Lapido acaba de publicar su sexto trabajo “Formas de matar el tiempo”

Texto: Carlos H. Vázquez.
Fotografías: A. Arabesco.

Pese a parecer un tipo serio, José Ignacio Lapido afronta cada pensamiento de manera incisiva y, a veces, hasta sarcástica. Con “Formas de matar el tiempo” (Pentatonia, 2013) se sacude las vértebras de la cotidianidad para atestar de verdad las letras de la fantasía. La cita en Madrid entre periodista y músico se hace entre dos cervezas mientras, a espaldas del entrevistado, se suceden las noticias diarias en un televisor de plasma.

¿Qué tienen que ver contigo los perros? Veo que es algo que aparece en tus discos y en tus canciones de manera continuada…

Pues parece que es una constante el hecho de que aparezca la figura del perro en mis canciones. La verdad es que nunca le he buscado una explicación, porque yo no he tenido perro hasta hace un año. Tuve perro cuando vivía con mis padres hace muchos años (un pastor alemán), pero después tuve perro por vía de mi hijo que se empeñó en tener perro (risas). No es que yo sea un gran amante de los animales y de tener perro en la casa, pero no sé, me imagino que es un recurso poético ya que los perros están siempre ahí, al lado del ser humano desde el inicio de la civilización. Pero sinceramente, no tengo una explicación lógica que darle. En algunos casos, por ejemplo lo del “perro asirio”, es una referencia al poema de Lorca, que sé que hay dos perros asirios, aunque no recuerdo bien el poema. Y lo de un día de perros, pues es la expresión coloquial que se dice cuando uno tiene un mal día, ¿no?

También yo creo que igual es por orientarse, algo que dejas claro en el disco. Cada dos por tres hablas de ahuyentarse o estar lejos de un sitio, cuando dices “cuando por fin estén bien orientadas las antenas”, en ‘No hay vuelta atrás’, en ‘Desvaríos’, son canciones que tienen como una psicología así.

El concepto ese que dices tú; más que orientarse es el concepto de desorientación vital que pende sobre mí. Soy una persona con más dudas que certezas y esas dudas se materializan muchas veces en el camino a seguir, ¿no? Y bueno, jugando con eso pues se pueden encontrar muchas metáforas sobre la duda, cuando se te abren varios senderos que tomar, que normalmente suelen ser decisiones que tomas en tu vida pero que llevadas a una canción las materializas en la imagen del camino, de la carretera… “caminos secundarios” también aparecen mucho… cosas así. Uno busca un recurso metafórico para expresar una idea. Pero la idea es esa, la idea es la duda que tengo muchas veces de la opción por la que apostar.

 Por el camino…

Pero no el camino físico. Con la metáfora juegas con el hecho físico.

De hecho, hay una frase que dijo el escritor estadounidense Robert A. Heinlein que es “las mujeres y los gatos hacen lo que les place; los hombres y los perros deberían relajarse y acostumbrarse a esa idea”. Supongo que también a veces dejamos que nos indiquen el camino. Por vagos o por cómodos.

Bueno, en la sociedad actual hay una falta de toma de conciencia del poder que debería tener uno mismo. En una sociedad tan mediatizada en la que vivimos, muchas veces tomamos como verdades absolutas lo que en los medios aparece, ¿no? Sin tener ni la más mínima intención de tener una visión crítica sobre lo que nos están vendiendo. Creo que es importante tener una actitud crítica ante la vida, y más cuando con las nuevas tecnologías no sabes ni lo que es verdad ni lo que es mentira, ni lo que es realidad o ficción… Hay que estar muy alerta. Esa actitud de mentalidad crítica con lo que te llega a través de los medios sería muy deseable que existiera más en la gente.

Yo diría también que la gente tiene miedo al cambio.

