Hablamos con Odette Suárez de Penny Necklace de la evolución de su proyecto musical, de su segundo álbum, «La Luz» y de sus sueños y objetivos
Penny Necklace es la banda de Odette Suárez y tiene un sonido muy especial. La voz de Odette es conmovedora, intimista. Ella, motor creativo de esta banda, nos habla de su proyecto, inquietudes y planes de futuro de una forma muy personal. Odette me citó en Sala Equis, un cine bar escondido de Madrid, para charlar con ella y conocerla un poco más.
Tengo curiosidad, ¿de dónde surge el nombre Penny Necklace?
Penny Necklace significa collar de peniques, y es un amuleto de la suerte que se utiliza en Inglaterra, como puede ser el ojo turco o el escarabajo en Egipto. Además da la casualidad que yo llevaba una moneda colgada de un collar cuando decidí formar el grupo hace 9 años. Y fue el momento… además hacía música en inglés y tenía mucho sentido, luego cambié a español, pero a mí me gustaba el nombre.
Penny Necklace nació en 2009, que se dice pronto, ¿Qué te impulsó a formar una banda? ¿Cómo has vivido esta evolución personal desde los inicios?
La idea de formar una banda empezó de forma completamente casual, en la universidad, además me ayudó el estar rodeada de músicos, entre los que estaban mi novio o mis amigos. Ellos, en aquel momento, tenían bandas que hoy en día ya no existen y otras que lo petan como Novedades Carminha que nació en esa época. En nuestras reuniones siempre había instrumentos de tal forma que empecé a manosear una guitarra sin tener ni idea, empecé haciendo acordes sin sentido a los que luego les fui dando forma y de ahí vieron la luz las primeras composiciones. Salieron un par de temas muy folk y en inglés, que fui presentando a concursos.
En realidad Penny Necklace es para mí una herramienta de experimentación, he ido creciendo, aprendiendo, experimentando muchas cosas y todo ello lo he ido plasmando. Puede verse la evolución. Al principio mis discos del 2009 eran con un ukelele y una guitarra. Poco a poco, con el tiempo, empezó a entrar la electrónica: realicé colaboraciones con seis artistas, de aquí salieron seis remixes. Después cambié al castellano. En ese momento el proyecto ya era unipersonal hasta este último disco que es “La Luz”.
De momento quiero seguir investigando, haciendo discos, canciones y compartirlas.
He leído mucho sobre cuál es el estilo de Penny Necklace: se le ha etiquetado como folk acústico, pop rock, indie pop tropical… Aclárame las ideas.
Hay gente que define su banda como un producto X y se dirige a tal persona… para mí lo que hago es un reflejo de mi personalidad. Yo no juzgo, me gusta conocer a gente muy distinta, todo tiene valor, cualquier cosa puede ser bonita siempre que esté bien hecha y con cariño.
Creo que por eso es tan difícil categorizar lo que hago, en realidad no me caso con ningún estilo. No solo escucho electrónica, o folk o metal japonés… todo me inspira. Además me apetece aprender, si escucho algo nuevo, veo qué me puede aportar.
Para mí es muy importante que la música que creo exprese el sentimiento que quiero transmitir, ahora mismo repartir amor, ¡purpurina!
Anteriormente Penny Necklace lo formaban un grupo de chicas mientras que actualmente eres tú tocando con diferentes músicos. ¿Cómo has vivido esos cambios internos?
Lo que ha pasado desde que empecé a tocar, y siempre bajo el nombre de Penny Necklace, es que siempre he trabajado con muchos artistas. Antes de ser una banda formada por chicas, trabajé con otros diez o doce músicos. He ido grabando temas con cada persona y alimentándome de gente que sabía más que yo. En ese momento hicimos un núcleo de chicas, un grupo en el que todas íbamos en el mismo barco, pero en realidad, el proyecto era mío y la que tiraba era yo.
Es cierto que las personas evolucionamos y tenemos prioridades tanto personales como musicales. Tener un grupo de música es un compromiso además del esfuerzo que supone y lo que tienes que sacrificar. Llegó un punto en el que estábamos creciendo, la banda requería más exigencia, había que cuadrar más el encaje de bolillos. Vimos que no era posible, de tal manera que decidimos, de manera conjunta, disolver el grupo. Llegado ese punto me planteé qué es lo que quería hacer. «¿Me atrevo a hacerlo sola?», me preguntaba. El navegar solo implica toda la responsabilidad, tanto económica como de resultados, aunque también mucha libertad.
