Ocho años después, José González nos lleva a su mundo. 

Este miércoles, con la Sala La Riviera repleta gracias al sold out que aparecía en las taquillas nos disponíamos a ver uno de los conciertos más esperados del año. Pasadas las 21:00 horas aparecía, junto a la banda compuesta por dos percusionistas, un guitarra y James Mathé a los teclados y sintetizadores, detrás de las montañas y planetas que estaban en el telón trasero del escenario.

Con una simple presentación se disponían a acercarnos al intimismo, sencillez y calidez de su guitarra junto con los dieciocho temas que nos esperaban en hora y media de concierto. El cantautor sueco de origen argentino venía a presentar su nuevo largo, publicado recientemente, Vestiges & Claws, otra delicia musical para los que le seguimos desde hace tiempo. Así, con todos en el escenario y gracias a su talento empezaron a caer los temas y la sensibilidad que le caracteriza junto con su voz, la cual nos lleva a agudizar nuestros oídos para sentir los incesantes susurros por los que nos lleva. Aferglow, Let it carry you, Killing for love, In our nature y What Will fueron los primero temas que nos acercaron a ese mundo introspectivo, natural y a esa mezcolanza sueco argentina que nos atrapa bajo los acordes de su guitarra.

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Y ahí llegó el cambio en el que José González se despedía de su banda para llevarnos, ahora sí, a lo que nos tiene acostumbrados, la sencillez desgarradora de las cuerdas de su guitarra, sus canciones llenas de sentimentalismo donde el tiempo se para, se encoge el corazón bajo las luces tenues y se engrandece el músico que lleva dentro.  Crosses, Hints y Heartbeats fueron las elegidas para llevarnos a ese lado intimista, a ese frío que quema y a ese calor que te deja helado.

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De vuelta la banda y ya con el público entregado a sus ritmos, a sus característicos tempos y a sus melancólicos momentos llegaron Every Age y With The Ink of a Ghost Pero nos esperaba una sorpresa,  un momento inesperado; James Mathé se arrancaba con una genial voz que dejó a más de uno con la boca abierta, a mi el primero, con uno de sus temas de su nuevo proyecto Barbarossa. En ese momento, José González quedó “relegado” a un segundo plano, ayudando a James Mathé con la guitarra, del que debemos dar las gracias todos los que estuvimos allí por la sensibilidad que todos demostraron. Después, unas animadas Teardrop, Down The Lines y la versión de This is how we walk on the moon de Arthur Russell fueron el broche de despedida, casi final, del concierto porque faltaban los bises.

Con La vuelta del cantautor y su banda al escenario cerraron el magnífico concierto con Leaf off / The cave y Always y Walking lighty (dos temas de Junip) para dejarnos con eso que podemos sentir cuando un concierto te lleva a experimentar dentro de ti lo que muchas veces no se puede explicar si no se ha estado presente.

Un concierto en los que estuvieron presentes arreglos impecables en los temas, sensibilidad, folk intimista, calidez, susurros insostenibles que agudizaron nuestros sentidos, luces para engrandecer el escenario temas de sus dos anteriores discos y aplausos que llevaron, una vez más, a José Gonzalez a nuestro recuerdo.