Sí, estoy de acuerdo. La gente en general es muy conservadora en todos los aspectos de la vida. Yo creo que es un poco también lo que les pasa mucho a los animales. Los animales aprenden unas pautas de comportamiento y es muy difícil luego quitárselas. Lo sé porque ahora tengo perro (risas). Una vez aprende ciertas cosas determinadas, ya no hay forma de hacerle cambiar esas pautas. Y a las personas nos pasa eso también; que nos acostumbramos a cierta inercia y a ciertas pautas de comportamiento en nuestro día a día que, aunque sepamos que hay otra forma de hacerlo mejor u otros caminos más cortos para llegar a determinado fin, nuestro conservadurismo nos lleva a decir que mejor malo conocido que bueno por conocer. ¡Fíjate el refrán el mensaje que tiene ya! Y se supone que es portavoz de una sabiduría “popular”. Estoy un poco en contra de los refranes por eso, porque son bastante conservadores la mayoría de ellos. Tienen un pensamiento muy conservador que por ejemplo se resume en este refrán que te he dicho ahora.

Hombre supongo que también es porque España ha tenido una educación más cristiana que otra cosa, más católica, mejor dicho. Es como que seguimos viviendo con un miedo a lo que nos pueda pasar, a un castigo divino por nuestros actos.

Sí, el sentimiento de la educación judeocristiana efectivamente es eso. Todos nos hemos educado en esas pautas de comportamiento. Un poco el miedo a lo que nos pasará si nos salimos del redil. De hecho, la Biblia y los Evangelios utilizan mucho la metáfora del rebaño y el pastor, y los fieles son el rebaño. Que fíjate tú qué metáfora más impresentable.

 Y poco sutil, de hecho…

Poquísimo sutil. Es el rebaño que no tiene voluntad propia, que sigue donde la vara del pastor los lleva. Así nos hemos criado generaciones y generaciones desde hace siglos, en esa idea de que había un ente superior que guiaba nuestros pasos, y nosotros, lo único que teníamos que hacer para llegar a la recompensa que es el paraíso, era seguir las pautas o los caprichos del pastor. Y así nos ha lucido el pelo.

 ¿Te consideras un hombre de fe?

Yo me considero una persona que está muy interesada en el fenómeno religioso de la historia de la humanidad, porque el ser humano, desde antes de la historia, desde la prehistoria, siempre ha buscado respuestas, respuestas a su angustia vital, hacia su desconocimiento. El hombre de las cavernas tenía un conocimiento limitado de la naturaleza, y como no encontraba respuestas a determinadas cosas que pasaban, pues confiaban en un ente superior que muchas veces lo personificaban en el Sol. Después aquello fue evolucionando hasta conformar las creencias religiosas que luego ya se fueron jerarquizando y formando una ideología de todas esas supersticiones que se convirtieron en religiones.

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Superchería ¿no?

Superchería, sí. Si llovía era porque el dios que fuera en ese momento estaba contento con la tribu aquella, y si no llovía era que estaba enfadado y necesitaba un sacrificio. Todas esas cosas han ido evolucionando hasta convertirse en religiones. Pero básicamente mi interés hacia eso es un poco porque me maravilla que los seres humanos siempre nos hayamos atado de pies y manos con ese tipo de ideas. Fe, lo que se dice fe en la existencia de un ser superior, no tengo. Pero me interesa mucho la Biblia como fuente inagotable de historia y de otras religiones también.

Bueno, de hecho está ’40 días en el desierto’.

Sí, es una metáfora bíblica totalmente.

Es algo que se hizo por creer en alguien, porque Moisés hizo la travesía del desierto.

Sí, y Jesús se retiró cuarenta días al desierto, o al Monte de los Olivos, no sé a donde, a las inmediaciones. Pero sí,  en muchas otras de mis canciones siempre aparecen metáforas bíblicas. Son muy socorridas para explicar algo. La gente las conoce también. Para cuando quieres explicar algo de una manera no habitual, vienen bien.

Dices en ‘Cosas por hacer’ que aún quedan cosas por hacer, pero yo me pregunto cuán fácil o difícil es que nos dejen hacerlas o decirlas.

Que nos dejen…. no sé, depende. Muchas veces, como te digo, depende mucho de nuestra actitud ante determinadas cosas. Hay cosas que no dependen de nosotros pero que nosotros podríamos hacer porque se refieren a la colectividad a la comunidad. Digamos que son cosas relativas con el ordenamiento político de la sociedad que no dependen de una persona, dependen de un colectivo, que está integrado por personas individuales que, organizándose de determinada manera, pueden conseguir cosas. Lo que pasa es que muchas veces nos acomodamos, y es lo mismo de antes, preferimos mantener el status quo que intentar cosas nuevas. Que no nos dejen… pues no sé.

