Algiers hizo temblar Barcelona en la presentación de su último trabajo “Underside of Power”
La sala 2 de Razzmatazz sufrió un terremoto de gran escala durante el concierto del cuarteto de Atlanta, Algiers. Un ejemplo de saber estar en el escenario, estilo, actitud y potencia. A golpe de guitarra, piano, tabla de mezclas, batería y muchas rarezas instrumentales más, el bolo se convirtió en un espectáculo musical de aquellos que es difícil encontrar. Si a todo lo que hemos comentado se le suma la gran voz del cantante al más puro estilo gospel, o de predicador en ciertos momentos, todo acaba derivando en un producto difícil de obviar y totalmente atractivo a vista y oído.
Algiers ofreció un concierto para recordar y enmarcar delante de un escaso público que se quedó con la impresión de haber presenciado algo extraordinario y fuera de lo común. Mala suerte para aquellos que no se acercaron a disfrutar de un directo que, desde luego, no deja indiferente a nadie. Pero antes, la electrónica experimental de Hiro Kone ambientó la antesala de un concierto que brilló por su puntualidad y que quizás pecó de ser un poco corto.
Encima del escenario la banda se convierten en cuatro focos de atención que fluyen entre ellos, donde cada uno precisa de tu inevitable atención. Hay momentos donde no sabes a quién mirar. La inevitable fuerza del líder vocal, Franklin James Fisher, combinada con su energía y un estilazo propio acompañado de gestos y bailes le convierten automáticamente en un líder con carisma, y esto dejando de lado el chorro de voz, que habla por sí sólo. Pero cuando piensas que te quedarás ahí, no se queda corta la presencia gestual de Ryan Mahan en el bajo y su trabajo con la mesa de mezclas: parecía que el éxtasis se había apoderado de su cuerpo desde el minuto 0. El guitarrista Lee Tesche no dejaba de experimentar con diferentes rarezas instrumentales, utilizando su guitarra a ratos como un arpa y a otros fustigándola con una baqueta para generar sonidos que crearan los ambientes deseados. Y a pesar de estar más apartado del resto, el batería Matt Tong (ex-componente de Bloc Party) iba ganando más protagonismo tema tras tema, llegando a sonar intencionadamente más fuerte que el resto de instrumentos en algunos momentos.
Todo este cúmulo de acciones generaban un ambiente oscuro y con tintes reivindicativos. Por ejemplo con la aparición de la canción, de fuerte crítica social reciente, “Cleveland”. Tema que apareció de forma espontánea en el setlist y que supuso el arranque de una serie de canciones que no bajaron el pistón hasta el final, con, quizás, el que es su single más comercial y menos identificativo, “Underside of Power”. Todo el set mantuvo un nivel muy alto y en clara ascendencia. Destacaremos algunos temas como las atmosféricas “Remains” y “Blood” que nos mantuvieron en vilo a todo el mundo durante el metraje de las canciones y con el corazón en un puño. “Iron. Utility. Prext” puso la nota más electrónica y metálica de todas imponiéndose con un ritmo rápido, constante y casi Depeche Modesco. “Cry of Martyrs” supo poner la nota de calma hasta llegar a un final eléctrico casi interminable. O “And When You Fall”, que fue capaz de ponernos los pelos de punta casi sin darnos cuenta. Las canciones se unían mediante largos instantes de guitarra, reverbs y ruido, cosa que te metía más de lleno en la manifestación musical de Algiers. El éxtasis era inevitable y la sensación de haber vivido algo extraordinario en la pequeña Razzmatazz 2 fue real.