Un concierto acústico es algo más íntimo que un concierto multitudinario en un recinto de gran tamaño. Es por eso que, el pasado viernes, los donostiarras quedaron atrapados en las alturas al escuchar a Rafa de Viva Suecia.
Redactora: Silvia Bergillos | Fotógrafo: Gonzalo Iza
Para esta ocasión, y dado el espacio mínimo que había en el improvisado escenario para que los cuatro componentes de Viva Suecia campasen a sus anchas, Rafa Val -cantante- fue el encargado de llevar a cabo el concierto acústico en una azotea de Donostia; de la mano de Live The Roof y Licor 43.
Este es un formato al que no estamos acostumbrados cuando vamos a un concierto. Normalmente el directo de un grupo es vibrante, visual y ecléctico, pero lo del pasado viernes tuvo algo más de especial, misterioso y mágico. El propio frontman de la banda, acompañado sólo por los diferentes instrumentos que le rodeaban, elaboraba las bases rítmicas de las canciones para después acompañarlas con guitarra y voz. Todo esto delante de un público que no musitaba una sola palabra. De hecho, Rafa lo agradeció en repetidas ocasiones, ya que para afinar las guitarras ese silencio era vital. Pero no todo iban a ser canciones y silencios. Cada vez que se terminaba una canción, comenzaba una lluvia de aplausos, que se fue intensificando a medida que el concierto avanzaba.
El setlist estaba compuesto por la mayoría de las canciones que han llevado a Viva Suecia a ser grupo revelación el pasado año. Pero Rafa se dejaba querer y pedía al público canciones que aún no había tocado y que tampoco estaban pensadas. Una de ellas fue ‘Hemos ganado tiempo’. Aclamada por muchos, como también lo fue ‘Bien por ti’, con la que cerraría la noche. Hubo algún que otro gracioso que se atrevió a pedir ‘Despacito’, y Rafa (¡valiente Rafa!) cantó esa palabra que todos tenemos taladrada en nuestras mentes y dijo que no se sabía la letra pero que tranquilamente podía pasarse hora y media deleitándonos con ese ritmo suave. Despacito.
Sus letras transmiten emoción desesperada y buena prueba de ello es ‘Lo último que se pierda’. Acompañado del piano explicó que con este tema quisieron simular a sus referentes Radiohead o Wilco, haciendo una canción en la que tienen más peso los instrumentos que la propia voz.
Dando paso al final del concierto y estando en tierras vascas y compartiendo mismo sello discográfico, se acordó de McEnroe y versionó ‘La electricidad’. Pura magia.
Toda la azotea de Convent Garden aplaudió con ganas y ya esperan volver a ver a los de Murcia por esta zona, esta vez en versión eléctrica.