

Rocío García

Redacción

Periodista y melómana. Crecí con la música y no he parado nunca de aprender de nuevos sonidos y sensaciones. Amante también de las palabras, todo junto hace la canción perfecta.