Te acercamos lo más destacable de la segunda edición del Festival de les Arts en Valencia

Este fin de semana hemos asistido a la segunda edición del Festival de les Arts en Valencia, una convocatoria que ha aunado 40.000 personas en todo el fin de semana y que ha conseguido reunir música, gastronomía y arte en un enclave único: la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

Nosotros estuvimos allí con #FestivalIdeal3, gracias a ticketea, Alsa y HotelsCombined y, una vez reposado todo, os contamos a continuación todo lo que vivimos este fin de semana.

La primera jornada traía como plato fuerte a Love of Lesbian que, desde el primer momento, ofrecieron un concierto 100% festivalero. Iniciaron su repertorio con “Bajo el volcán”, tema de su último álbum y, a partir de aquí, fueron intercalando éxitos anteriores como “Los seres únicos”, “1999” o “Club de fans de John Boy”. Como siempre, la banda presentó un directo infalible, perfectamente estudiado y, lo más importante, efectivo. El Escenario Negrita se presentaba lleno hasta los topes con un público más que entregado, algo a lo que ya están acostumbrados.

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Carlos Sadness, que sustituyó a Fuel Fandango, fue otro de los conciertos más multitudinarios de la jornada. El cantante electrizó a todos con su pop pegadizo, su frescura y su melena al aire. Buen rollo contagioso. También pudimos ver a Manel, Perro o The Strypes, un joven grupo irlandés de rock que realmente tocó bien pero que pocos fueron a ver.

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The Fratellis pusieron el punto final a esta jornada con un concierto que pasó desapercibido. Al igual que pasó con The Drums al día siguiente, estos dos grupos, que eran la alternativa potente e internacional del festival, tuvieron un paso poco destacado por el Escenario Negrita. Ambos fueron los últimos conciertos programados de las dos jornadas (más tarde de la una de mañana) y el público que estaba en ese escenario, a excepción de un grupo reducido de fans, no prestaba excesiva atención a la música. Fueron The Fratellis y The Drums como podrían haber sido Estopa o los aclamados Chichos en el Primavera Sound. Dos actuaciones que no fueron nada lucidas, y no por culpa de los grupos, sino por ese ambiente desagradable que se genera cuando se mezclan los que quieren saborear la música con los que están de verbena bailando todo lo que le echen. Algo lícito, que para eso han pagado su entrada, pero muy molesto al fin y al cabo.

A quien todo el mundo quería ver era a Izal. Pero antes de ese concierto del sábado, pasó por el Escenario Negrita Zahara, a las calurosas 5 de la tarde. La cantante, acostumbrada a tocar a esas horas de lamparones en las camisetas, no se dejó nada en el tintero y tocó sus grandes éxitos e incluso bajó a bailar entre los valientes que se atrevieron a ir a verla.

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Algo más tarde fue el turno de Miss Caffeina, que presentó muchos de los temas de su último álbum, “Detroit”. Una actuación llena de temas bailables que hicieron moverse a todos aquellos que fueron a verles con los que ya esperaban impacientes a Izal (que saldrían dos horas más tarde). Como premio, un último “Mira cómo vuelo” con Zahara como invitada especial.

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Tras una carrera para poder ver a Full en el otro escenario (el tema de solaparse los conciertos es algo contra lo que no podemos luchar), el Escenario Coolway, allí nos encontramos con este grupo que, si sigue por este camino, llegará a ser muy grande. Así lo esperamos porque sus conciertos son vibrantes y cuentan con todos los ingredientes para crecer: un sonido en directo muy potente, guitarras pesadas y letras sensibles pero que se vuelven fuertes en la voz enérgica e inacabable de Javier. Queremos más Full.

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Y por fin llegó el momento de Izal. Ellos mismos han definido este concierto como uno de los mejores de toda su carrera, y no les debe faltar razón. El público estaba más que entregado. Quedaba claro: todos estaban allí para verles. Y ellos, que a estas alturas les sobra actitud, dieron lo que se esperaba: todo un recital que se vio correspondido en todo el momento por la pasión del público. Un capítulo más en la historia de amor de Izal con sus seguidores, que aumentan por concierto. Y para redondear esta cita, un final para enmarcar: fuegos artificiales mientras sonaban los últimos compases de “El Baile”.

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Como novedad de esta edición, el festival presentó el Escenario Kaiku, un escenario en medio del agua que no permitía acercarse a los artistas a menos que estuvieras dispuesto a remojarte los pies (o el cuerpo entero) en aquellas aguas turbias. Una propuesta fría como los cafés Kaiku que regalaban en la entrada.

El Festival de les Arts se consolida como una propuesta para celebrar el indie nacional y disfrutar de grupos que forman parte de un circuito que, en ocasiones, se antoja algo cerrado. Las novedades vinieron en forma de grupos internacionales como Hurts, The Fratellis, The Strypes y The Drums que, como hemos comentado, pasaron demasiado desapercibidos por este Festival de les Arts vol.2.