El público asturiano declara su amor al gallego llenando la sala Albéniz de Gijón tras varios años de ausencia
Valiente, Xoel López empezó con una hipnótica ‘A serea e o mariñeiro’ desnuda de artificios, sólo voces y la percusión justa para empezar a desplegar su magia. El concierto de la sala Albéniz en Gijón (el último de la temporada enmarcado en el ciclo Vibra Mahou en Asturias, donde también han actuado Second, Full y Viva Suecia) concitó tanto interés que los papeles se vendieron enseguida y la cola a la hora estipulada del concierto para entrar a la sala fue prueba de las ganas de ver al gallego.
Lógico: Xoel López venía a saldar una cuenta con Gijón, ciudad que hacía años que no pisaba y había que presentar por partida doble ‘Paramales’ y ‘Sueños y pan’ en directo.
Vestido con su acústica, López continuó con ‘Insomnio’ antes de reconocer: «Ya era hora, Gijón«. Su tardanza en pisar tierras asturianas «fue una cosa que sucedió pero que no vuelva a suceder«, deseó. «Con la buena relación que hemos tenido siempre«, siguió bromeando. Presentar a los músicos que le acompañaran al principio del concierto es sólo otra muestra de su grandeza. Siguió desgranando temas de su reciente ‘Sueños y pan’, en este caso con ‘Lodo’, y a continuación la carismática ‘Madrid’. Las canciones de Xoel López tienen el don de parecer eternas aunque sean las últimas, así que pese a explayarse con el último disco no hubo quien no coreara cada estrofa.
El primer salto real a su pasado como Deluxe vino de la mano de ‘Reconstrucción (El mejor momento)’ que nos quitó once años de un plumazo. Estábamos en casa.
Tras este guiño, la banda se volvió a la etapa de ‘Atlántico’ en un recorrido vital de la mano del gallego. La elegida, ‘Hombre de ninguna parte’, primer corte de ese disco. Antes de que llegara el tropicalismo patrio, Xoel ya estaba allí.
Vuelta a la actualidad con ‘Frutos’ y recuerdo de nuevo a Deluxe «cuando estábamos en festivales y teníamos que tocar algo divertido pero aún así teníamos un corazoncito«. Con ese espíritu de revancha, el Xoel de ahora rescató del olvido ‘De vino y espejos’, canción de desamor por excelencia.
Tras este momento de desnuda intimidad, López dos versiones acústicas defendiendo que «la música tranquila también es música«: ‘Por el viejo barrio’ y ‘Patagonia’, que sonó excelsa.
La esencia de Brasil llegó con la interpretación de ‘Jaguar’ y de nuevo otra de ‘Paramales’, en este caso, ‘Cometa’, tras la cual tocó ‘Tierra’. Sonidos de uno y otro lado del charco con los que el músico ha demostrado una madurez musical a prueba de bombas desde su pasado mod en inglés hasta la actual mixtura de raíces latinoamericanas, siendo uno de los primeros en atreverse con una cumbia sin despeinarse. Hubo muchas críticas y poco apoyo, pero el músico siguió en sus trece y ha conseguido que terminemos por darle la razón. De sus viajes por América, ahora que el ciclo parece culminado tras ‘Atlántico’, ‘Paramales’ y ‘Sueños y pan’, nos ha dado una lección de por qué no hay que mirar al folclore por encima del hombro. Lo que vendrá en el siguiente ciclo está por ver.
Para corroborarlo, tras un pequeño parón salió a tocar solo ‘Buenos Aires’ y luego ‘Caracoles’ con ayuda a los coros de Antonio, su road manager. ‘La boca del volcán’ y la vuelta de la banda desembocaron en ‘Todo lo que merezcas’. Olía al final y Xoel hizo otro viraje para recordar ‘El amor valiente’ del álbum de Deluxe. Hubo guiños a Juan Luis Guerra (si no puedes vencer al enemigo de las críticas que le llovieron con ‘Atlántico’, únete a él) y con ‘De piedras y arena mojada’ Xoel nos dejó recordando horizontes infinitos, otras playas y nuevos sueños del otro lado del mar que ha compartido con nosotros en sus últimos álbumes. Gracias.
Rocío García
Redacción
Periodista y melómana. Crecí con la música y no he parado nunca de aprender de nuevos sonidos y sensaciones. Amante también de las palabras, todo junto hace la canción perfecta.