Me decidí por continuar la carrera en solitario, tuve todo el apoyo de mi familia y gente cercana, de mi manager, del productor, y volví a arrancar. Este proyecto lo defiendo yo, trabajo las canciones, compongo, hago el planning de trabajo, todo está a mi cargo.
Después de toda esta evolución y cambios, ¿cómo te sientes más cómoda?
A veces me desespero porque no me dan las manos y es más dificil hacerlo una persona sola, pero también me siento muy querida y con mucho apoyo. Además recibo propuestas de gente que quiere participar conmigo.
Quiero que este proyecto sea divertido, emotivo, disfrutarlo al máximo y compartirlo con gente que haga que merezca la pena.
¿Te gustaría encontrar una “pareja” creativa?
Con Victor Cabezuelo trabajo genial. En los ensayos, cuando estoy con la banda, salen cosas que sin querer me quedan en la retina o músicos a los que voy a ver, también hay cosas que me inspiran.
Mi novio es músico y a veces salen cosas interesantes… También colaboraciones con amigos… no sé, este proyecto es tan personal que en realidad las canciones son pedacitos de mi corazón y de mi alma. Es algo muy mío.
Tu último trabajo tiene un nombre muy bonito, «La Luz». ¿Puedes explicarnos el por qué le has dado ese título? Y qué es para ti la luz, ¿qué simbolismo tiene?
Pues en el momento de tránsito de banda a proyecto unipersonal fue triste y emotivamente bastante duro, pues no sabía muy bien qué es lo que quería o tenía que hacer… «La Luz» fue como la solución al final túnel hacia donde quería ir. Una fase muy emotiva.
Todo forma parte de una idea sinestésica, que es en lo que se basa este disco. Los sentidos a veces se entremezclan, hay gente que tiene en el cerebro como una interconexión extraña que es la sinestesia y yo quise hacer la mía personal, plasmándola en un disco. Entonces la unión de los sentidos puede ser la luz y de ahí viene el nombre, menos metafísico.
Personalmente, me gusta mucho el tema de “Fríos: verde + azúl + púrpura”, me ha reconfortado mucho escucharlo, porque quién no ha vivido algo así… ¿Cómo es la relación emocional con tus canciones?
Pues con «Fríos» especialmente es algo amarga, porque fue un momento de ruptura muy doloroso y recuerdo perfectamente que lloraba, expresé lo que sentía, esa tristeza tan profunda. Creo que cada una de las canciones tuvo un sentido y era un reflejo de cómo me sentía en ese momento que por suerte no recreo cada vez que las interpreto, sino que simplemente fue algo que viví en su momento. Dejé esas emociones heladas, ahí, en su cajita y más tarde decidí compartirlas.
Es cierto que es fácil sentirte identificado con estas letras, pues son sentimientos humanos. No hablo de ciencia ficción ni cosas extrañas, sino de esperanza, decepción, cariño, soledad… y cada una tiene un color.
Me gusta especialmente «Blanco», le tengo mucho amor, es una canción que dediqué a unos amigos que se casaron. Me parece un sentimiento muy emotivo; la unión de dos personas era mejor si cabe que ellos por separado. Cada vez que la canto pienso en el amor, en la pareja o en la amistad… y me sigo emocionando.
¡Qué bonito! ¿Compusiste esta canción para ellos?
Sí. Fue mi regalo de boda, se la preparé en un vinilo y la canté en la ceremonia. Lloramos todos como magdalenas. Les quiero muchísimo. Además siempre me han apoyado para que siguiera adelante con el proyecto.
A la hora de componer, ¿qué va primero la melodía o la letra?
Suelo ser muy dispar, hay veces que cojo la guitarra y construyo una melodía y luego la guitarra desaparece. Mientras que otras veces me pongo con una base porque quiero que tenga un ritmo determinado que me mola un montón, y lo mezclo con otra melodía…
El tema Negro no tuvo melodía hasta el momento en que tuve que meterme en el estudio, y tenía que cerrarla. Ahora es uno de mis temas favoritos.
Yo nunca he trabajado desde un texto, tengo ideas, frases las cuales adapto a la melodía. Es algo que quiero experimentar, partir de un texto fijo, que quizás no sea mío y hacer una canción desde ese texto.
¿Qué música escucha Odette?
Últimamente estoy escuchando mis temas, porque estoy justo componiendo y produciendo, por lo tanto estoy en bucle. Pero tengo mis discos fetiche: «OK Computer» (Radiohead) que lo tengo quemado y me sé todas las canciones… The Maccabees, los escuché mucho durante una época… Alanis Morrissette me volvía loca cuando era más pequeña.
