Un sábado con tintes murcianos.
La sala Sol de Madrid anunciaba una de esas noches de sábado que hacen que te vuelvas a casa con un sin fin de acordes en la cabeza, una carga emocional de melancolía y por supuesto, el sentir puro de las guitarras: tocaba Neuman.
Puntuales a las 23:00h y con la sala casi repleta, las primeras notas a través del teclado gobernado por Fernando Lillo, bajo una tenue luz azulada, hacían presagiar un concierto «íntimo», pero nada más lejos de la realidad porque durante el concierto hubo tiempo para todo.
Poco a poco y con su setlist bajo el brazo, empezamos a recorrer el mundo de Neuman y su nuevo Ep ‘Bye Fear/Hi love’ compuesto por seis temas con la colaboración de Ken Stringfellow y editado por Subterfuge Records. Pero el concierto nos trajo algo más: una escogida y cuidada selección de temas de sus dos álbumes anteriores.
By Fear / Hi love es más pausado que sus anteriores trabajos pero con temas que te hacen mover el esqueleto. La formación que se ha creado con la incorporación de David el año pasado y de Dumdaca a principios de este, ha cuajado, y muy bien por cierto. Los teclados junto a la percusión y el bajo daban el toque intimista.
Pudimos ver dos versiones de «Hell» en acústico y eléctrico y una demostración de lo bien que se defiende Paco con el banjo en «Crab kiss», temas que sirvieron para dar paso a la recta final. Dos canciones diferentes en estilo pero que nos llevaron a esa parte instrumental y enérgica golpeada por la contundencia de una batería que se fundía en golpes estridentes. Se fueron, pero nos esperaba el final que todos esperábamos, y no porque quisiéramos que terminase sino porque sabíamos lo que nos esperaba.
Los bises comenzaron con un Paco solitario e íntimo, tocando «If « mientras que el resto de la formación esperaba para dar el toque de gracia e instrumentalismo a un gran concierto.
Me gustó mucho su directo y, aunque este Ep es más «tranquilo» que el anterior, Neuman demuestra que hay una fórmula para alejarse de la monotonía en las melodías: cambios de ritmo brutales sabiendo mezclar a la perfección un banjo con un teclado y una percusión de fondo acogedora para cambiar de registro a base de golpes de batería. Acordes desgarradores de un rock instrumental cuidado y una voz que al cerrar los ojos se clava en tu lóbulo occipital.