La aritmética de Rufus T. Firefly tiene como resultado Nueve

Si hay una clara dicotomía en el mundo de la música esta es la de las bandas que tienen algo que decir y las que no. El caso es que siempre que nos encontramos con un nuevo trabajo de Rufus T. Firefly su ubicación se encuentra por genética en el lado de los que aportan algo y eso en los tiempos que corren, fútiles, banales, acomodados, es algo que se valora y mucho.

“… valiente amalgama de imbéciles, vacíos de corazón…”

Nueve” son los años que llevan Rufus T. Firefly en esto de sacarse el alma, entregarlo a una causa y encerrarlo de nuevo en un local de ensayo y como no podía ser de otra manera, posee nueve canciones. Tonadas repletas de matices para diseccionar durante horas, una recopilación de ávidos sonidos que se presentan, crecen, evolucionan y desaparecen de una manera tan ágil y natural que no hay donde encasillarlos. Se busca la afinación que distinga el resultado, la disonancia que interpele en el cerebro del receptor sin fundirlo, el jugueteo con las melodías, que las intensidades fluyan y que las dinámicas mantengan la expectativa alta en todo momento.

«Ahora que tienes en tu poder todas las respuestas ya no necesitas el miedo»

Nueve” no es un disco conceptual, o sí, qué más da, su interlocución con el oyente es tan fluida como las transiciones que nos llevan de un tema a otro. En sus letras encontramos referencias de todo pelaje; a sus grupos de referencia como Standstill o el mismísimo Morrisey, algorítmicas, cinematográficas, tecnológicas, históricas, sentimentales y siempre con un sentido lógico y perfectamente ubicado.

La calidad del trabajo es sobresaliente; arrancar con los acordes octavados e hipnotizantes de «El problemático Winston Smith«, la originalidad con la que está grabada «Pompeya«, la forma de terminar un tema tan potente en sí mismo como “El increíble hombre menguante” y dejarse llevar mecidos en el ebow de “Canción infinita” es un auténtico disfrute para los oídos.

«Veneno en la radio, veneno en las pantallas… quema toda esa mierda»

Han pasado nueve años y parece que ahora llega el momento de Rufus T. Firefly, ¡aleluya! así sea, porque en su concepto, planteamiento y desarrollo es tan interesante  el proyecto que sería una vergüenza para la pseudo industria musical de este país hacer oídos sordos a tanto talento.