Última Experiencia vuelve con mucho rock

Para los que ya conocéis a Ultima Experiencia, ya sea por La casa de la Bruja o el EP anterior con Eddie Kramer, este nuevo trabajo os demostrará que cada nuevo paso en su trayectoria musical no hace sino afirmar su camino.

Si es lo primero que oís de ellos, ante todo lo que os espera es buen rock.

Un rock, canalla, tabernero y deslenguado en su primer temaLa Oveja Negra que da título al EP. Tras verles en directo, tengo la impresión de que se mueven con soltura en ese ambiente de local del carretera, con olor a tabaco, cerveza y sexo.

Les gusta ese papel de chicos descarriados, que van en contra de las normas y lo socialmente correcto. Les interesa mirar hacia esos personajes al margen de la sociedad, al menos de los que la mayoría considera marginales. Intuyo que el título no fue algo casual, sino que era una declaración de intenciones.

No es una cuestión de escandalizar de manera gratuita, o una pose moderna contra el sistema establecido. Más bien me parece que miran detrás del espejo en el que todos nos vemos reflejados, donde escondemos lo que no queremos dejar a la luz.

Pero si algo caracteriza a este grupo es su inquietud musical, el deseo de experimentar todas las opciones que les puede ofrecer el género. Dedicarse a un estilo concreto no significa repetir una y otra vez el mismo patrón, sino explorar todas sus caras y sacarles el jugo.

Pasamos a un rock urbano en “Toda una estrella” para dibujar el retrato del supuesto éxito, los ídolos modernos que ofrecen más marketing que realidad, que venden la gloria antes de haber dado la primera nota. Esa cultura de la inmediatez y lo fugaz en la que no hay un momento de pausa, pasas de ser lo más al olvido en tres vídeos de Youtube.

Por esa misma senda marcha “Miedo a caer”. Una reafirmación personal, mejor para un momento de bajón que muchos libros de autoayuda milagrosos: creer en uno mismo.

El cierre llega con “El Lobo”, dejando claro que no viven de espaldas a la realidad, que la música para ellos es también una herramienta social, un altavoz desde el que dar su opinión sobre temas que a todos nos resultan demasiado reconocibles.

La música puede utilizarse como elemento evasivo, con un lenguaje festivo sin más, pero darle mayor profundidad a lo que quieres contar no debe ser algo a evitar, ni por lo que haya que justificarse. Cada artista elige su camino y no debería renunciar a él por un disco de platino (lo mismo ya no existen, perdonadme si estoy desactualizado) o por tener más followers que un futbolista.

A nivel instrumental, es evidente que no son tres jovencitos dando sus primeros pasos (lo siento, ya vais teniendo una edad). Sus componentes tienen una trayectoria suficientemente sólida y variada para poder ofrecer un amplio abanico de sonidos y recursos que dotan al conjunto final de una gran riqueza.

Espero que el próximo trabajo, ya sea a través del crowdfunding como éste o al auspicio de algún sello, contenga más temas, tan disfrutables como los 4 de La Oveja Negra.