Ahora estoy mucho con Jamie XX o James Blacke porque es lo que yo quiero hacer, así que estoy escuchando mucho lo que hacen. Mi disco fetiche del último año ha sido el de Jungle: el primer disco de la banda que me flipa, es super divertido.
¿Hay alguno que haya influido en el resultado final de tus trabajos?
Yo creo que sí, pero no sé si se ve. Es la imagen que yo tengo de fondo, porque es un reflejo claro de lo que a mí me ha apasionado en ese momento, pero no creo que sea estrictamente funky. Es una mezcla entre tantas cosas que quizá no se aprecie su influencia.
¿Dónde le gustaría tocar sus temas a Penny Necklace?
Mi sueño es tocar en un sitio gigante en el que no vea las cabezas y que además la gente cante más alto que yo, ¡eso ya sería ponerme la piel de gallina! Me apetece mucho tocar en Joy Eslava, al no ser tan rock duro, creo que sonaría muy guay. Me molaría tocar en festivales como el SinSal, en Galicia, me parece muy bonito y muy cuidado. Se hace en una isla y todo el cartel es secreto, hasta que te montas en un barco y una vez allí desvelan los grupos que van a tocar.
Mientras tanto, Sonorama, donde ya tocamos hace algunos años, el Primavera, por supuesto… pero sobre todo me decanto por propuestas especiales donde no se espera tanto lo que se va a escuchar. Ahí es donde mejor se recibiría a Penny Necklace.
¿Qué menú me recomendarías mientras escucho tu música?
Pues te diría Coca-Cola y patatas fritas en un coche de camino a un sitio de playa. Creo que es música perfecta para viaje.
Eres una creadora independiente, ¿en qué lugar situarías tu música en el panorama social y cultural de nuestro país?
Hay veces que me construyo alguna idea de cómo funciona el panorama o la industria musical y casi siempre se me cae esa teoría, no llego a entender el entresijo de cómo funciona.
No me identifico con ninguna escena, desde luego no me identifico en absoluto con el “garage”, no te sabría decir a quién me parezco. Me gustan muchísimo todas las iniciativas que lleva a cabo Slapback TV, una plataforma que acoge música en directo. Los grupos tocan dentro de una piscina vacía, una pasada. Yo les escribí para tocar en el festival que preparan, porque todo lo que hacen me parece brutal. De hecho han colaborado con grupos como muy de psicodelia, que es muy de mi rollo, pero de ahí a que seamos parte de una misma escena no te sabría decir.
¿Cuál es el momento en el que más disfrutas en tus conciertos?
El abrazo final, las últimas canciones suelen ser aborágine de emoción y alegría. Pero ese último momento donde abrazas a la gente con quien has compartido escenario… es un momento muy guay. ¡Ah, los nervios de antes de salir también me gustan!
La presentación de tus discos son una pasada, ¿has participado en el diseño de ambos?
El primero lo hice con Julia (ex-miembro de Penny Necklace y batería de Rufus T. Firefly) que además es una artista increíble. El diseño en general y todo lo que sale de Penny, los vídeos, contenido en redes sociales y comunicación, es algo que se lleva desde dentro del proyecto. En ese caso, la tipografía la hice yo a mano. La fotografía del agua del fondo es de Julia, que la cambió de color, y el diseño editorial lo hicimos juntas. Plasmamos la unión de nuestras mentes pensantes en ese momento.
En el segundo disco, «La Luz», ya estaba sola al frente de Penny Necklace. El proceso de creación lo tenía expuesto en mi habitación como un gran mural e intenté plasmar el esquema del funcionamiento de la canción y la letra de cada una de ellas.
¿Cuál será el siguiente paso de Penny Necklace?
Voy participar en un festival de Balcony TV, donde participarán un montón de chicas que acaban de publicar disco, y será a principios de julio. A hí estaré tocando algunos temas. También participaré en Palo Alto Market en Barcelona.
A finales de julio estamos preparando para presentar la reedición de “La Luz”, que será en vinilo. Haremos un evento, se llamará “Penny y amigos”, donde habrá un montón de colaboraciones, y defenderemos toda la discografía que tenemos en español. Vendrá Victor Cabezuelo, Brian Hunt, Teresa de Ganges y más artistas que han intervenido en toda la trayectoria de Penny Necklace. Vamos a intentar que ese directo tan potente de banda lo conozca la prensa y gente que puede hacer que el proyecto llegue más alto y compartirlo.
Después de verano lanzaré lo nuevo: «Metales», antesala de mi nuevo disco. Quizás en un futuro sacaré «La forma» ya más adelante.