140 es el primer trabajo del grupo Anaut

Sería un error empezar hablando de “140”, el primer disco de Anaut, poniéndole una etiqueta, algo muy habitual en el ámbito musical. No sería posible porque en este trabajo coinciden muchas influencias, estilos distintos: Rhythm and Blues potente, Swing elegante, toques de Jazz y Soul para temas más íntimos, Country para bailar. Demasiada diversidad como para poder contenerlas todas en un solo recipiente.

Es necesario resaltar que los pequeños detalles cobran una gran importancia, lo que suele ocurrir en procesos artesanales, donde se crea pensando en la calidad no en la cantidad.

El título, “140” no es casual. Representa a las 140 personas que han contribuido económicamente para que se hiciera realidad. Es otro ejemplo de una de las prácticas que están cobrando fuerza en tiempos de crisis, el “crowdfunding”, que permite que personas anónimas se conviertan en parte de un acto creativo.

Es un disco de banda. Todos los instrumentos son imprescindibles para conseguir un sonido redondo, empastado, de calidad. Alberto Anaut pone la cara y la voz (gran voz por cierto) a un conjunto de músicos todos ellos formados en conservatorios, lo que se nota en el alto nivel técnico general. Si uno saliera de la ecuación, el resultado final no sería el mismo.

El primer corte es “Phoney Money”. Aunque el inicio parece anunciar un espiritual piadoso, da pie un torbellino de ritmo que recuerda a temas de “Spencer Davis Group”, que hace las veces de uno de esos bastones largos de los dibujos que te engancha por el cuello y te mete de cabeza en el disco antes de que puedas dejar de escucharlo.

Alterna después temas de un carácter intimista, más pausados y personales, con otros que nacen desde la pasión por géneros como el blues, swing, soul o jazz.

Al primer bloque podrían pertenecer “Jump On”, “Fight Back”, “Who Are you”, “I Will Let You Know”, “Learning How To Live Alone” de corte más melódico donde voz , teclados y trompeta adquieren mayor volumen, arropados en un segundo plano por el resto de instrumentos, defendibles todos ellos en un formato más acústico sin perder su magia. Un jazz de seda, suave, flota en todos ellos

A ese segundo bloque incorporamos temas como “Dont Cross That Line” o “I´m Gonna Change My Mind” con un excelente duelo vocal entre Alberto Anaut (profesionales musicales afirman que se ha comido a algún cantante negro de los 70 para poder cantar así) y Aurora García. Aunque las guitarras y el Hammond tienen un evidente aroma de blues, la sección de vientos aporta un ritmo de swing elegante. Acertada combinación.

A su aire está “Blas”. En el justo medio, decide hacernos bailar con un composición alegre, sobre un perro al que parece que Alberto Anaut le tenía una gran simpatía y ha querido dedicarle un recuerdo en formato de country con toques de canción de carretera.

No olvidar la única versión que podremos encontrar en el disco, nada menos que “Hallelujah I Love Her So” de Ray Charles, con un toque personal algo más fresco pero dejando claro el absoluto respeto por el original. Este homenaje sirve como muestra de los lugares en que han bebido los componentes de Anaut.

Sería muy fácil acabar con un cliché clásico: “es tan bueno que no parece español”. No es así, simplemente es tan bueno porque lo ha compuesto un conjunto de auténticos músicos por formación y pasión, que no pretendían crear “algo que aquí no se hace”, sino un disco de calidad que defender sobre un escenario.

El objetivo está conseguido, solamente falta esperar que el público responda.