La banda argentina ofreció un concierto sólido y dinámico, con un repertorio acertadísimo que provocó máxima atención bajo los focos. Antes, pudimos disfrutar del pop underground de otras dos bandas del sello Sonido Muchacho: La Trinidad y Terrier

La noche del sábado se antojaba curiosa, a la par que expectante, gracias al “cartel” que había preparado la gente de Sonido Muchacho. Dos pequeñas –pero salvajes- bandas del sello hicieron los honores para que Las Ligas Menores desplegaran como plato fuerte de la noche su arrollador y constante directo.

Los malagueños de La Trinidad fueron los primeros en dar cuenta de una sala El Sol que agotó sus entradas para la ocasión. Sin todavía ningún largo en el mercado, el trío dejó un exquisito sabor de boca gracias a un sonido propia que navega entre el pop rock más underground y evidentes pinceladas punk, cargadas de un discurso claro y conciso. Temas como ‘Nuevas dignidades’ o ‘La joya’, de su reciente EP, alcanzan un matiz arrollador en directo.

El segundo asalto corrió a cargo de Terrier. Algo menos concisos en su sonido que los primeros, la banda madrileña brindó su habitual garaje pop cargado de guitarras pesadas y sintes sobre los que sustentan sus aguerridas interpretaciones vocales. Lírica casi histórica para temas como ‘Tus ojos son puñales’ o ‘La constitución’, de su último disco Algo para romper (2018) fueron algunos de sus cortes más destacados.

Y tras esta doble ración “muchachera”, el turno de las grandes protagonistas de la noche se erigió en una suerte de conquista de las américas en sentido inverso. Desde los lazos establecidos hace tiempo por bandas como El mató a un policía motorizado con grandes clásicos de nuestra música, como Los Planetas, parece haberse producido un efecto llamada, que es recibido desde este lado del charco con los brazos bien abiertos. Y las abanderadas de esta nueva hornada de indie –pop- argento son ninguna duda, Las Ligas Menores.

Con un exquisito pop melódico, letras cargadas de costumbrismo existencial y un directo limpio e inmutable, la sala El Sol se rindió a sus pies desde el inicio de un bolo que comenzó con la timidez y respeto propios del lugar pero que se tornó en descaro y presencia gracias a temas como ‘El baile de Elvis’ o ‘Europa’ de su primer trabajo disco homónimo.

Guitarras hipnóticas, insistentes líneas de bajo, y la singular voz de Anabella Cartolano –a caballo entre la quietud y la emoción- condujeron un concierto sin apenas respiro, protagonizado por su habitual repertorio de breves y concisos golpes coreados y bailados por un público que la banda ya puede considerar propio. Delicadas joyas como ‘Luces y carteles’, el pop urgente de ‘Los días’, o esa maravilla meláncolica que es ‘En invierno’, con la que se alcanzó uno de los clímax del concierto, se erigieron como grandes representantes de su último disco Fuego artificial (2018), perfilando un pertinente setlist que se cerró definitivamente con ‘Renault fuego’. Significativa y evidente elección del corte versionado recientemente por los mismísimos Planetas.

Para los bises quedó la colaboración de Adriana de Texxcoco en la desbordante ‘Ni una canción’. Guitarras enmarañadas y una cautivadora interpretación que sirvieron para alcanzar la apoteosis final y encumbrar a Las Ligas Menores en uno de los templos de la música en directo de Madrid.

 

Iñaki Molinos M

Iñaki Molinos M

Redacción

La honestidad no es una virtud, es una obligación.