Julio de la Rosa colecciona sabotajes y bellas canciones
Julio de la Rosa nos presenta un trabajo grandilocuente, ¿cómo definir de otra manera sino un disco que rebosa talento por los cuatro costados?. Bien sabemos ya de la capacidad del autor para crear melodías y letras de categoría, con desgarradoras cargas de profundidad que desarman al más pintado, así pues, el resultado no nos sorprende. Por si fuese poco todo lo anterior, esta vez se ha querido rodear de la flor y nata del panorama patrio: Josephine Ayling (Boat Beam), Bunbury, Ana Franco (Coffe & Wine), Nahúm García, (Clint), Miren Iza (Tulsa), Nieves Lázaro (J.F. Sebastian), Ainara LeGardon, Dani Llamas (Gas Drummers), Xoel López, Juan Alberto M. (Niños Mutantes), Hannot Mintegia (Audience), Miguel Rivera (Maga) y Anni B. Sweet, ahí queda eso. Y para rematar esta alineación de gala, en el plano musical tiene a los músicos de unas de las bandas que más halagos se han llevado en ese aspecto en su trayectoria: Havalina, o lo que es lo mismo, Manuel Cabezalí a la guitarra, Ignacio Celma al bajo y Javier Couceiro a las percusiones, que se unen a su inseparable Abraham Boba al piano; Pau Roca (LHR) y Jorge Fuertes (We Are Standard) a la batería.
Los «Pequeños Trastornos Sin Importancia« de Julio son la perfecta combinación de chulería, mala baba, rabia contenida y desesperación por agotamiento que crean esos devaneos que el ser humano sufre por el ambiguo sendero del amor y el desamor.
Traga corazones, desmiga, como si de pan para las palomas se tratase, los sentimientos y, no contento con eso, le pone algún que otro ritmo apetitoso para degustarlo sin rechistar.
Coros que merodean en la cabeza de Julio saltando, jugueteando, hablando en primera persona, soltando frases al aire con mensajes subliminales y aconsejándole en este caminar por el desierto.
Este disco está implícitamente recetado para personas con deficiencias agudas en el plano sentimental. Administrar en tomas de cuatro horas según el estado de agitación mental.
Si usted está sobrado: «Kiss Kiss Kiss me» , si ya no quiere que le vengan con memeces: «Colecciono sabotajes«, quizás busca una venganza sangrienta de esas de “Quiero que te escueza tanto que te quieras arrancar la piel” pues: «Maldiciones Comunes» y antes de que su destino sea una húmeda buhardilla en el norte de una gris ciudad, ruegue por «El amor saludable«, puede que alguien le escuche, eso sí, pero antes escúchele a él.