 Me refiero en el sentido de que intenten censurar de alguna manera.

¿Censurar? Yo nunca he tenido problemas de censura. Ahora la censura no es tan burda como antiguamente en tiempos de Franco, ahora la censura se materializa en los poderes económicos. Es decir, cuando eres molesto a alguien, no es que te censuren tu trabajo, si no que o te despiden directamente o te cambian de ubicación. Eso lo estamos viendo cada día porque los poderes económicos son realmente los que llevan la batuta y muchas veces son los que dictan la agenda de los poderes democráticos que teóricamente tendrían que ser algo real.

Bueno queda patente en ‘La ciudad que nunca existió o ‘Está que arde’, que son canciones que veo que tienen un poso, no apocalíptico, pero sí triste en ese sentido, pero también figurando lo que hay.

Sí, bueno. Por ejemplo, ‘La ciudad que nunca existió’ fue una canción que surgió al pasear por las calles de mi ciudad o por las calles de cualquier ciudad. Últimamente vas pasando por calles que hasta hace muy poco estaban llenas de actividad, de comercio, de negocios… y vas viendo los locales cerrados; “se traspasa”, “se alquila”, “liquidación por cierre”… y tal y cual. Y eso que hace unos meses estaba todo en ebullición, pero de buenas a primeras es como que eso fue un espejismo y ahora nos hemos dado de bruces con la cruda realidad. De ahí surgió un poco la canción. Se refleja mucho cuando digo lo de que “cerró el taller y el salón de baile”. ‘Está que arde’ también iría por ahí. Yo siempre parto de que la materia básica que me da pie a las canciones es la realidad que me rodea, el mundo que me rodea.

 El costumbrismo…

No, pero a partir de eso las elaboro de tal manera que no es tampoco un retrato hiperrealista o periodístico; yo no soy un redactor de noticias que ve una cosa y la transcribe tal cual, no creo que sea mi misión como compositor, si no que están mis propias emociones, mis propios sentimientos y mis propios sueños que interfieren en esa realidad. Y claro, hay un poso surrealista en muchas de mis letras también.

¿Seríamos ilusos por creer en las señales? Antes de haber vivido lo que cuentas en las canciones, se veía venir en parte porque había señales. ¿Tú crees que somos ilusos por creer o por ver señales de que va a venir algo mejor?

Yo no veo esas señales que indiquen la venida de algo mejor. Esas señales las ven Rajoy y Montoro. Pero sí, era evidente de que iba a pasar lo que ha pasado… o algo parecido. Bastaba con hacer una reflexión de sentido común. Un país que estaba creciendo como estaba creciendo España hace cinco años, de esa manera, solo basado en dos cosas; en el turismo y en la construcción, no tenía mucho futuro. La construcción no podía ser infinita, no podías estar levantando casas en España sin fin, porque ni la población crecía como para ocupar esas casas, ni había industria ni nada. Sólo había eso. En el momento que una de esas dos patas se ha ido a tomar viento, el país entero ha ido a parar al pozo. Pero eso cualquiera con sentido común lo veía. Lo que pasa es que los políticos fomentaban eso, daban todas las facilidades para cambiar las leyes de recalificación de suelos, de ordenación urbana y demás. Claro, todos los municipios de España y pequeños pueblos  multiplicaron su extensión. Eso se fomentó desde la política. Realmente a la gente también le interesaba porque había trabajo, pero yo creo que la responsabilidad de los políticos hubiera estado en hacer eso de manera racional. Y claro, los que más salieron ganando ahí fueron la banca porque la banca siempre gana. Se frotaba las manos viendo que los políticos estuvieran por la labor de fomentar ese enriquecimiento especulativo.

Hasta que todo se vino abajo…

Efectivamente. Llegó un momento en el que la pirámide se hundió. En España no hay industria, la industria que había importante en España desapareció en los años 80, y bueno… las señales positivas no las veo yo por ningún lado.

 ¿Entonces habría que dejarlo todo al azar?

No, la verdad es que es complicado, pero habría que buscar otras alternativas. La verdad es que tampoco tengo grandes respuestas para eso, no creo que sea mi misión. Pero tampoco dejaría todo al azar.