Yo quemé a Gram Parsons primer disco de Victor Sánchez en solitario

Al contrario de lo que pudiera insinuar el título, en “Yo quemé a Gram Parsons” no encontraremos aquí tendencias violentas, sino todo lo contrario.

Sin duda, el primer disco en solitario de Víctor Sánchez tiene un marcado sello artesanal, de producto realizado a fuego lento, cocinado sin prisa, dándole el punto justo de cocción.

Y como tal debe también degustarse para apreciar todos sus matices, sus sabores, paladeando sus 6 canciones con calma, dejándolas macerar en la lengua, que crezcan a su ritmo.

Esta puede ser la palabra clave para entender de una forma más global este trabajo: pausa.

Musicalmente el predominio de la guitarra es indudable, por otro lado algo lógico teniendo en cuenta la sólida trayectoria musical anterior  de Víctor acompañando a José Ignacio Lapido. Pero no es una guitarra con ínfulas de solista, acompaña a la voz de forma discreta, dándole el protagonismo principal.

El conjunto instrumental crece al estar perfectamente secundada por el resto de músicos, ofreciendo un sonido empastado, limpio, sin efectismos.

Escuchando las canciones una a una, la sensación es la de estar ante un disco intimista, cercano, casi privado, como si Víctor lo hubiera concebido para cantarlo cara a cara, al oído de cada uno de nosotros.

Cada tema es una pequeña historia, un cortometraje hecho de letras muy personales, que parecen nacidas de la experiencia personal y la observación paciente. Nos muestran a un artista con mucho que contar y ganas de poder compartirlo.

Con un inicio algo más rápido en “El Rescate” y “El Contrato”, el tiempo se ralentiza en los tres siguientes temas “Níscalo”, “Una razón de fe” y “Entre Hilos”, acabando con ecos de Dylan en “De la Paz”.

Un oasis de paz, un momento de calma para respirar, sin prisas, si acordarse del reloj, necesario especialmente en estos tiempos de exceso de  ruido.

Apuesta intimista, distinta, “rara” e interesante que huye de la inmediatez. Puede resultar arriesgada ante un gran público ávido de productos de rápido consumo y más rápida digestión.

Esperemos que no sea así