Este año, el festival tuvo lugar los días 29, 30 y 31 de agosto en las Pistas de Atletismo Fuente de la Niña de Guadalajara

La sexta edición del Festival Gigante, pese a ser un evento con una trayectoria relativamente longeva, comenzó con ciertos problemas que hicieron patente que nadie se encuentra a salvo en la burbuja de los festivales: en un momento de la industria en el que el pueblo más pequeño goza de su propio festival independiente, incluso los más consagrados sufren las consecuencias. Lo que hace un par de años sucedía con el FIB (pérdida numerosa de asistentes de una edición a la siguiente) ha ocurrido este verano en otros macrofestivales como el Sónar o el Mad Cool.

El Gigante, por su parte, ha conseguido mantener su afluencia de público (con tan solo una diferencia de 1500 asistentes), pese a un cartel con menos caché con respecto a las ediciones anteriores, así como la falta de un grupo fuerte que encabezara el line-up. Para colmo, la incertidumbre sobre dónde se iba a ubicar el evento a un mes del festival también provocó el nerviosismo por parte del espectador.

Sin embargo, y a pesar de las nubes, el festival ha conseguido mantenerse en pie en su sexta edición quizás, en parte, por un mayor apoyo a la presencia de bandas locales, lo que ha generado un mayor favor por parte de los alcarreños: este año, el Gigante ha contado con la presencia de Eva Ryjlen, SuperFrame Vdj, The Veroñas, Surflamingo, Yo, Estratosférico o DJ Beard. Es de agradecer que, en una ciudad con una escena musical tan potente, se trate en mayor medida de programar a las mismas.

Así, si por algo podrían agruparse los nombres más grandes del cartel, es por su compromiso social. En un mundo en el que cada vez las fronteras son más gruesas y el pulmón del planeta está en llamas, es de admirar que aquellos que tienen un altavoz para manifestarse hagan uso del mismo. Así lo hicieron Colectivo Panamera con sus ritmos transatlánticos, Rayden al apoyar la causa feminista con “Caza de Pañuelos”, o Mediyama (acompañando al segundo) manifestándose en contra de la censura artística al llevar una camiseta de SDFK. Quizás el discurso más politizado se lo llevó Rozalén que, antes de su concierto había salido al escenario un par de veces a colaborar en las canciones de sus compañeros porque “los escenarios no están para competir, sino para compartir”. Fuera de los discursos, también fue capaz de dar un concierto animado que hizo bailar al público, si bien el plato más fiestero de la noche vino con Glitch Gyals que, por otra parte, nos enseñaron que dentro del trap también hay activismo sin dejar de recurrir al humor y que el talento puede manifestarse de muchas formas posibles.

En la jornada del viernes, Sidecars congregaron a la mayor parte de espectadores con una propuesta en la que eran palpables las influencias del rock más clásico y unos himnos juveniles que hicieron vibrar la pista de atletismo. Por su parte, Zahara demostró que puede generar un ambiente festivo especial para la ocasión aun con canciones más emocionales, para lo cual también es necesario nombrar a los músicos de renombre que la acompañan, como Martí Perarnau (Mucho), que con sus sintetizadores es capaz de convertir cualquier espacio en una discoteca. Sin embargo, el dúo festivo por excelencia fue Ladilla Rusa, cerrando la jornada.

El último día de festival estuvo protagonizado por un Depedro que basculó a caballo entre el discurso político, con canciones como “Equivocado” (“la compuse hace muchos años y ojalá no siguiera siendo de actualidad”), y la diversión y el baile, para lo cual optaron por versionar “Fiesta” de Serrat. El ambiente terminó de caldearse con Second y, así, para Carlos Sadness estaban todos los ánimos preparados para su pop tropical, aunque no faltó el espíritu de Shinoflow con el freestyle que tenía preparado para el final de su espectáculo. Tras unos We Are Scientists que parecían más emocionados con el público que a la inversa, y unos emocionales Shinova que recibieron un inmeso cariño, era el turno de Las Chillers, que cerraron el festival con versiones de algunas de las canciones más emblemáticas de la historia nacional de la música popular, desde Mónica Naranjo hasta Paco Pil dejándonos, por supuesto, con la miel en los labios para el año que viene.

Así, y pese a las aguas turbulentas que el festival pudo atravesar antes de su celebración, el balance general es favorable para el mismo, y esperamos que el año que viene nos vuelvan a sorprender con su propuesta.

Marta España

Marta España

Redacción y fotografía

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