Havalina presentó «Muerdesombra», su último trabajo, este fin de semana en OchoyMedioClub
Y es que así empezaba el concierto de Havalina en OchoyMedioClub el pasado viernes, con una locución femenina que animaba a los asistentes a respetar y disfrutar en silencio y daba las gracias por apoyar la música sincera e inquieta. Últimamente en las salas de Madrid empieza a ser habitual que en los conciertos se escuche más al público hablando de lo que han cenado que el propio concierto en sí, así que este aviso que daba la banda no caía en saco roto.
Los asistentes hicieron caso del anuncio y se produjo una comunión perfecta entre los músicos y el público, haciendo del foro del Ochoymedio una autentica pista de baile en sintonía y extasiada al compás de las guitarras.
Havalina estaba allí para presentar «Muerdesombra», su noveno álbum de estudio. Se abría el telón rojo que da paso a los grandes artistas y empezaba sonando «Abismoide». La banda madrileña no deja de lado el rock, ni el grunge, ni el stoner, no, es que además puede presumir de incorporar sintetizadores y que siga sonando igual de potente.
Como bandera de una sala recién colonizada se alza la portada del nuevo disco, y bien podría decirse que se trataba de una bomba con onda expansiva que llegó a todos los que estábamos allí y cada vez a «Más Velocidad«, y es que los temas nuevos fueron acogidos como si de clásicos se trataran.
Pero fue con «Incursiones» donde el público enloqueció y la banda convirtió una canción de 3 minutos en una explosión de guitarras de mucho más del doble consiguiendo que se creara un ambiente mágico, siniestro y rozando el éxtasis que sólo la música sincera puede conseguir.
Cuando después de 2 horas sin parar parecía que todo llegaba a su fin, Manuel Cabezalí, el líder de la formación madrileña invitó al escenario a Ignacio Celma, antiguo componente de la banda, para hacer los bises todavía más especiales.
Y es que Havalina no solo ha presentado un disco nuevo sino que también consigue reforzar ese podio en el que pocas bandas consiguen permanecer afianzando el poder de la música en directo como catarsis entre el público y los músicos.