Havalina nos muestra en Cats de lo que son capaces con la gira de «h».

He comenzado a escribir el título de esta crónica de esta manera porque es lo que sientes dentro de tu cabeza cuando los escuchas en directo. Una histeria manejada por Manu Cabezalí, Javi Couceiro e Ignacio Celma durante aproximadamente dos horas, un concierto que de menos a más comienza a golpearte canción a canción, acorde a acorde o riff a riff.

Llena la Sala Cats, este trío comenzó el bolo con “Las hojas Secas”, del mismo nombre que el álbum anterior a “h”, y así empezar a desgranar nuestras mentes y envolvernos en un aura de rock que pocos grupos españoles pueden hacerte sentir.

Fue un tira y afloja durante todo el bolo, donde se puede notar el estado sentimental y la estancia en los procesos del grupo, donde los sentimientos positivos y negativos se golpean sin cuartel llevando al límite los instrumentos y que lo único que puede salir de ellos son temas de un nivel a la altura de pocos grupos. Manu impartía de un lado a otro del escenario lo que mejor hace, tocar la guitarra como si fuera una extensión más de su cuerpo, y con “imperfección” su muñeca empezaba a calentarse para comenzar a escupir acordes que se sostenían durante un tiempo en la atmósfera de la sala.

Havalina-SalaCats

“La Antártida empieza aquí” y “Viaje al Sol” nos enseñaban que Couceiro (batería) e Ignacio (bajo) se sentían cómodos en el escenario en una armonía de perfección absoluta pero siempre gobernados por la guitarra y voz de Manu. Recordando épocas pasadas, no se olvidaron de “A golpe de bisturí” del álbum del 2008 “junio”, que ponía la nota melancólica entre acorde y acorde.

Pasando por “Objetos Personales” y “Compañía Felina”, y con más de la mitad del concierto escuchado, llegaron, para mí, dos de los temas que desencadenan, a golpe de bajo y precisos toques de guitarra, una melodía mental que te lleva a una histeria neuronal fuera de cualquier sala de conciertos. Estés donde estés, los sutiles detalles van golpeando de manera inherente tu cabeza.

Primero con “Incursiones”, que transporta a la misma habitación que la letra te suelta junto con los sonidos sucios, desnudos y ensordecedores que siempre hay detrás de estos genios y después con casi siete minutos (oficiales, en el concierto fueron más) de “El Estruendo” con el que hicieron que nuestras cabezas explotaran con la apisonadora sónica que es esa canción. Para disfrute de los presentes, no tuvimos uno sino dos bajistas, pero para estos últimos temas se incorporó Jaime Olmedo, el segundo bajista de Havalina, y digo segundo de una manera orgullosa y sin menosprecio porque este señor toca muy pero que muy bien el bajo.

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Para terminar, bueno antes de los bises, y con más de uno y dos riffs corriendo por nuestras venas en plena excitación mental transitoria nos dejaron “Mamut” y “Música para Peces”, otro de los temas que, aunque melancólico, te lleva a un “reverso tenebroso” que atrapa.

A la vuelta, los bises no desentonaron en absoluto y nos soltaron “Duermen”, “Animal dormido, animal despierto” y “Desierto”, otro tema que te lleva a los adentros más turbios de tu cabeza y por qué no decirlo de tu corazón.

Fue un concierto donde tocaron al completo “h” -lógico- pero incluyendo en el setlist temas de sus anteriores discos que cuadraban a la perfección el bolo que estaban ofreciendo.

Havalina-SalaCats

Como ya he dicho al principio, se notan mucho los estados emocionales pero no la calidad de los álbumes (“Las Hojas Secas” es un golpe emocionalmente destructivo dispuesto a ser querido por cualquier oído). Este grupo te deja del revés, te lleva de una lado a otro con sus directos y te deja punzadas pasionales con sus letras y ritmos. Que un grupo te ponga los pelos de punta con su música es muy difícil y Havalina me lo hace sentir. No hace falta decir lo genios que son componiendo, produciendo y tocando en directo, una maravilla para los oídos.