La sala Polaroid Club cierra definitivamente sus puertas y se despide de Granada
Ya lo habíamos vivido años atrás… De repente una epidemia con forma de cierres sacudió la ciudad. Licencias, decibelios arriba y abajo, salidas de emergencias y un corto etcétera fueron excusas suficientes para multar y echar candados temporales a la cultura granadina.
Muchos han sido los esfuerzos, en su mayoría económicos, para conseguir llaves con las que poder mantener a flote negocios y lugares históricos.
Recuerden esa «Procifestación« barriendo la Gran Vía en 2012. Reivindicando primero esa Ordenanza De Convivencia Ciudadana que prohibía la música y cualquier manifestación artística en la calle y los cierres que se produjeron ese año. Así además nació la plataforma Granada en Off.
Ciudad que se sacude el hombro de caspa musical, que se enorgullece de un listado de grupos míticos que han cambiado la historia desde hace décadas, de locales que apuestan por un calendario envidiable. ¡Y cómo no! De un botellódromo que riega de orina y suciedad cada fin de semana la zona de Hipercor.
Pero eso no es toda la Cultura Musical de Granada. El pequeño sector del que os hablo trabaja día y noche para mantener sus locales a salvo de insufribles inspecciones, programando conciertos y pinchadas, dando paso a nuevas promotoras y grupos emergentes. Haciendo de esta ciudad más que una «Alhambra» y una «tapa de estudiante».
El pasado día 24 de febrero nos levantábamos con una enorme tristeza en nuestro corazón. La sala Polaroid Club anunciaba su cierre definitivo y se despedía con palabras de agradecimientos a músicos, djs, staff humano y asistentes apegados a ella con «The End» de The Doors. El traspaso fue la opción para no hundirse en la miseria. (Comunicado oficial)
Lucharon con todas sus armas para que no ocurriera pero al final fue inevitable. Desde el 4 de enero tuvieron que cancelar, posponer y reubicar conciertos programados con meses de antelación. El apoyo incondicional fue total desde el primer momento, aunque no el suficiente. No por parte de los que firman sentencias.
¿Qué está pasando? ¿Esta es la recompensa a años de esfuerzos y sacrificios? ¿En qué lugar queda la Cultura si no podemos acceder a ella? ¿De qué sirvió pertenecer a «La ruta del rock» si esa placa ya nunca lucirá en esta puerta ahora cerrada?
Los motivos ya no importan (o sí).
Ahora sólo se habla de Polaroid en pasado. Se cierra un ciclo de cuatro años de conciertos y fiestas. Trasnochados y nómadas que acudían a altas horas de la madrugada a por «el último trago», de historias para no dormir y gafas de sol, de baile y barra, de nocturna amistad…
Ahora sólo el recuerdo de los que hemos vivido esta etapa podemos decir orgullosos que fuimos «Pola»… Nos hemos quedado huérfanos, nos han castigado de manera injusta a todos. Porque, en definitiva hemos perdido todos.