El pasado sábado 23 de febrero asistimos a Romance: el X aniversario del concierto conjunto de Los Nastys y The Parrots
En el evento también actuaron Hinds, Cariño, Antifan y Hache
Salud, dinero y amor. No necesariamente en ese orden, pues los últimos serán los primeros. Hace diez años, Los Nastys y The Parrots dieron su primer concierto en Madrid, al que decidieron rendir homenaje el pasado sábado, 23 de febrero de 2019. Las dos bandas, que ya acostumbran a ir de la mano en su trayectoria, quisieron celebrar su aniversario invitando artistas de la talla de Cariño o Hinds, entre otros.
Si bien se ha considerado al trío de pop como uno de los grupos revelación del pasado año y su audiencia crece exponencialmente, el gamberro concepto de Romance se quedaba lejos de una masa instrumental generada en diferido y una labia que todavía queda por curtir sobre un escenario. Aunque los comienzos, y más de una forma tan inesperada, puedan resultar comprometidos (sobre todo si se trata de una sala emblemática y a gran escala como es la sala But), el desparpajo se adquiere con la constancia y el paso del tiempo.
Con Hinds comenzó el pistoletazo de salida de la Santísima Trinidad del garaje en Madrid. Podríamos hablar de lo afortunados que somos al haber visto coincidir en espacio tiempo a los grupos más representativos del panorama, de la new wave de la movida madrileña o de las facultades interpretativas que cada músico particular ha adquirido después de tantos años girando (¿quién dijo que el garaje fuera fácil?).
Sin embargo, lo más importante de la noche del sábado fue el componente festivo, de modo que casi pareciera que nos hubiesen dejado asistir a una reunión de amigos particular. La juventud, como elemento cultural del rock and roll, es admirable en bandas que cumplen una década, y por ello no queremos juzgar de diestra a Carlota Cossials cuando hace de guitarra solista con la misma a su espalda, de versada por seguir interpretando sus temas en mitad de un stage diving o de acertadas como banda por su versión de “Spanish Bombs”.
Aunque todo lo anterior sea cierto, lo sustancial es el espíritu. Por ello, coreamos “Los Autos Locos” mientras Luis Basilio de Los Nastys morrea a su novia en mitad del concierto, o a The Parrots cuando invitan a todos sus compañeros de faena al escenario tras cantar su famosa versión de Bad Bunny.
También, como elemento principal de la cita, remarcamos al público que formó parte de la actuación de forma activa: ya sea gritando, saltando, en pogos o a hombros, el calor desprendido por parte de la audiencia mostraba que los únicos partícipes no eran los músicos. Nunca había visto a tantos individuos involucrados de forma tan intensa en un colectivo, y que la música fuera elemento principal.
Quizás antes, mucho tiempo antes, esto pasara, pero ahora los tres vértices de la música garaje en Madrid son los sostenes de un modus vivendi musical que parecía olvidado.
Por ello, e independientemente de las carencias que la prensa les pueda achacar, es indudable que los partícipes de Romance poseen algo que absolutamente nadie más tiene: el alma y el amor. El amor en todas sus vertientes, pero canalizado en la pasión por lo que haces, el carpe diem, la juventud y las ganas de cambiar el mundo.
Marta España
Redacción
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Ana Beltrán
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