El empresario Pedro Trapote echará el cierre a la emblemática sala madrileña. En su lugar, se abrirá una tienda de ropa.
La pasión empresarial por los edificios históricos en las grandes ciudades para convertirlos en tiendas textiles se ceba, ahora, con la sala Joy Eslava, tal como adelanta el diario El Confidencial. La emblemática sala de conciertos de Madrid se pone a la venta y se convertirá en una megatienda de ropa. Su ubicación, en la calle Arenal, a apenas dos minutos de la plaza de Sol y de Ópera, y su estética hacen del local un apetitoso caramelo para cualquier empresario. El local, en pleno funcionamiento, alberga todas las características para convertirse en un gran negocio para el empresario Trapote.
Hace un lustro, el empresario ya negoció un posible alquiler a otra gran firma de moda. En aquellos años, Trapote ofreció sus dos grandes salas en propiedad, Joy Eslava y Pachá, a empresarios como Amancio Ortega (Inditex) o Isidoro Álvarez (El Corte Inglés), aunque la oferta no logró calar en ninguno de los dos empresarios textiles. Ahora, se plantea directamente la venta del edificio, que cuenta con más de 2.000 metros cuadrados de superficie y su capacidad se acerca a las 1.200 personas. La sala Joy Eslava abrió el 24 de febrero de 1981 -un día después del Golpe de Estado- y se convirtió en un local de referencia década tras década, pasando por la movida madrileña hasta la actualidad. En su época, supuso toda una revolución por introducir en Madrid el concepto de macrodiscoteca.
El caso de la Joy Eslava no representa el primer edificio impresionante del centro de Madrid que acaba convertido en un megamercadillo textil. La Gran Vía concentra en edificios históricos, con alto valor arquitectónico y cultural, las grandes superficies de Primark, H&M o Stradivarius. Como ejemplos, en 2007 el Teatro Avenida, un edificio de los años 40 del siglo XX se rindió y acabó convertido en un H&M; en la misma calle, el edificio Prisa es actualmente un Primark. En 2015, comenzaron las sospechas sobre el Palacio de la Música (Gran Vía 18) y su posible ocupación por parte de Uniqlo, el denominado Zara japonés. Sin embargo, este edificio goza de una alta protección municipal por su alto valor cultural y artístico. Aun así, según informó El Mundo, se registró una propuesta de reforma del edificio, del año 1926, y que, se sospechaba, albergaría a la marca japonesa.
La respuesta de la sala
Un escueto tuit ha sido la respuesta de la sala ante la exclusiva lanzada por El Confidencial a primera hora de la mañana. Niegan el cierre de la sala y apuntan a mejoras en los sistemas de iluminación y sonido de la sala además de la inauguración el próximo 4 de marzo del Escenario Eslava:
Desconocemos el origen de esta noticia. Seguimos con la programación habitual e invirtiendo en mejoras en la sala de iluminación y sonido.
— Joy Eslava (@JoyEslava1) febrero 17, 2016
La desprotección municipal
Solo desde el año 2004, más de una decena de cines y otros locales culturales han echado el cierre y se han convertido en un local comercial de diversos tipos. El origen de la transformación se remonta a este 2004, durante la etapa Ruiz-Gallardón en el Ayuntamiento de la ciudad, cuando desprotegió y liberalizó el uso de estos edificios culturales. La oposición y movimientos por la cultura acusaron al edil de destruir la concepción cultural del centro de Madrid y, más aún, de la Gran Vía, calle emblemática de la ciudad.