Crónica del concierto intimista de Angel Olsen en el Teatro Calderón de Madrid

Angel Olsen es especial, esa es la sensación que recorrió mi persona en su directo de ayer, en el Teatro Calderón de Madrid, durante aproximadamente unos 90 minutos de concierto. Ella, con su voz y su guitarra, ofreció un concierto acústico, en el que venía a presentar su nuevo y personalísimo trabajo Phrases.

Para acoger “Solo”, nombre que ha dado título a su gira, Olsen eligió la magia de un teatro, lugar acogedor e idóneo para su puesta en escena, una muy buena decisión que hizo brillar aún más a esta joven artista, acompañada únicamente por su voz y diferentes halos de luz que la arropaban mientras interpretaba cada tema.

Con puntualidad rigurosa a las las 21:00 de la noche (miré el reloj), salió al escenario, el teatro estaba silencioso, el público expectante (demasiado), decidido a deleitarse con cada canción y a disfrutar de una de las actuaciones más esperadas en nuestro país.

Decidida, empezó versionando a los Everly Brothers con “Since you broke my heart”, continuó abriendo boca con “Sans” perteneciente a su último disco Phrases, y único tema que tocó de su último trabajo.

Entre canción y canción, con ternura, hizo del público su cómplice, sincerándose, así explicó: “No voy a tocar más canciones de mi último disco… espero que mi banda me perdone”.

Seguidamente, turno para uno de sus trabajos más aclamados “Burn your fire for no witness”, disco al cual dedicó buena parte del concierto, junto con antiguos temas “Drunk and with Dreams” y “Some things Cosmic” pertenecientes a su primer disco “Strange Cacti”, de hecho no hubo ni rastro de “My Woman” en todo el concierto.

Su repertorio lo fue eligiendo sobre la marcha, no tenia un camino trazado, enseguida salieron a relucir sus letras de corazón ensangrentado, “Yo tenía 23 años cuando compuse estas canciones, no fueron tiempos fáciles…” explicaba con humor entre canción y canción. En su diálogo con el público, habló de sus peripecias como compositora, de su inspiración, sin faltar el sentido del humor que quitaba hierro a canciones tan trágicas.

Su voz es impecable, potente e imponente, cala en los sentidos al segundo, apreciando cada matiz, disfrutando de su arte.  

El momento más emocional de la noche, llegó con la última canción: “White Fire”, los allí presentes estábamos en trance, asistíamos a una especie de meditación colectiva que se rompió cuando Angel dejo su guitarra para despedirse. 

El concierto me dejó una muy buena sensación en el cuerpo, Olsen es auténtica, cercana, sin aspavientos, sin aires de grandeza, sólo se pueden decir cosas buenas.