Niño de Elche fue el protagonista anoche de la cita musical en el Niemeyer de Avilés, una de las últimas escalas de su gira de presentación de ‘Voces del Extremo’.


Se ha dicho tanto ya sobre Niño de Elche, se ha hablado de su fusión flamenca con otros estilos, su «mala leche» musical salpicada de canciones irreverentes, su puesta en escena teatral y hasta de experimento indie lo han tildado. ¿Pero se ha dicho todo? No, todo no.
Cuando Niño de Elche sube al escenario el respetable (si se merece ese nombre y permanece en silencio y entonces deja que ocurra la magia) se olvida de etiquetas o de prejuicios, olvida dónde empieza el cantaor y dónde termina la rima que le embargó de emoción, y mientras tanto se deja mecer por tantos estilos como es capaz de abarcar el alicantino con una voz desgarrada, juguetona, despiadadamente atrevida.
Ya nos había dejado estremecidos en el Atlantic Fest del año pasado y volvería a hacerlo. Desde temas como ‘Mercados’, donde Francisco Contreras teje uno de los estribillos más pegadizos de su último disco en una canción como poco hipnótica, hasta ‘El Comunista’, el último disco de Niño de Elche es una declaración de intenciones que se disfruta mejor sin duda en directo, donde su fuerza irradia tremenda, innegable.
Blues, jazz, destellos rock y electrónica vagan sin complejos por los temas de su trabajo. Niño de Elche reconocía durante un descanso del concierto que «se canta poco en el indie pero se baila tanto que hacen a uno sudar«. Quizá sea cierto que en el indie no sobren muchos buenos cantantes; lo que está claro es que pocos podrían competir con su voz onmipresente cuando se alza con ‘Informe para Costa Rica‘, denominada por sus compañeros como una «canción exótica» y para el común de los mortales una adaptación sublime del poema de Antidio Cabal:

Antes de que haya censura, te abran las cartas, y las cartas no te lleguen
y hasta toque de queda y prohibidas las reuniones sin permiso, los grupos callejeros y los bailes
y los besos

Con el cuerpo aún encogido, Niño de Elche cambió de registro y se fue a por ‘Nadie‘, dejando a un lado su cante profundo para jugar con la modulación, las voces interpuestas, el diálogo inexistente, las risas, el tejido gutural sobre el que construye varios de sus temas.
Eisbaer‘, tema  del grupo Grauzone que el artista tradujo y adaptó para un festival animalista, es otra demostración de poder de Niño de Elche adueñándose de estilos que podrían parecer alejados y, sin embargo, comulgan a la perfección: el cantaor y la electrónica rompiendo fronteras. Para mentes curiosas, aquí va la canción original:

Turno luego de ‘Miénteme‘, un tema que Contreras desea que algún partido político adopte, hablando claro. Con tal alarde de sinceridad, no podía faltar ‘Que os follen’, un tema para hacer amigos o para perderlos definitivamente.
Quedó tiempo para un bis con el primer texto musicalizado por Niño de Elche, ‘Canción de amor de San Sebastián‘. Que Niño de Elche nos encuentre pronto de nuevo.