Supersubmarina. La Riviera. 12-12-12.
Porque una imagen vale más que mil palabras y porque una crónica se puede empezar de muchas maneras… nosotros hemos querido reflejar a primera vista lo que un grupo de amigos puede llegar a hacer encima de un escenario.
Son cerca de cinco años desde su nacimiento, miles de kilómetros en furgoneta recorriendo el país de punta a punta y muchos carteles de Sold Out para una banda tan joven como Supersubmarina. Quien todavía no haya oído hablar sobre estos chicos del sur de la península ibérica (de Baeza concretamente, como ellos remarcan en cada uno de sus directos para dejar bien claro cuáles son sus raíces), tiene un gran descubrimiento por delante.
Esta semana visitaban Madrid con un reto por delante: contentar a todos los asistentes de sendos llenos absolutos. Y es que vender todo el papel por dos días consecutivos en la mítica sala La Riviera no es moco de pavo. Ni tampoco cuestión de suerte. El principal motivo de tal éxito se debe al trabajo minucioso y perseverante, el del día a día, el de ser cabezotas para llegar hasta aquí como ellos dicen. El no tener miedo a abrir un concierto con algo pausado como Para dormir cuando no estés, y que desde la primera la canción el público ya esté entregado, también les hace grandes.
La noche del 12 de diciembre se presentaba ecléctica, aunque según pasaban las dos horas que duró la puesta en escena de estos cinco veinteañeros, ese ecléctica se podría modificar por explosiva. Tras temas como Ana, El baile de los muertos o LN Granada, nadie quería dejar de ver esas guitarras en constante movimiento, y de escuchar esa voz y coros tan melódicos. La mezcla de temas antiguos con otros más recientes, y sumando el último fichaje con Javier Serrano a los teclados, hacía que la fiesta tuviese un sonido top.
Algunos temas fueron más coreados que otros (El Encuentro, Canción de Guerra, Supersubmarina, En mis venas), al escuchar De las dudas infinitas hubo mucha cara de nostalgia y mucho baile y movimiento de culete con la reincorporación de Elástica Galáctica. Todo esto seguido de un ¡¡Otra, otra!! para dar paso a unos bises que traían toda la energía posible. Kevin Mc Alister se apuntó a este fin de noche de una manera Hermética, para corear grandes hits como Puta Vida o Cientocero, entre la Niebla producida por los cánticos de los ‘bichos’ en XXI.
Si hay un pero, este sería la escasa interacción con el público, el cual solo escuchó la voz de Jose para recibir un sentido agradecimiento y un comentario sobre la presencia policial dentro de la sala. Esa falta de carisma, en parte, puede ser por querer tenerlo todo bajo control ante sus seguidores incondicionales. Y lo hacen bien. Y lo harán mejor cuando el tiempo les vaya dando todos esos matices. El no hacer las cosas a matacaballo y el cariño mutuo de grupo-público harán el resto. Esto no ha hecho más que empezar.