«Precipicio», el tercer trabajo de Futuro Terror, consolida la contundencia de sus anterior álbum con tan solo un año de diferencia entre ambos
Futuro Terror acaba de sacar, con tan sólo un año de diferencia, su nuevo trabajo «Precipicio». Y lo vuelven a hacer de la mano de BCore, que vuelve a demostrar que es una fuente inagotable de grupos capaces de pegar muy fuerte en muy poco espacio de tiempo. Los alicantinos regresan con la misma tónica, mismas ganas y misma potencia que ofrecieron con su anterior álbum «Su Nombre Real Es Otro». Y ciertamente no esperábamos otra cosa ni lo queríamos hacer. Futuro Terror suena a algo muy propio, música que nace de dentro y que se nota que es el único camino que quieren seguir. Las letras siguen siendo contundentes y directas, lo mismo que sus guitarras y baterías. Los 31 minutos de duración de «Precipicio» son vomitados sin descanso y sin dar lugar a pausas, aunque en algunas pistas se notan los acordes un poco más pausados pero que a su vez suenan más oscuros e introspectivos.
Su duración retumba a punk y recuerda en ciertos fragmentos a aquellos grupos de la movida madrileña que se movían por impulsos, eso sí, de forma un poco más refinada y personal. Pero más que poner adjetivos, vayamos pista a pista y desgranemos un poco lo que conforma este álbum.
“Precipicio” comienza, como no podía ser de otra forma, con “Precipicio”. Una clarísima declaración de intenciones. Explosiva forma de comenzar el recorrido del LP con uno de los temas grandes que de principio a fín no baja las revoluciones ni un ápice. Producto 100% marca de la casa que se graba a fuego en la cabeza. Un punto que marca el carácter de todo el álbum, un descaro que prosigue con “Se Encerró” y su corta duración a modo de ráfaga, asemejándose a su predecesora, pero sirviendo de enlace a la que es nuestra canción favorita del conjunto. “Tumba de Cristal” se presenta de golpe, a modo de nueva versión de la banda, un tema oscuro y repleto de significado y de crítica. Consistente y capaz de llegar muy dentro de nosotros, en definitiva, un hit muy a tomar en cuenta. O eso es lo que vamos a hacer nosotros. Pero este hipnótico, y porqué no, placentero paréntesis, se rompe de nuevo para dejar paso a “Espiritú”, que vuelve de forma agresiva y continúa la senda que se había marcado desde el principio, aunque esta vez de forma un tanto más paciente. Seguidamente “El Paso Dyatlov” vuelve a bajar levemente las pulsaciones, manteniendo esa capacidad de mantener la expectación escuchando su letra a modo de historia en sus 5 minutos de duración y finalizando potentemente. Las guitarras más punkys vuelven con “Urgentes” y “Aburrimiento sin ti”, dignas de un buen concierto repleto de empujones. Pero necesariamente se vuelve a bajar un poco más el ritmo, en esta ocasión aparece “Aelita”, un bonito tema que te mantiene expectante en todo momento y que se convierte automáticamente en otro de los temas para recordar sin quererlo ni beberlo. Y entrando en la recta final, llega “Insectos Deborando” que devuelve la electricidad para acabar cerrando con “Eurasia ya no es nuestra” de la misma forma que la anterior y sin dejar lugar a dudas de que han cerrado sin perder un ápice de su marcado estilo y manteniendo homogeneidad.
En resumidas cuentas, el nuevo álbum de Futuro Terror viene marcado por un estilo muy definido y no es apto para todos los públicos. Pero eso sí, para el seguidor con ganas de pasar un buen rato de forma ligera pero a su vez con un contenido peculiar, es un buen trofeo. El resultado no es brillante en su conjunto, pero dudamos de que ese fuera el objetivo. La madurez está presente, pero deja bien claro que eso ya viene dentro del alma de la banda, que presenta sus canciones de un forma que refleja claramente lo que siente y nada más. Eso sí, individualmente destacan diferentes canciones que son dignas de convertirse en culto. Es muy probable que termines de escuchar el álbum y de repente quieras volver a hacerlo más detenidamente, el aura que lo envuelve es misteriosamente adictivo.