Cala Vento y Vulk se alzan como promesas (de verdad) del panorama nacional con su música pura, con furia y propia de quien tiene mucho que decir y le sobran ganas
Lo ocurrido en la sala BeGood de Barcelona se convirtió en una de aquellas ocasiones donde te das cuenta de que estás presenciando algo con mucho futuro. Casi te puedes llegar a sentir un privilegiado durante dos horas que pasan literalmente volando. Vulk eran los teloneros, si se puede decir así porque actuaron el mismo tiempo y se dieron un protagonismo mutuo, demostración del buen rollo y respeto que existe entre las dos bandas que se consideran amigas.
El concierto mostraba con letras mayúsculas SOLD OUT, motivo por el cual Cala Vento decidió tirarse a la piscina y añadir una fecha sorpresa el día anterior con, también, muy buena acogida. Casi se podría sentir un ambiente familiar, de relajación, pudiéndose encontrar a los protagonistas por distintos rincones del lugar. Y es que llenar la sala, actuar en casa y poder ver en directo a una de las bandas más refrescantes e impactantes del momento puede llevar premio. Y si no tiempo al tiempo.
Los primeros en aparecer de entre el público fueron Vulk, con una demora simbólica y con la sala ya llena desde el comienzo. Ya habíamos escuchado su trabajo “Beat Kamerlanden” con mucho detenimiento y más siendo fans de la música industrial de Manchester y el post-punk inglés de los 70 o 80. Los bilbaínos podrían ser lo más parecido a ver a grupos del estilo de Joy Division, Stooges o Buzzcocks actualmente en nuestro país, y eso son palabras mayores. Y como todos estos exponentes, Vulk gana en directo con su actitud y puesta en escena. Muchos son los detalles con los que puees quedarte embobado viendo al cuarteto: los movimientos libres del cantante, su oscuridad, la forma de dar la espalda al público en muchas de las canciones o las luchas de guitarras a modo de embestidas. Presentaron su trabajo y destacaron, entre todas, “Unique Position”, “Zaldia Burning” y sobre todo “Something Internal” con un final a lo grande.
Y casi sin respiro llegó la hora de “Fruto Panorama”. Cala Vento montó sus instrumentos y no hicieron esperar. Aquellos que estaban esperando en el fondo de la sala quisieron acercarse hasta el escenario haciendo que todo quedase mucho más recogido e íntimo. Con ganas de empezar el recital, poco tardaron en lanzar uno de sus temas más pegadizos. Tras comenzar con “Hay Que Arrimar” siguieron con su lema “te jodes y bailas”, que aunque la canción no lleve ese título, ese era el grito que toda la sala interpretó con las manos hacia arriba. “Historias de Bufanda” no defraudó y fue de las más celebradas. Pero no había lugar para entretenerse ya que todos se enlazaban sin tiempo de descanso, reflejo del carácter que tiene este dúo. Joan y Aleix dejaron todo su carisma y carácter encima del escenario con tan solo una batería y una guitarra, suficiente para sacar a relucir su estilo y su saber hacer. Un estilo que no innova pero que es muy pero que muy efectivo y que inevitablemente te lleva a comparaciones y a reafirmar que con dos son más que suficientes para crear música que no necesita más.
Durante el recital Cala Vento presentó casi todos los temas de su segundo LP, “Fruto Panorama”, como “Isla Desierta”, la desgarradora “Antes De Él”, “En cueros”, la preciosista “6.000.000.000” y “Sin Apenas Conocernos”, pero también tuvieron espacio canciones de su primer álbum homónimo, “Cala Vento”, como “Isabella Cantó” o “Estoy Enamorado De Ti”. También recordaron sus inicios con el tema “Unos poco y otros tanto”, que publicaron en 2015, antes de su primer LP.
Cala Vento dio todo su amor, tanto al público como entre ellos mismos, cosa que fue de recibo ya que muchos de los asistentes se sabían y cantaban las canciones con todas sus fuerzas. Daba la sensación de que allí había material del bueno para recordar, y lo mejor de todo, sin aspavientos. Una velada de aquellas que se quedan en tu mente y que en un futuro podremos decir “allí estuve yo”. Una banda que reflejó humildad y comodidad en todo momento, dando a entender que disfrutan haciendo lo que hacen: su música.